El problema de la saga Final Fantasy XIII. Opinión

Final Fantasy XIII Game It

La trilogía de Final Fantasy XIII, desde su desarrollo, ha sido un fuego cruzado de opiniones entre personas a las que les gusta y gente que no puede ni verlo. Esto se debe, mayormente, a que ha sido una trilogía que ha intentado experimentar dentro de una saga, por aquellos entonces, más tradicional. Las decisiones con las que fueron experimentando algunas salieron bien y otras no tanto. Solo hay que recordar que, en su planteamiento, FFXIII iba a ser la cabecilla de un proyecto más grande llamado Fábula Nova Crystalis, la cual se estructuraba de FFXIII, FF Versus XIII y FF Agito XIII. El proyecto se canceló dejando atrás la idea de un universo común para los videojuegos, dejándolo en juegos independientes entre ellos convirtiendo Versus XIII en FFXV y Agito XIII en Type 0. Afectó evidentemente al desarrollo de los mismos, pero hoy vamos a centrarnos en la saga principal y cómo ha quedado en la memoria de muchos como una saga más que olvidable.

Final Fantasy XIII

Su primer videojuego fue Final Fantasy XIII, el cual vio la luz en 2009. Narraba la historia de una serie de protagonistas que vivían en el Nido, una formación parecida a un planeta, en una escala menor que se suspendía en el aire sobre el verdadero planeta al que se le conoce como Paals y cómo se revelan con las deidades que los esclavizaron. La historia, obviando que juega un papel subjetivo, era decente. Resulta interesante sin llegar a ser ni mucho menos complicada ni ambiciosa, era coherente y lógica dentro de sus propias reglas. Los personajes, quizá, se llevaron la peor parte, ya que eran arquetipos muy definido e identificables, por lo que su comportamiento era predecible y costaba mucho empatizar o encariñarse con alguno.

A nivel técnico, era una cal y otra de arena. Gráficamente sorprendió a todo el mundo por su alta calidad, incluso a día de hoy es un videojuego más que competente gráficamente hablando. Sin embargo, el diseño de niveles no estaba a la altura. La gran mayoría del mapeado eran pasillos, sin profundidad ni niveles de altitud, creando un mal sabor de boca a muchos. Los escenarios, aunque bonitos, eran inalcanzables e inexplorables, quedando como una mera estampa que solo se podía apreciar desde la lejanía.

Mecánicamente, el sistema de combate se basó en un combate por turnos a tiempo real con una barra de acción y unos roles que se podían cambiar en mitad del combate. Implementaron el sistema de aturdimiento, el cual daba más juego y profundidad a las batallas. Resultaba dinámico, espectacular y muy satisfactorio, por lo que la experiencia dejaba un buen sabor de boca. El movimiento en el escenario era el mismo que en cualquier FF puesto que se basaba en correr por el escenario sin más. No hubo sorpresas más allá del combate ya que no había más mecánicas como conducción o minijuegos. Artísticamente no hay queja alguna. El diseño tanto de los personajes como de los paisajes eran preciosos y la banda sonora tiene perlas difíciles de olvidar haciendo que la vista y el oído gocen cada vez que jueguen a este título.

¿Dónde está el problema por el cual la gente califica a este videojuego como el peor FF e incluso como uno de los peores videojuegos de la séptima generación? Bien, el problema estuvo en el ruido que se hizo ante los cambios que se aplicaron, las carencias del juego y como dije al principio, el encontrarse en una saga tradicional. Los mapas pasilleros y la historia lineal, fueron el punto de mira de las críticas, ya que los FF se caracterizaban por sus amplios mundos, la libertad con la que se trata la historia y la cantidad tanto de misiones secundarias como de entretenimiento (recordemos el Golden saucer, el minijuego de cartas, blizzball, etc) con la que contaba el jugador. Los personajes tampoco ayudan en absoluto, pues una característica fundamental y seña de la franquicia son los personajes memorables y FFXIII solo encontrábamos arquetipos básicos por lo que no eran para nada buenos personajes. Eran clichés y situaciones preventivas todo el tiempo. Estos dos factores hicieron que el público más veterano y fan de la franquicia enloqueciera con el título, premiándolo con tales galardones. Aun así, no se puede decir que fue un fracaso pues antes de finalizar su primer año ya contaba con 6.2 millones de copias vendidas a nivel mundial. Contaba además con una parte de la crítica y del público que apoyaban las decisiones tomadas por los desarrolladores y alzaban la mano con las carencias del videojuego creando así la famosa dualidad con la que cuenta el primer videojuego de esta polémica saga.

Final Fantasy XIII-2

Dos años después vio la luz la secuela de FFXIII. Secuela, aunque anunciada, no era para nada esperada, puesto que el primer juego tenía un final cerrado o por lo menos, no daba mucha cabida a una secuela. Este capítulo se vería excusado con el argumento de que una de las diosas había llamado a la protagonista Lightning para que sirviera como su protectora pues la amenaza del caos es inminente. El protagonismo recae en su hermana Serah y su compañero en el viaje Noel, los cuales controlaremos a lo largo de la aventura en busca de Lightning.

FFXIII-2 tiene un tono más oscuro y la peculiaridad de los viajes en el tiempo. Se usa la toma de decisiones como un elemento para obtener distintos finales desbloqueables dentro de un árbol de acontecimientos por el que iremos navegando para continuar la trama. Los finales, más que finales, se cuentan como anécdotas que podrían haber pasado, ya que existe un final predeterminado y verdadero al cual habrá que llegar (de hecho, con suma facilidad) para dar por terminado el argumento del videojuego. Esto no tiene por qué ser malo ya que le da una rejugabilidad y una extensión de contenido interesante, pudiendo conseguir finales verdaderamente buenos y otro menos trabajado o creíbles.

A pesar de verse forzado el argumento en un principio, logra encajar y no se nota incoherente o alocado. El tono oscuro y el nuevo villano Caius le dan más seriedad a la trama y lo más importante, carisma. El mapeado es variado, artísticamente sigue siendo una maravilla y el diseño de los nuevos personajes muy acertado e impresionante. El sistema de combate va por la línea del anterior, sin embargo, la implementación de una nueva mecánica cambiaría el planteamiento del equipo. A falta de un tercer miembro en el equipo, los protagonistas tendrán una ayuda externa, un compañero al que previamente habrá que capturar en combate. Efectivamente, se implantaría un sistema de captura y de criaturas las cuales jugarían un papel importante en las batallas ya que jugarían un rol como cualquier personaje lo haría, incluyendo ataques definitivos para más inri.

Es justo decir que esta entrega mejoraba la mayoría de los aspectos de su antecesor, sin embargo, gracias a la mala prensa que se labró el ya mencionado videojuego, las ventas de la secuela se quedaron por debajo del mismo. Aun así, logró vender bastante.

Lightning Returns: Final Fantasy XIII

Su final abierto daba paso a otra entrega que llegaría dos años después con el nombre Lightning Returns: Final Fantasy XIII para finalizar la historia que FFXIII-2 había sembrado. 2013 fue el año en el que la polémica trilogía tocaría a su fin. Literalmente. Adelantándome a las conclusiones puedo decir que Lightning Returns tira por la borda todo lo que FFXIII y su secuela construyeron.

 

La historia se basa en la premisa de que el caos está acabando con la vida en la tierra, Lightning despierta después de un letargo de más de 500 años. La causa de este despertar es que el dios todo poderoso de la mitología de esta saga de videojuegos, ha encomendado a Lightning la misión de retrasar el fin del mundo, al cual le quedan 13 días, con el Nimbo (energía proveniente de los deseos de la gente cuya funcionalidad es alimentar el árbol de la vida el cual puede retrasar la catástrofe) para así darle tiempo al dios supremo de despertar. La premisa en sí es interesante y encaja con lo acontecido en anteriores entregas, sin embargo, conforme se desarrolla la trama se van deslumbrando las carencias e inconcluencias.

Para empezar, el diseño de los personajes es el mismo exceptuando a uno. Y no solo el diseño sigue igual, tras 500 años todos los personajes siguen con los mismos problemas y las mismas preocupaciones, a pesar del tiempo transcurrido y de estar bajo una situación límite. Snow parece haber cambiado para hacerse más cerrado y antagonista, pero tras unos diálogos y un combate se puede ver que sigue igual. Sazh sigue enfrascado en salvar a su hijo al cual acude otro problema, pero la solución al mismo es bastante simple y su resolución al comportamiento de este, más aún. Fang y Vanille siguen estancadas en querer purgar sus pecados (después de haberlo hecho en la primera entrega) y en protegerse la una a la otra. Noel todavía sueña en un futuro con Yuul (razón que tras el tiempo teórico que ha pasado pierde su validez). Hope ni siquiera puede contarse porque queda relegado a una marioneta. Todos los personajes, a pesar de llevar una vida de 500 años (excepto Fang y Vanille) sin saber nada de Lightning y cuando aparece como la salvadora, a nadie le importa y apenas hay interacción más allá del interés. Este problema es aún más grave en las misiones secundarias si se hace un análisis de la situación, concluyendo que no tiene ni pies ni cabeza.

El sistema de combate es el punto fuerte de la saga y en esta entrega no es para menos. Aunque cambiado, el sistema de combate es aún más dinámico que en las anteriores entregas. Contamos solo con el personaje de Lightning como controlable y los roles pasan a ser arquetipos con vestimentas las cuales pueden implementar habilidades y beneficios base además de poder añadirle al gusto. Siguiendo con las mecánicas, se añade un sistema de PG que, explicándolo brevemente, son puntos que podemos gastar en habilidades extraordinarias como pueden ser curar, resucitar ataques especiales e incluso parar el tiempo. Además, se añade a la lista el sistema del tiempo el cual siempre hay que estar con un ojo encima pues al cabo de 24h el personaje vuelve obligado a la base, hay misiones a las que puedes acudir a unas horas, zonas que solo puedes acceder por el mismo motivo, y el límite de 13 días nos pone en la tesitura de no perder el tiempo. En esto también falla. La sensación de ir contra reloj es primeriza, ya que con el paso de los días si se sigue la trama principal se puede observar que hay días y tiempo de sobra literalmente, por lo que no es de extrañar que, al llegar al tramo final, haya que desperdiciar el tiempo en misiones secundarias. Hablando de misiones secundarias, estas representas el peor concepto que se les pueden otorgar. Misiones sin motivación más que la de potenciar al personaje (cosa que se irá muy paulatinamente sí solo dependemos de las mismas). Interesantes se pueden contar con los dedos de una mano, las demás solo seremos el encargado de las tareas de todo el mundo.

La banda sonora mezcla los temas de las anteriores entregas junto a un par de nuevas canciones, por lo que no se puede decir en lo absoluto algo positivo pues reciclar temas no es de buen gusto. Al igual que reciclar modelos de enemigos o personajes punto que ya he tratado con anterioridad. El diseño de los paisajes por otro lado no destaca en lo absoluto salvo la ciudad de Yusnaan. Los demás son simples biomas como lo pueden un desierto o una pradera, la ciudad de Luxerion no es llamativa, en resumen. La calidad gráfica descendió exponencialmente, dejando texturas horribles, animaciones toscas y por lo general una calidad gráfica nefasta en comparación a las anteriores entregas.

La historia, y aquí viene el punto fuerte, como dije al principio tira por la borda todo lo trabajado con anterioridad. Dejando atrás las situaciones bizarras con los personajes después del tiempo transcurrido, la historia pasa a ser predecible desde el primer día. El “villano” al final es el propio dios y Lightning se revela ante el tras una serie de situaciones que se habrían resuelto fácilmente con dos dedos de frente por parte de dios y la protagonista. El villano cae literalmente por el poder de la amistad en una escena sacada de cualquier historia para niños, desenlazando, y esto sí que es impresionante, con la destrucción del mundo en el que habitaban y la mudanza al nuestro. Tras acabar el último título quedan más preguntas que respuestas y más decepciones que alegrías y aún más sabiendo que de una historia tan interesante como se formuló en el anterior, acabe desembocando en este mar de inconcluencias y pereza argumental.

El problema de la saga FFXIII es el desenlace. Factores como la comercialización, cancelaciones de proyectos o incluso el tiempo también han hecho mella, pero no son nada justificables puesto que el tiempo transcurrido entre el primero y el segundo es el mismo entre este y el último, habiendo una diferencia abismal entre ambos. Lo que empezó como un proyecto gigantesco, terminó siendo una saga cuya trayectoria iba en ascenso a pesar de la polémica, pero al final se les dio la razón a los detractores. Querer forzar una saga no siempre sale bien y más si es contra reloj. En su última aventura Lightning no pudo llegar a tiempo para salvarse.

En definitiva, el primer FFXIII es una aventura redonda y sólida que pude gustar más o menos, pero se puede tomar como un juego independiente con una historia cerrada por lo que es recomendable probarlo. FFXIII quizá sea el mejor de los tres, a pesa, de que sembraría la historia que desenlazaría en el último videojuego. Y el último, simplemente no es recomendable.

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