Mirror’s Edge Catalyst. Análisis PS4

Mirror’s Edge Catalyst

Tras casi siete años de espera, finalmente a mediados de este 2016 recibimos la segunda parte de una de las grandes sorpresas de la pasada generación, uno de esos títulos que llegó sin hacer demasiado ruido pero que dadas sus mecánicas novedosas y una idea original encandiló a un grandísimo número de jugadores de todas las edades. Como no podía ser de otra forma, estamos hablando de Mirror’s Edge, y concretamente de Catalyst, un juego que funciona como precuela de las aventuras de Faith, la corredora más popular del mundo virtual. Hoy, y tras haberlo probado exhaustivamente, os traemos aquí en Game It el análisis de Mirror’s Edge Catalyst, el título creado por DICE y que podemos disfrutar gracias a Electronic Arts.

 

Redescubriendo Glass City

Cuando se presentó allá por el E3 de 2013, los chicos de DICE hablaron de esta segunda entrega como una precuela de las aventuras de Faith. Pues bien, en esta ocasión volvemos a ponernos en la piel de nuestra protagonista, quién acaba de salir de un centro de detención tras estar encerrada por colaborar con un grupo de activistas clandestinos que operaban al margen de la ley.

En esta ocasión la historia adquiere más profundidad y valor narrativo dándole más peso a la aventura, ahondando por primera vez en los orígenes de Faith, elemento que fundamenta la idea de que estamos ante una precuela, aunque bien es verdad que esto sirve más como nexo que como argumento principal, por lo que todavía no tenemos muy claro en qué contexto cronológico situarlo.

 

Como decimos, DICE ha querido darle mucho más valor a una historia que apenas era relevante en la primera entrega y que ahora basa más su interés en sofisticadas CGI con una apariencia realmente notable, y con unos personajes retratados con una gran calidad. Al final todo se resume en un bello envoltorio de imágenes y vídeos que ocultan un guión que, aunque más complejo, sigue resultando flojo y poco interesante.

 

Trabajo y ocio en una gran ciudad

Es el momento de mencionar una de las grandes, sino la que más, novedades que trae Mirror’s Edge Catalyst: el mundo abierto. Esta es sin duda el gran cambio de una franquicia que probablemente deba parte de su éxito a un origen bastante pasillero y con una aventura hecha para seguir un camino preestablecido. Pues bien, ahora DICE ha querido darle una vuelta de tuerca a todo lo visto anteriormente y ha puesto a Faith a correr libre por una inmensa ciudad en la que siempre encontraremos algo que hacer.

Como antaño, tendremos una serie de misiones, por lo general realizando la labor de mensajero, que compondrán la historia principal, la cual no es demasiado larga, apenas 7-8 horas si vamos directos de una orden a otra. Sin embargo el encanto de Mirror’s Edge es otro, estamos ante un juego hecho para explorar, para recorrer la ciudad de un lado al otro y descubrir cada camino, y más si aderezamos todo esto con nueve tipos de misiones secundarias diferentes como hackeos o sabotajes y decenas de coleccionables. Además de esto también contamos con un pequeño modo online en el que comparar tiempos con otros jugadores o crear nuestras propias carreras personalizadas y compartirlas.

 

El problema de todo esto surge cuando nos damos cuenta de que pasadas unas pocas horas ya conocemos todos los atajos, ya hemos pasado por el mismo sitio cinco veces y las misiones que nos encargan son prácticamente iguales entre sí. Esto acaba inevitablemente en un tedio que solo podemos combatir gestionando la “Visión Runner”, que ya estaba presente en el título original y que nos permite desactivar los objetos señalados para hacer parkour, aunque hay que decir que desactivarlo supone un reto bastante complicado.

 

Carreras y golpes

Sin duda alguna la jugabilidad fue la clave del éxito rotundo de Mirror’s Edge, y es que el hecho de poder cumplir misiones saltando a toda velocidad entre cornisas y sobre todo sin tener que tocar a un solo enemigo era un privilegio al alcance de muy pocos títulos. Estaba claro que muchos de sus fans lo habían elevado al Olimpo precisamente por eso. Además, si a esto lo acompañaba un ritmo frenético y sin interrupciones, miel sobre hojuelas.

Pues este es uno de los grandes errores que ha cometido DICE en Mirror’s Edge Catalyst, se ha cargado de un plumazo estos dos pilares fundamentales de su antecesor. Ahora estamos obligados a combatir, al menos en alguna ocasión, contra nuestros enemigos, y esto no sería del todo malo sino fuera porque, aunque algo mejor, seguimos con un sistema de combate muy regular. Además en esta ocasión se ha decidido eliminar el uso de armas de fuego, algo que limita más si cabe nuestras opciones. Por otro lado, ahora se han añadido animaciones en la recogida de algunos objetos o al realizar ciertas acciones, algo que elimina esa fluidez tan especial de la saga.

 

Más allá de esto, la esencia de Mirror’s Edge Catalyst es similar, recorriendo City of Glass de forma trepidante enganchándonos en las cornisas y haciendo cabriolas, es decir, tirando de la esencia del parkour. Eso sí, en esta ocasión se ha querido añadir objetos como un gancho que nos permite acceder a zonas más lejanas y que funciona de forma muy similar a lo visto en Assassin’s Creed Syndicate, o un disruptor que desbloquearemos más adelante y que nos facilitará acabar con los enemigos.

 

Observando a través del espejo

Otro de esos grandes puntos que maravillaron del primer Mirror’s Edge, es el diseño de la ciudad de cristal, y es que el trabajo de DICE en este aspecto era realmente impecable. La paleta de colores, la limpieza de sus diseños o el acabado de los edificios se convirtieron en un sello de identidad de la saga. Por si fuera poco, el combinar la primera persona con algunas animaciones en tercera acababa de cerrar un círculo que sorprendía y encantaba a partes iguales. Pues bien, como no podía ser de otra forma, la desarrolladora ha optado por una línea continuista que si bien ya no sorprende, sí mantiene esa esencia que tanto gustó.

 

Sin embargo, donde sí nos encontramos ciertos problemas es en su apartado técnico, sobretodo en unas versiones de consolas que no han podido llegar a la resolución esperada, quedándose en PS4 en 900p y no pasando de 720p en el caso de la consola de Microsoft. Esto al final provoca ciertos fallos en la calidad de texturas o dientes de sierra, que si bien no son extremadamente molestos, a la altura de generación en la que estamos no debería de permitirse. Eso sí, también tenemos que decir que la tasa de FPS se mantiene en 60 durante prácticamente todo el tiempo, algo importante y que se ha cuidado.

Respecto al apartado sonoro, Mirror’s Edge Catalyst no tiene nada que objetar en absoluto, gran BSO, buena ambientación y efectos de sonido, así como una traducción y un doblaje al nivel que nos tiene acostumbrados la compañía.

 

Conclusiones Mirror’s Edge Catalyst

Mirror’s Edge fue una de las grandes sensaciones de la pasada generación, y es que su jugabilidad y frescura encandilaron a propios y extraños, consiguiendo que una nueva IP destinada a pasar sin pena ni gloria acabase teniendo una legión de fans que pedían con ganas una segunda parte.

Pues bien, esta precuela ha dejado un sabor agridulce entre la comunidad, y es que aunque la esencia se ha mantenido e incluso se le ha querido dar ese toque de libertad implementando un mundo abierto, errores como la obligatoriedad de combates o animaciones que cortan el ritmo, hacen que Mirror’s Edge Catalyst, aun siendo un buen juego, se encuentre por debajo de su predecesor.

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