[Análisis] Luckslinger. La suerte del salvaje oeste en Switch

A pesar de que ya no tienen tanto peso como hace un par de décadas, seguro que todos habéis pasado alguna sobremesa viendo una clásica película del oeste. Incluso si solo las habéis puesto para dormir la siesta, los westerns son algo que forma parte del imaginario colectivo. Pistoleros que no obedecen las leyes, policías que tienen todas las de perder y John Wayne son los factores que no pueden faltar. Pues bien, aunque el mítico actor norteamericano no aparece en Luckslinger, lo cierto es que el trabajo de Duckbridge recoge muy bien el alma de este género del cine. Os contamos que nos ha parecido esta nueva versión para Nintendo Switch.

A la caza de los malos

En Luckslinger nos ponemos en la piel de un cazarrecompensas, con todos los clichés posibles, que trata de capturar a los bandidos. Al comienzo de esta aventura, nuestro protagonista se hace con un curioso brazalete que nos permite gestionar la suerte y escapar así de la muerte, o simplemente de un balazo. Con esto tenemos toda la narrativa que necesita el plataformas de acción que es Luckslinger. Aunque el juego no tiene una trama rebuscada, ni grandes giros de guión, es cierto que hay que remarcar lo trabajado del carácter de su protagonista y como han conseguido darle forma más con lo que el personaje no hace o no dice que con lo que si muestra.

A nivel mecánico, Luckslinger no reinventa la rueda. Avanzar, saltar y disparar. Es cierto que conforme avanzamos aparecen algunas armas nuevas que le dan un poco más de profundidad, pero nada que podamos llamar innovación. Lo que hace diferente al título de Duckbridge es ese brazalete que maneja nuestra suerte. Este artilugio nos permitirá recoger una especie de perlas brillantes que dejan caer algunos de los enemigos y que son algo así como nuestra munición de suerte. Una vez lo activemos, estas perlas se consumirán, pero mientras funciona el brazalete, las balas se alejarán de nosotros. Pero es que no solo en los intercambios de disparos influye la suerte. Animales salvajes o estructuras que se desploman pueden tener un final diferente si hacemos uso de nuestra suerte.

Estas son las mecánicas que nos ofrece Luckslinger y que rápidamente aprendemos a manejar, pero será cuando las cosas se compliquen cuando entendemos que el juego es más complejo de lo que parecía.

Muchos tiros, pocos píxeles

Aunque la sensación general que nos deja Luckslinger es bastante bueno, eso no significa que esté carente de cosas por mejorar. El principal problema lo encontramos en un manejo al que le falta algo de trabajo, además de opciones. Únicamente podremos disparar hacia delante y hacia detrás. Esto hace imposible acabar con enemigos que están a otra altura sin ponernos en peligro. Por otro lado, tenemos el aspecto visual. Este, aunque le da cierto carisma al juego con sus figuras simples lo cierto es que no está del todo pulido. La falta de detalle, sobre todo en los escenarios, hace que en muchas ocasiones sea complicado saber hacia donde tenemos que dirigirnos, sobre todo cuando estamos en el pueblo principal. En esta estancia aparecen diferentes edificios, pero no podremos acceder a todos, y es muy difícil diferenciar unos de otros a simple vista.

Para terminar con el diseño, hay una decisión que, aunque es totalmente lícita, no nos ha parecido demasiado acertada. Luckslinger se divide en diferentes trabajos en los que debemos capturar a forajidos. En cada uno de estos trabajos hay puntos de guardado antes de alcanzar al jefe de cada fase. Pues bien, estos checkpoint tienen una distancia muy desigual entre ellos, por lo que morir puede significar volver atrás tan solo 5 minutos o tener que recuperar casi 20.

El sonido del salvaje oeste

Aunque ya hemos comentado por encima el apartado visual, queremos remarcar de nuevo que a pesar de la sencillez en lo visual de Luckslinger consigue dotar de un carisma a sus personajes principales que juegos con mayor detalle gráfico no consiguen en muchas ocasiones.

Pero posiblemente el plato fuerte, en lo técnico, de Luckslinger lo encontremos en su banda sonora. Es aquí donde el título se aleja del western más tradicional y añade bases de rap muy bien conjugadas que hacen muy amenos los paseos de nuestro protagonista.

Por último, el juego está completamente en español, lo que ayuda bastante a entender los múltiples juegos de palabras que utilizan algunos personajes.

Conclusiones de Luckslinger

Duckbridge nos deja un juego bastante resultón al que le sienta muy bien la portabilidad de Nintendo Switch. El pixel, aunque también muestra algunos defectos ha tenido buen resultado y la banda sonora destaca sobre el resto de apartados. Reconocer también el trabajo de traducción que no estaba en la versión de PC.

La parte negativa la encontramos en su dificultad irregular y un control al que le falta un pequeño pulido para evitar que nos cabreemos con el juego en algunas ocasiones.

Nota: 8

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