Dark Souls 3: Ashes of Ariandel. Análisis PS4

Ashes of Ariandel

El tema de los DLCs es polémico. Normalmente se tiene asociada la rutina actual de sacar expansiones constantes en todos los juegos, pagar más por disfrutar del juego completo o a pagar más por conseguir aquel mapa multijugador, aquella skin tan chula o aquella arma que tan bien funciona. Términos como Pase de Temporada o Deluxe Edition vienen, normalmente, de la mano cuando se avecina un lanzamiento y te propones reservar un juego. Puede que suene al típico fanboy (y seguramente lo sea) pero los DLC de From Software son la definición perfecta de cómo debería ser un contenido descargable en un videojuego. No se trata de pagar por jugar al juego base completo, se trata de pagar y ofrecer a los fans de, tanto de la saga Souls como del exclusivo de PlayStation 4 Bloodborne, una experiencia alternativa y, normalmente, más desafiante que el juego original. Es por eso que los fans llevábamos varios meses esperando Ashes of Ariandel con un hype insultantemente vergonzoso. Hemos tenido que pasar montones de trailers, actualizaciones del juego base e incluso, los usuarios de PlayStation 4, hemos tenido que lidiar de la manera más adulta posible que la expansión de Dark Souls 3 haya salido 4 días antes, por error, para los usuarios de Xbox One.

Sólo los valientes podrán continuar

Pero ya está, ya lo tenemos entre nosotros y, puede que el propio hype haya jugado en contra del DLC, pero el mundo Pintado de Ariandel nos ha dejado un poco fríos y no, no es un juego de palabras con el ambiente helado y la nieve en la que se desenvuelve el juego, digamos que From Software tenía puesto el listón muy alto en lo que se refiere a sus contenidos descargables.

Miyazaki sabe cómo saciar de desafíos y retos a los fans más hardcore de la saga Souls gracias a los DLCs, recordemos, por ejemplo, a la primera expansión de todas, aquella que nos transportaba a Oolacile y nos metía de lleno a descubrir en nuestras propias carnes la dureza del abismo y a conocer a uno de los jefes más carismáticos y emblemáticos de toda la saga Souls como es el caballero Artorias.

Las expansiones tanto de los Souls como de Bloodborne siempre se han caracterizado por subir un poco el listón a la dificultad base del juego y Ashes of Ariandel cumple con las expectativas en ese aspecto.

En primer lugar, como es costumbre, la entrada a Ashes of Ariandel está perfectamente integrada en el juego, nada de menús ni de accesos directos para entrar al nuevo contenido, el requisito es haber llegado a cierta catedral para desbloquear el Mundo Pintado de Ariandel hablando con un NPC que nos entrega un trozo de cuadro a modo de llave para sumergirnos de lleno en las tierras heladas donde se desenvuelve todo el DLC.

La sensación gélida, una vez introducidos, es constante y, como ya sucedía por ejemplo en Artorias del Abismo, lo primero que nos vamos a encontrar es un terreno abierto, nada de pasillos que hacen que la sensación de estar expuestos ante los nuevos enemigos sea constante.

En Ashes of Ariandel nos encontraremos ante nuevos enemigos completamente distintos a los ya conocidos en el juego original, algunos compartiendo mecánicas de enemigos más familiares, como es el caso de los lobos, que son prácticamente iguales a los clásicos perros del Dark Souls 3 o un lobo gigante (no, no es el lobo que todos pensamos) que puede recordar, tanto en movimientos como peligrosidad de sus ataques a los lagartos gigantes de Irithyl, pero también nos vamos a encontrar con enemigos con mecánicas completamente distintas a las vistas anteriormente y mucho más peligrosos que lo que podemos pensar como es el caso de varios vikingos grandes que de por sí uno sólo es peligroso pero en muchas ocasiones nos veremos obligados a lidiar con varios de ellos y con las diferentes formas de combate de cada uno, siendo un martillo que causa terremotos o un arco con flechas que estallan al impactar con el suelo las armas más peligrosas de estos enemigos, unos de los más peligrosos que se recuerdan en un Souls.

Dentro del cuadro

Las zonas del mundo pintado de Ariandel están claramente diferenciadas en tres. La primera de todas es la ladera nevada con un mapeado bastante amplio, pero no más que por ejemplo el torreón de Farron o el camino de los sacrificios de Dark Souls 3 pero sumando la pequeña ventisca, los enemigos y los amigables árboles pirománticos que nos encontraremos en la zona, si no tienes buena orientación, puedes llegar a perderte y a no tener muy claro por donde avanzar.

Todo lo contrario que en la segunda zona, siendo la más pasillera de Ashes of Ariandel, aquí nos encontraremos todo tipo de enemigos y si sois como un servidor y odiáis los estados alterados que provocan por ejemplo el veneno o la hemorragia… pues os vais a hartar. En esta zona, aparte de encontrarnos una de las armas, más originales y rompedoras del Dark Souls 3, también os vais a encontrar a bastantes enemigos hiperactivos dispuestos a reventarte con dicha arma que provoca uno de esos estados alterados y unas moscas un pelín desagradables que harán replantearte si hiciste bien en meterte en ese lugar infestado de ellas.

Todo ello para acabar en la última zona, la zona del jefe final.

Ya sabemos que muchos de los personajes y jefes más carismáticos de los juegos de From Software provienen de los DLC, salvando el caso de Ornstein y Smough pero bueno, a estas alturas de la película podremos obviar a esos dos entrañables personajes para poneros como ejemplo al propio Artorias o a Ludwig de Bloodborne.

En Ashes of Ariandel tendremos uno de los combates épicos que se recuerdan en un videojuego de From Software y el jefe final del DLC puede llegar a ser el combate más recordado de todos los juegos de Miyazaki (sí, te miro a ti Lady Maria).

Pero, por muy desafiante y único que sea el combate y, sin hablar del jefe opcional que servirá para poder desbloquear la arena PvP, sólo un jefe final obligatorio en un DLC de From Software deja un poco con ganas de más, viniendo del DLC que sentó catedra de cómo se debe de hacer una expansión de forma perfecta como es el DLC de Bloodborne. No costaba mucho ponernos, por lo menos, un jefe más en la aventura para acabar de redondear nuestro paseo por la nieve de la mejor manera posible. Pero en fin, para ello deberemos esperar al próximo y ultimo DLC de la franquicia Dark Souls.

Batalla campal

Y es que para muchos la arena PvP era de lo más esperado de Ashes of Ariandel. Era algo que se echaba en falta y que mucha gente, entre las cuales me incluyo, seguía jugando al modo duelo del Dark Souls 2 para encontrar combates justos y salir de la explanada del Pontífice Sulyvahn donde se montaban los clubs de lucha del Dark Souls 3. Nunca entendí porque decidieron quitar una mecánica tan buena de la segunda entrega de la saga e ignorarla completamente en esta tercera parte. La obsesión de Miyazaki por obligarnos a olvidar y a hacer que Dark Souls 2 nunca ha existido hizo que mecánicas muy chulas como esa arena PvP desaparecieran, más que nada porque en el DLC del Dark Souls original ya incluyeron una arena PvP, sinceramente, en los tiempos que corren y que el modo multijugador online está tan extendido en la comunidad gamer actual hace que esta arena PvP sea bien recibida pero, sinceramente, llega tarde quedándose un poco corta.

Si bien es cierto que tenemos varios modos de combate, entre los cuales se incluyen el modo duelo o combates todos contra todos de dos a seis jugadores, así como un modo cooperativo también hasta seis jugadores, es en el tema de no tener un ranking o pocas arenas en lo que más cojea este modo.

Lo que verdaderamente engancha en los juegos competitivos online es el sentirte el dueño del mapa y de la partida. Algo tan común como es una clasificación de victorias generales en un combate puede justificar el quedarte horas hasta que haces la captura de pantalla y la subes a tus redes sociales presumiendo de estar el primero en la clasificación. Algo común pero que, incomprensiblemente, no encontraremos en la arena PvP. Sí tenemos un marcador que refleja el número de victorias en la partida pero no sabemos en ningún momento las victorias que llevan los demás, por lo que saber en cada momento cual es nuestra posición y cuántas bajas nos faltan para colocarnos en la cabeza del ranking sólo se puede hacer llevando la cuenta de memoria, algo medianamente sencillo en combates 2 contra 2 teniendo a el resto de jugadores controlados en todo momento, pero prácticamente imposible de saber en las peleas locas de 6 contra 6 donde cada jugador va a su rollo y está al acecho de «robarte» una baja o darte caza mientras estás ensañándote con otro.

Hablar de pocas arenas me parece ser muy generoso ya que sí, hay pocas, más que nada porque solo hay una. La posibilidad de poder elegir arena en el menú de personalización del combate existe, el problema es que no se puede utilizar porque sólo tenemos una arena para elegir. Ese detalle indica que seguramente, en un futuro, con distintos parches y actualizaciones los temas, por lo menos de las arenas, se irán ampliando y seguramente con el tiempo el modo multijugador de Dark Souls sea como debería ser, ya que ahora mismo a pesar de estar muy bien implementado los tiempos de carga son bastante rápidos y el respawn tanto tuyo como de los enemigos es bastante fluido, se echan en falta ciertas cosas que en los tiempos que corren deberían ser obligatorias de incluir en todo modo multijugador.

Conclusión de Ashes of Ariandel

La espera ha sido larga y en parte ha merecido la pena para volver a sumergirnos en la saga Souls descubriendo nuevos secretos, lugares y volver a vernos las caras con uno de los jefes finales más poderosos de la saga Souls. Pero Ashes of Ariandel deja un poco fría a la comunidad más fiel de la franquicia de From Software, entre otras cosas, porque vienen de un DLC redondo como fue Antiguos Cazadores de Bloodborne y ahí From Software puso el listón muy alto.

Nos encontramos con bastantes guiños a la primera entrega de la saga y uno en concreto que nos hará volver, por un momento, a cierto mundo pintado y no precisamente por Ariandel.

Es por eso por lo que si eres fan de la saga Souls y todo lo que rodea al señor Miyazaki deberías dar una oportunidad al DLC, todo sea por ser partícipe de uno de los combates contra jefes finales más épicos desde Lady Maria de Bloodborne. Nos vemos en la arena PvP ¡Praise the Sun!

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