Warhammer: Vermintide 2. Análisis PC

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En octubre de 2015 Fatshark estrenaba un título de no demasiado presupuesto que se revelaría como uno de los grandes tapados del año. El juego en cuestión aprovechaba el nombre de una marca que, si bien no estaba excesivamente ligada al mundo de los videojuegos, gran parte del público que frecuenta este ocio electrónico conocería al menos de oídas. Hablamos de Warhammer: End Times – Vermintide.

Tres años más tarde del inesperado éxito de aquel juego, la misma compañía desarrolladora ha estrenado su secuela: Warhammer: Vermintide II, un título que mejora en prácticamente todo a su antecesor y que añade una mayor profundidad a la idea de progreso que presentaba aquella primera entrega. Tras escudriñar al máximo el título junto a mi compañero de batidas y podcast Jorge Velasco (Loark), tocará masacrar a las incontables y fieras hordas de enemigos que se entrometan en nuestro camino…o por lo menos intentarlo.

El ascenso al trono

Fue a finales de 2008 cuando Valve, compañía propiedad del todopoderoso Gabe Newell,  lanzaba al mercado un juego revolucionario para su momento. Un título en el que la palabra “frenetismo” cobraba un significado claro y que describía a la perfección la sensación de agobio que producía luchar contra cientos de enemigos a la vez. Su nombre era Left 4 Dead, y su sinopsis era simple: encarnando a uno de los cuatro personajes seleccionables debíamos hacer frente a hordas y hordas de zombies con el objetivo de llegar vivos al final de cada nivel.

Tanto Left 4 Dead como su secuela supusieron un éxito rotundo tanto para la crítica como para los jugadores. La necesaria cooperación entre los integrantes del escuadrón, los diferentes tipos de engendros que debíamos aniquilar y un gunplay rápido y preciso hicieron del título de Valve el absoluto dueño y señor de un subgénero shooter en el que no parecía existir ningún competidor serio.

Con la llegada de Warhammer: End Times – Vermintide la cosa cambió. El título de Fatshark tomaba prestadas muchas cosas del mítico juego de zombies, pero llevándolas a un terreno diferente… a un combate mas cerrado y directo. La importancia de la lucha cuerpo a cuerpo era mucho mayor que en Left 4 Dead y, además, el juego otorgaba al jugador la capacidad de hacer progresar a su personaje, algo que sirvió como factor diferenciador claro con respecto a la franquicia de Valve.

Dejando el pasado a un lado, Warhammer: Vermintide II llega con la misma o mayor potencia que su antecesor, mejorando en todo y expandiendo aún más la franquicia. Da la sensación de que, en ausencia de Left 4 Dead, la marca más prestigiosa de Games Workshop ha dado un golpe encima de la mesa lanzando al mercado un título que lleva esta fórmula a un nuevo nivel, un nivel en el que actualmente parece estar solo y a la espera de algún competidor… Cuantas vueltas da la vida.

Como la guerra misma

Si algo podemos decir de este título como experiencia jugable es que seguramente sea una de las propuestas mas directas y divertidas de lo que va de año. Vermintide II es una dosis de adrenalina videojueguil que deberemos consumir preferentemente en compañía de otros jugadores.

Tras completar un tutorial en el que se nos adiestra para la batalla mientras se nos introducen algunos personajes, deberemos seleccionar de entre los cinco héroes disponibles al que mejor se adapte a nuestro estilo de lucha. Cada héroe representa una raza o profesión, siendo posible jugar con un mercenario, una elfa, un cazador de brujas, un enano o una hechicera. Escoger a cualquiera de ellos no nos “casa” definitivamente con el personaje, ya que en cualquier momento podremos cambiar de héroe y mejorar sus prestaciones desde la base. Cada héroe cuenta con 3 clases que deberemos desbloquear subiendo su nivel y poder, algo crucial si queremos hacer frente a las hordas que nos esperan en los niveles de dificultad más altos.

Después de la cruenta guerra contra los Skaven, el ejército enemigo ha crecido considerablemente sumando a sus filas un bestiario mayor y más variado que en la primera entrega, sumando para esta ocasión a las temibles huestes del ejercito del Caos.

La cantidad de enemigos en pantalla es bastante mayor que en la primera entrega. La inclusión de nuevos tipos de enemigos especiales nos obligan a conocer a nuestro enemigo y jamás subestimarles. Lanceros que intentaran pillarnos por sorpresa para separarnos del grupo, Skavens con ametralladoras o hechiceros del Caos que intentaran provocar una brecha en el campo entre nosotros y el resto del equipo… el enemigo ha crecido en número y en variedad, lo que aporta al juego una capa de profundidad mayor y hace de cada nivel una nueva experiencia. Estos enemigos no aparecen con patrones fijos, es decir, no siempre los encontraremos en el mismo sitio o en la misma cantidad. Este factor “random” puede provocar que algunas veces la cosa se ponga muchísimo mas peliaguda desde un inicio, o directamente todo lo contrario. Habrá ocasiones en las que todo sea más llevadero… sin embargo en otras la aparición de una Rata Ogro (o cualquier otro enemigo descomunal) supondrá un prematuro adiós a la partida.

Warhammer: Vermintide II es un juego difícil, no lo vamos a negar, pero sin duda es una experiencia satisfactoria y muy recomendable para “sufrir” en compañía. Aguantar ese poquito más para cruzar una puerta, salir con vida de una ataque sorpresa del enemigo, aniquilar a esas grandes bestias que parecen invencibles… la épica es el pan de cada día y en cada partida nos veremos contra las cuerdas mas de una vez. No siempre seremos capaces de terminar el nivel que empecemos, pero jamás saldremos con las manos vacías. Terminar el nivel nos reportará mayores recompensas, pero solo por el hecho de jugar tenemos asegurada una pizca de experiencia que reportará un mayor poder a nuestro personaje.

El juego cuenta con el ya clásico sistema de loot a través de cajas (aunque en este caso sin micropagos) las cuales podremos conseguir de dos maneras: subiendo de nivel o terminando un escenario. Las cajas se dividen en diferentes categorías de rareza (común, poco común,épico, legendario…), rareza que se ve afectada según los hitos que hayamos cumplido en cada misión como terminarla con todo el equipo vivo, completar el nivel con tomos o grimorios equipados, etc.

Una vez más el componente aleatorio hace acto de presencia, puesto que abrir una caja de rareza “legendaria” no nos asegura que dentro vayamos a encontrar un arma super potente, al igual que en una caja básica no tenemos porque encontrarnos solo objetos comunes. Este sistema de loot incita a que queramos repetir una y otra vez ciertas misiones, puesto que dependiendo de nuestra eficiencia a la hora de completarla recibiremos recompensas diferentes.

El fragor de la batalla

Gráficamente estamos ante un juego tremendamente superior a la primera entrega.  Tanto las texturas como los modelados utilizados gozan de una gran calidad, permitiéndonos distinguir con nitidez qué demonios está sucediendo en el fragor de la batalla. La iluminación y los diferentes efectos de luz que provocan ciertos enemigos son verdaderamente increíbles, al igual que los reflejos y la sangre que empapa en todo momento la pantalla.

El realismo y la crudeza con la que se refleja la guerra en este juego es solo equiparable al magnífico trabajo artítistico con el que los diseñadores gráficos han impregnado el título. Tanto las animaciones de nuestros personajes como las enemigas aportan un nivel de verosimilitud pocas veces visto en un juego de estas características, siendo seguramente lo mas cercano que hemos estado de participar en una guerra a gran escala.

Aún así el juego no esta exento de fallos, sobre todo de rendimiento y estabilidad, siendo verdaderamente difícil llegar a los 60 fps estables sin una tarjeta gráfica super potente (Nvidia 1080). La optimización para tarjetas gráficas de rango alto es aceptable y permiten disfrutar del juego pese a las puntuales bajadas de frames, pero por lo que hemos podido probar con tarjetas gráficas de gama media se tercia bastante difícil mover el juego de manera estable incluso bajando ciertas características al mínimo.

También es bastante criticable el sistema de matchmaking, haciendo host a cualquiera de los participantes aleatoriamente tras formar la party En teoría, desde Fatshark se ha prometido servidores dedicados que llegaran tras el estreno del primer DLC del juego y el primer gran parche de actualización.

En cuanto al apartado sonoro, Warhammer Vermintide II no cuenta con temas musicales realmente memorables o reconocibles… aunque tampoco los necesita. Quizás el sonido más característico que encontraremos sea el del cuerno de guerra enemigo, sonido que helará nuestra sangre en más de una ocasión y que muchas veces hará de preludio a nuestra muerte. También hemos detectado ciertos fallos con los subtítulos, los cuales no aparecen durante ciertos momentos en los que se nos narra la historia y tan solo se limitan a los escuetos comentarios que hacen nuestros personajes de vez en cuando. Suponemos que este problema se arreglará en futuras actualizaciones del juego.

Conclusiones de Warhammer: Vermintide II

Warhammer: Vermintide II es claramente uno de los juegos mas redondos e importantes de este comienzo de año. Su precio reducido desde el mismo día de salida, su complejidad y la tremenda rejugabilidad de una campaña ya de por sí larga son sólo algunos de los alicientes que presenta un juego que ha llegado para sentarse en el trono de los juegos consistentes en aniquilar oleadas de enemigos. Tanto en jugablemente como a nivel gráfico se muestra realmente fuerte, siendo además un título perfecto para disfrutar en compañía. Aún es temprano para juzgar plenamente al juego, ya que se ha anunciado que tendrá DLCs y que un gran parche de actualizaciones está por llegar. Aún así, esta primera versión es plenamente recomendable para cualquiera que se sienta atraído por la propuesta.

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