La compañía nipona lleva varios meses tratando evitar que su consola más potente fuera «violada» por aquellos que se hacen llamar hackers. Tras muchos esfuerzos y quebraderos de cabeza, Sony ha intentado mantener intocable su PlayStation 3, aunque a golpe de cañón, la bestia negra finalmente fue pirateada.
Tras un primer movimiento, Sony eliminó totalmente la posibilidad de instalar un sistema Linux en la consola, ya que este dejaba entre ver una pequeña rendija que comenzaron a utilizar algunos usuarios para estudiar las debilidades de seguridad de la susodicha consola.
Al final, los hackers consiguieron llegar a conocer como trabajaba la consola y cómo funcionaba internamente, llegando incluso a alcanzar la visibilidad de las claves de seguridad que utilizaba esta para verificar los juegos originales. Llegados a tal punto de ilegalidad, Sony decidió arremeter contra estos usuarios en un juicio que logró ganar, a pesar de que la batalla abierta por el control de su PS3 estaba ya más que perdido.
Comenzando con juegos actualizados, hasta nuevos firmwares, cualquier solución que Sony le daba a los softwares caseros, era salteado al poco tiempo por nuevo software pirata, llegando a un punto tan bajo en seguridad que Sony decide comenzar a banear a todos los usuarios que estuvieran haciendo uso de copias piratas en la consola.
A pesar de que muchos creían que Sony se daría por vencida, la compañía nipona no quiere volver a sufrir la piratería en tal grado como la sufrió con su PS2, por lo que se está planteando el lanzamiento de un nuevo modelo de consola para evitar todo acto pirata en ella. A pesar de tratarse simplemente de rumores, estos han tomado consistencia gracias a una fuente anónima cercana a Sony que confirma que la empresa podría estar planeando sacar un nuevo modelo de PS3 que estaría totalmente blindada contra los hackers.
Si esto es así, yo marco un hurra para Sony, ya que aunque la piratería en sí misma es un acto ilegal, los homebrews o softwares caseros están llegando a un punto en el que afectan a usuarios ajenos a la piratería, provocando partidas online con chetos y trampas, así como un sinfín de problemas que hacen que la experiencia de los verdaderos jugadores se vea afectada de manera sustancial.