Bedlam. Análisis PS4

Bedlam

Piensa en todos esos FPS que tanto triunfaron durante los años 90 como Quake o Doom, si te iniciaste en el mundo de los videojuegos durante esa década seguro que les has dedicado horas y horas. Ahora imagínate siendo el protagonista de esas historias, imagina que tienes que superar por completo uno de esos juegos para poder volver a tu vida normal, en eso se basa Bedlam. Un homenaje a los primeros shooters basado en la novela de Cristopher Brookmyre con el mismo nombre.

Vuelta a los 90’s con virtudes y errores

Despertamos y nos encontramos en un mundo pixelado, en nuestras manos un arma de fuego y una cuchilla como únicos objetos con los que defendernos. Comienza nuestra aventura en Bedlam, varias horas en las que avanzar a través del juego significará avanzar por las diferentes fases que ha atravesado el género de los shooter con niveles inspirados en Doom o Medal of Honor.

Estos cambios en la ambientación y en el estilo de juego que irá cambiando mientras superamos niveles se entrelazan con pequeños guiños con otros juegos míticos de la época como Pac-Man o Space Invaders que hacen algo más ligero el transcurso del juego.

A todo esto debemos añadirle unos textos divertidos que nos evitan la tensión que muchas veces ocasionan los juegos de guerra.

En definitiva si nos centramos exclusivamente en la narrativa de Bedlam encontramos un título correcto en su historia cuyo mayor logro es que hará aflorar la nostalgia entre los jugadores más veteranos.

Un repaso fiel a la historia

Como ya hemos dicho antes Bedlam nos sitúa en un primer momento en un juego que estéticamente nos recuerda a títulos como Quake y va avanzando durante su transcurso pasando por etapas que nos trasladan innegablemente a escenarios ambientados en Medal of Honor primero y otros más similares a los de Halo después.

Esta evolución se ha plasmado muy bien en el aspecto técnico y podemos notar como el juego evoluciona gráficamente al ritmo en el que pasamos de fase en fase por la historia de Bedlam. Esto lo comprobamos al ver el aspecto pixelado tan característico de los primeros videojuegos del género FPS que nos encontramos en los primeros minutos de juego y las últimas misiones cuyo aspecto son totalmente diferentes.

Si hablamos de esos pequeños minijuegos que nos dan un pequeño respiro de la trama principal de la historia hay que resaltar la originalidad técnica que reside en algunos niveles como el inspirado en Space Invaders pero con una perspectiva tridimensional.

En cuanto al sonido hay que mencionar que los efectos sonoros están muy logrados pero al contrario los temas musicales no terminan de encajar con esa atmósfera a la que nos trasladan los escenarios.

Una jugabilidad demasiado retro

Una de las características que más llama la atención cuando comienzas a jugar a Bedlam es que no solo el aspecto gráfico del juego es retro, sino que la jugabilidad es muy similar a la que podíamos disfrutar, o sufrir, en los juegos de finales de los 80 y durante la década de los 90.

El problema surge cuando ves cómo avanza el juego y con él mejora la parte gráfica haciendo referencia a videojuegos más modernos pero la jugabilidad se queda un poco estancada. De esta manera nos encontramos disparando un arma moderna que se mueve algo trabada y que no tiene demasiada precisión.

Al fin y al cabo lo que nos encontramos es un cambio de la fachada en cada uno de los niveles, que en el fondo contienen la misma jugabilidad bastante mejorable.

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Esta jugabilidad tosca que en ocasiones, sobre todo cuando el juego se torna más difícil, puede acabar con nuestra paciencia. Esto unido a que en algunas ocasiones los puntos de control se encuentran en lugares que carecen de sentido por encontrarse demasiado cerca o demasiado lejos entre ellos, o justo al lado del final del nivel, hace que la dificultad del juego tenga picos algo irregulares.

Conclusiones de Bedlam

Estamos ante una gran idea muy original y con algunos aspectos dignos de una obra maestra como sus divertidos gags en las conversaciones o la nostalgia muy bien trabajada con la retrospectiva a través de un género como son los shooters.

El problema de Bedlam es la falta de trabajo en su jugabilidad, precisa ser algo más correcto en sus últimas fases y este aspecto provoca que un juego que podría ser una de las grandes sorpresas indies se quede en poco más que un juego entretenido.

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