El Mundo Sigue. Crítica

El mundo sigue

50 años después se reestrena la película maldita de Fernán Gómez, una obra que mereciera estar en el olimpo de lo mejor del cine español de todos los tiempos.

El 10 de Julio de 1965 se estrenó en un cine de Bilbao, casi a escondidas y con nocturnidad, el filme “El Mundo Sigue” que Fernando Fernan Gómez ya había concluido en 1963 pero que hasta esa fecha no se pudo estrenar por problemas con la censura franquista. A partir de ahí la cinta sufre diversas vicisitudes que hicieron que pasara a un injusto olvido durante demasiadas décadas pese a su indudable calidad. De ahí que fuera considerada como la película maldita de Fernando Fernán Gómez.

Pero este verano gracias a la feliz iniciativa de A Contracorriente Films podremos disfrutarla en pantalla grande y con copia restaurada ya que se reestrena coincidiendo con el cincuenta aniversario en varios cines de toda España.

Se trata de reparar una injusticia histórica, como se encargó de recalcar el cineasta Fernando Trueba en un reciente acto de presentación de la película en la Academia de Cine, acto que se vio arropado por la presencia de Helena Fernán Gómez, hija del director, y Gema Cuervo, coprotagonista del filme, y en el que tras su visionado siguió un coloquio en el que participaron entre otros Antonio Resines, José Sacristán o Juan Sterlich.

Aconsejamos encarecidamente el visionado de este filme, basado en la novela homónima de Juan Antonio Zunzunegui, pues representa lo mejor de la prolífica obra de su director, el cual también se reserva uno de los papeles protagonistas.

“El Mundo Sigue” es un drama trágico ambientado en los primeros años 60 en el barrio madrileño de Maravillas que refleja de forma descarnada la pobreza no sólo material sino también moral en la que vivían los españoles en esa triste época de nuestro pasado.  La película nos narra las penurias de la familia protagonista encabezada por Eloisa, resignada madre y esposa, su marido, guardia municipal, su hijo antiguo seminarista obsesionado con la religión, y sobre todo las dos hermanas cuya envidia y odio visceral es la trama central de la película. Una de las hijas, Eloisa (Lina Canalejas) tiene varios hijos y pasa enormes penurias económicas debido al comportamiento de su esposo, interpretado por Fernán Gómez, un camarero crápula obsesionado con el juego. La otra, hermana, Luisita (interpretada por una guapísima Gema Cuervo) está soltera y goza una desahogada posición económica gracias a su relación con varios hombres. Ambas se profesan un odio cainita que tendrá trágicas consecuencias.

Aunque la envidia es el tema central del filme, no por eso dejan de abordarse otros temas muy delicados para le época como el aborto, la prostitución, la dificultad para medrar y prosperar en una sociedad hermética e hipócrita, o la ridiculización de la religión en la figura del hermano. Aunque el ambiente es machista, con varias escenas de violencia que retratan de forma realista una época, el filme tiene un eco decididamente feminista pues son las mujeres quienes al fin y al cabo representan la fortaleza y el carácter frente a unos hombres débiles y ridículos. El mensaje de la cinta es muy pesimista con la sociedad y la mentalidad de la época.

Cinematográficamente la película tiene importantes hallazgos no habituales para le época como son el empleo de cierto tono documental en un impecable blanco y negro para retratar la vida de barrio en la gran ciudad, el empleo de flashbacks (como el muy memorable de Luisita cuando sube las escaleras y va rememorando momentos felices de su vida, o el de Eloisa en el momento final de la película) o el retrato minucioso de la ansiedad en la magnífica escena de la perpetración de un robo.

En fin, una película que todo buen amante del cine español no se debería perder pues supone el rescate para la posteridad de una auténtica joya injustamente tratada por la historia.

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