V-Rally 4. Análisis PS4

V-Rally 4

Los videojuegos de conducción, ya estén más orientados a la simulación o al arcade, han sido una constante prácticamente desde que la industria comenzó a andar. Durante los años 90 con Colin McRae siendo referente en lo que a rallies se refiere apareció la saga de la que hoy vamos a hablaros. Han pasado 16 años desde que se estrenó su tercera entrega y tras todo este tiempo llega V-Rally 4. ¿Será el estudio Kylotonn capaz de devolver a V-Rally al lugar que históricamente le corresponde?

Rallies y mucho más

Nada más comenzar a funcionar el juego en nuestra consola, irremediablemente hemos accionado el modo V-Rally. Para los que no lo conozcáis es una especie de modo historia en el que, en esta entrega, tendremos que dominar las diferentes modalidades para ganar dinero y poder avanzar en nuestro camino a ser el mejor piloto. Lo más llamativo de este modo en V-Rally 4 es la cantidad de modalidades de competición a la que tendremos que enfrentarnos. En esta ocasión el juego va mucho más allá de los tradicionales rallies y nos obliga a enfrentarnos al Rally Cross, Hillclimb, nos pondrá al volante de buggys y tendremos que realizar pruebas similares a las que popularizó el piloto Ken Block en sus videos en un modo al que el juego ha bautizado como Extreme-Khana. A pesar de este amplio abanico de posibilidades, el rally más clásico es donde más brilla V-Rally 4. Los cambios de superficie nos obligarán a cambiar nuestra forma de conducir teniendo en cuenta todo lo que sucede a nuestro alrededor.

Para seleccionar las pruebas en las que queremos participar en este modo tendremos que elegir en un mapamundi a que cita de las disponibles queremos asistir. En total, V-Rally cuenta con la nada despreciable cifra de 20 localizaciones diferentes que le dan una amplia variedad a los espacios por donde tendremos que conducir. Además de competir tendremos que manejar las finanzas decidiendo cuando comprar coches nuevos que nos abran las puertas a otras pruebas o a cuantos ingenieros o mecánicos contratar, algo que le da algo más de profundidad a un modo de juego entretenido pero que puede acabar siendo repetitivo.

Pero V-Rally no termina en este modo de juego. Si hay un tramo que se nos atraganta o que queremos dominar podremos jugarlo en partida rápida para conocer cada circuito y todas las pruebas disponibles. Por último, sobre el modo en línea podemos decir que, aunque las carreras se vuelven mucho más impredecibles de lo que lo son compitiendo contra la IA el tiempo de espera que tenemos que aguantar hasta comenzar una partida nos obliga a pensárnoslo seriamente antes de iniciar este modo de V-Rally 4.

¿Arcade o simulación?

Actualmente podemos dividir los videojuegos de conducción dos grandes categorías. Los títulos de simulación y los arcade. Habitualmente los jugadores buscan cosas distintas en cada uno de estos subgéneros. Y podríamos decir que aquí es donde hemos chocado con la piedra en el zapato de V-Rally 4. Tras echar un buen puñado de horas y probar todas las modalidades y cambiar las diferentes opciones de conducción nos ha quedado la sensación de que Kylotonn ha intentado en esta ocasión contentar a todo el mundo. Esto ha provocado que el juego se quede en tierra de nadie entre ambas opciones. Podemos cambiar la configuración del coche, pero de una manera bastante superficial, notamos como varía la conducción dependiendo el terreno y el tipo de vehículo que pilotamos, pero dentro de un mismo tipo de vehículos todos se conducen prácticamente igual.

Esto sumado a una curva de aprendizaje algo irregular nos deja con un sabor agridulce ya que no supondrá un reto para los jugadores más experimentados en la simulación a la vez que puede ser un impedimento demasiado grande para enganchar a los jugadores más casuales.

Si pasamos al apartado técnico, V-Rally 4 nos ofrece luces y sombras, aunque si somos sinceros, la parte negativa ensombrece bastante el resto de factores que podrían destacar más. Un claro ejemplo es el clima, se ha logrado un clima dinámico que puede cambiar de un día a otro, pero el problema es que esto no se traduce en una conducción diferente. Los escenarios están bien recreados, pero las texturas algo pobres impiden que se disfruten todo lo bien que se debería. Para terminar, las colisiones son bastante mejorables en cuanto a las físicas, algo que se ha tratado de tapar con un cambio de color a blanco y negro que entendemos que quiere decirnos que el impacto ha sido considerable.

Conclusiones V-Rally 4

V-Rally vuelve, aunque muy lejos del nivel que demostró en sus comienzos, allá por año 1997. Lo más destacable de este V-Rally 4 son las horas de entretenimiento que nos ofrecen sus diferentes tipos de competición. A pesar de esto, el contrapeso tanto a nivel visual como la falta de definición en cuanto a que tipo de conducción quiere ofrecer le cuesta demasiado caro.

Todo esto provoca que estemos ante un juego que pueda contentar a los fans del género hambrientos de novedades, pero difícilmente generará nuevos adeptos ni a los rallies ni a la saga.

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