Lords of the fallen. Análisis Xbox One

Lords of the Fallen. Muchas esperanzas teníamos puestas en un título que prometía ser el retorno a la nueva generación de un action RPG a la altura de la generación pasada. Vamos a hablar de un juego que se ha convertido, muy a su pesar, en un reflejo de lo que fue en su día Dark Souls. No solo por su ambientación fría y oscura, sino por su metodología de juego inspirada en una jugabilidad directa tipo hack and slash pero con un pequeño twist: la muerte no es tan preocupante como en el anterior título. Si os gustó el mencionado título en la generación pasada, estamos seguros que este juego de CI Games y Deck13 Interactive os va a encantar.

Típica historia de redención pero interesante

Nos metemos en la piel de Harkym, un expreso, (no como el café), que tratará por todos los medios evitar que termine de despertar un Dios malvado y sus criaturas demoníacas, los Rhogar. No se sale de la norma pero ya sabemos que abusar de este pequeño cliché tampoco es algo que sea inexcusable y menos en los tiempos que corren. Un título de estas características tiene que estar reforzado por una buena historia, porque si no se queda como una mera caricatura y, aunque no es la más original de las narraciones, la verdad es que es entretenida y nos mantendrá pendientes de saber muchas cosas, como por ejemplo por qué tiene nuestro protagonista tatuadas en su cara esas runas. Pero no os preocupéis este análisis es completamente spoiler free.

Nos adentramos un poco en el terreno gráfico y la verdad es que a primera vista luce muy bien. Parece a la altura de la nueva generación. La iluminación es muy buena y, de hecho, se apoya mucho en ese parámetro, porque a la hora de la verdad las texturas y la manera en la que se mueve el título no es tan fluido como debiera. Se aprecian bastantes tirones y bajadas de frame rate pero bueno, son un mal menor que se hace soportable gracias a las hermosas vistas que encontraremos en los distintos castillos y parajes nevados. Parece que muchas de estas imágenes hayan sido sacadas de un libro de El Señor de los Anillos o del sueño más oscuro de un troll de Mordor y nuestro personaje va a poder visitarlas con cierta libertad.

¿Ser o no ser nueva generación? He ahí la cuestión

¿Diríamos que estamos ante un exponente de la nueva generación? Nada más cercano a la realidad, pero las cosas como son, ya empezamos a notar cierta mejoría en el nivel de detalle y fotorrealismo, algo que se busca mucho en un juego en estos momentos.

El tema sonoro llama la atención de manera positiva. En la versión de Xbox One, por lo menos, se disfruta de un doblaje en inglés con subtítulos en castellano que roza el sobresaliente. Los diálogos son claros y están muy bien estructurados, lástima que no haya demasiados personajes y los que hay apenas podremos ver sus caras. Ni siquiera al malo malísimo le dedicarán en exceso minutos los desarrolladores de este juego, están completamente centrados en Harkym, con su calva resplandeciente y su poblada barba. Las emociones que nos quieren transmitir están muy bien conseguidas aunque el mayor punto a su favor, y que nos ayudará a que entendamos mejor la historia, serán los ítems que encontraremos mientras eliminamos a todo bicho viviente (o no), en plan Diablo, donde se nos explicará el porqué de determinados hechos y cómo han llegado esos personajes a esa situación. Una muy buena manera de mantenernos concentrados y dispuestos a explorar todos los rincones de los emplazamientos.

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No todo es pulsar el mismo botón una y otra vez

En lo que se refiere a la jugabilidad es donde de verdad queríamos llegar. Aquellos jugones que se esperaban un juego al estilo de God of War no se van a encontrar con eso, no es un machaca botones a lo Samurai Warriors, ni un hack and slash normal y corriente. A lo que más se asemeja sin ninguna duda es a Dark souls, pero no llega a los frustrantes niveles de dificultad que hacían que no fuéramos capaces de avanzar hasta que aprendiéramos cómo se asesinaba de manera correcta a nuestros enemigos. Tendremos que bloquear, esquivar, atacar, usar magia, utilizar ataques normales, combos, ataques pesados y ataques con carga extra y todo eso lo podremos mezclar a nuestro antojo, como una buena ensalada.

Son muchas las variables de ataque y la verdad es que a la hora de combatir se hace muy ameno. ¿Por qué decimos que no es tan difícil como Dark Souls? El sistema de batalla, aunque es similar, no pretende ser tan complicado. Los comandos son los ya mencionados y tenemos gran variedad de armas. Tendremos muchos más puntos de control y al igual que en el título antes mencionado, si tenemos la desgracia de morir, podremos recuperar nuestra experiencia simplemente acudiendo al lugar donde nos hayan eliminado. La experiencia se irá desvaneciendo y si no llegamos en un determinado tiempo desaparecerá por completo.

Esto en Dark Souls ocurría también pero la manera de subir de nivel era mucho más compleja. En Lords of the fallen. dependiendo lo hábiles que seamos, podremos conseguir un determinado aumento de experiencia. si eliminamos unos cuantos enemigos sin que acaben con nosotros. Una especie de multiplicador que, muy semejante a lo que sucede en general con los combos, va en aumento (de ahí el nombre de multiplicador). Cuanto más eliminemos sin pasar por la zona de mejora de nuestro personaje, más puntos conseguiremos. Nos dan esa opción, ser valientes e intentar conseguir la máxima cantidad de experiencia posible para aumentar así los parámetros de nuestro personaje o todo lo contrario, ir a lo seguro y subir poco a poco.

Es mucho más fácil subir de nivel, sobre todo al principio. Se pueden apreciar zonas en las que los enemigos salen sin parar. Es decir, podremos eliminar todo lo que se mueve en pantalla menos a un elemento. Recolectaremos esa experiencia y volveremos al punto de guardado donde podremos gastarla en lo que queramos, ya sea en puntos de mejora física o en puntos de magia, y así infinitamente.

Los niveles se suben de uno en uno y no son en extremo complicados de conseguir, con lo cual hasta el más torpe (y me pongo como ejemplo de uno de ellos) puede erigirse como un brutal guerrero, rufián o clérigo, que reparta martillazos como un verdadero Dios de la guerra (nótese la mueca a God of War), en muy poco tiempo. No solo eso. Se nos otorgará un arma, (una especie de guante maravilloso) que nos ayudará a eliminar a nuestros enemigos sin tener siquiera que acercarnos en exceso. Este artilugio lo esperábamos mucho más avanzada la aventura pero no, sale casi al eliminar al primer gran enemigo y facilita mucho la victoria en un periplo que puede durarnos en torno a las veinte horas.

Si a todo esto le añadimos que podemos evitar toda clase de bonus y mejoras innecesarias, hacen que se pueda llegar a la posibilidad de Nuevo Juego + en nada de tiempo, situación que no es del todo mala puesto que los distintos parámetros que puede conseguir nuestro personaje (con otras clases) son interesantes de descubrir. No es lo mismo jugar como un poderoso guerrero con magia de decepción que con un clérigo con magia de alivio. Todas estas personalizaciones, aunque son muy escasas, hacen que la longevidad del título se alargue al menos un poco.

Conclusión de Lords of the Fallen

No es el gran juego que todos esperábamos pero tampoco es un desastre. No es un action RPG como los de antaño. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, y como siempre decimos: «vosotros tenéis la última palabra».

Las comparaciones son odiosas y este título bebe en exceso del legado que ha dejado tras de sí Dark Souls. Aquellos que se esperaban en este título un verdadero reto se van a quedar desencantados. Por el contrario, aquellos que pedían un juego un poco más asequible, con casi las mismas mecánicas que Dark Souls, se van a encontrar con la horma de su zapato.

Lo mejor:

Lo peor:

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