Yo, Él y Raquel. Crítica

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La última ganadora del festival de Sundance, que se alzó con el premio del jurado y del público a la mejor película, Yo, Él y Raquel, se estrena a partir del 9 de Octubre en cines de toda España distribuida  20th Century Fox. Ya fue proyectada festival de San Sebastián donde obtuvo excelentes valoraciones de la crítica y el público asistente. Prefiero el título original en inglés (Me and Earl and the Dying Girl) pues lo primero que hay que aclarar es que no estamos ante una comedia romántica con dos hombres en discordia por una mujer como por ese título en español podría parecer, sino ante una historia de amistad entre adolescentes con el drama del cáncer de por medio, de ahí que la referencia con rima casi poética a esa “muchacha moribunda” que es Rachel del título en inglés (dying girl)  sea mucho más acertada con el tono y el sentido de la película.

El filme, con delicado equilibrio entre el drama y la comedia, nos cuenta la historia de Greg un adolescente en la última etapa del instituto previa a la universidad que lo único que quiere es pasar desapercibido por lo que intenta evitar las relaciones sociales a toda costa, logrando llevarse superficialmente bien con todo el mundo. Greg pasa su tiempo haciendo versiones extravagantes de películas clásicas con  Earl quien es, aunque le cuesta admitirlo, su único amigo. Sucederá entonces que la  madre de Greg le obligará a que visite a Rachel, una compañera de clase a la que le han diagnosticado leucemia, y lo que al principio es una relación a regañadientes irá profundizando en amistad sincera y quizás algo más, de tal forma que cuando la enfermedad de Rachel se complica todo el mundo que  Greg se había construido se tambalea y nada vuelve a ser como antes.

Con un guión de Jesse Andrews basado en una novela previa del mismo, semejante planteamiento parece que nos avocaría directamente hacia un  telefilme ñoño y sensiblero de lo más convencional. Sin embargo la forma y manera en que su director, Alfonso Gómez-Rejón, ha sabido contar esta historia es tan fresca y se ha sabido conducir con tanta delicadeza y humor que hace a este filme merecedor de las mejores calificaciones.

Muy atentos a este joven director tejano que tiene un importante bagaje en series de televisión como Glee o American Horror History, que empezó su carrera como asistente de Iñárritu, de Scorsese o De Niro,  se curtió siendo director de segunda unidad en películas como Babel de Alejandro González Iñárritu, Julie & Julia de Nora Ephron o Argo de Ben Affleck,  que próximamente estrenará Collateral Beauty  protagonizada por Will Smith y Jason Segel, y parece que también se encargará del proyecto The current war con Jake Gyllenhaal y Benedict Cumberbatch. Todo un prometedor cineasta que en Yo, Él y Raquel ha logrado conciliar opiniones de público y la crítica especializada a base de construir una historia sencilla que logra tocar la fibra del espectador.

El gran mérito de esta película es saber manejar con frescura lugares comunes del cine independiente como son los de temática adolescente. No estamos ante una película sobre el cáncer, aunque este sea el telón de fondo y el desencadenante argumental, sino un filme sobre la amistad en que en la manera de contarlo se percibe la gran influencia que consciente o inconscientemente está provocando en las nuevas generaciones Wes Anderson, el gran gurú del cine indie: la división de la historia en capítulos, la utilización de la voz en off en la narración, la atmósfera de cuento más o menos explícita, la utilización de técnicas de animación clásicas como la stop motion o cierta ridiculización no exenta de simpatía de los personajes secundarios son evidentes en este filme, si bien se evidencian algunos puntos diferenciadores de los patrones del autor de Moonrise Kingdon como la mayor carga dramática o unos diálogos con mayor pretensión de profundidad. Es una película donde todo es ya sabido y conocido tanto en el fondo como en la forma pero aún así el conjunto resulta sumamente interesante, emocionante y atractivo.

El trío de jóvenes actores del título brinda estupendas actuaciones, tanto el protagonista Greg a cuya evolución emocional asistimos interpretado por Thomas Mann (Hansel y Gretel: Cazadores de Brujas, Project X); la enferma moribunda Raquel encarnada estupendamente por Olivia Cooke (Ouija) y RJ Cyler en el papel del amigo Earl. Debe también destacarse los secundarios padres y profesor en papeles entrañablemente esquemáticos y con un punto cómico.

Y en fin, como salsa adicional que contribuye a que todo el conjunto resulte delicioso y estimulante tenemos las continuas referencias cinéfilas con reinterpretaciones desternillantes de grandes clásicos como La Naranja Mecánica, Apocalipsis Now, Muerte en Venecia, Anatomía de un Asesinato, Cowboy de Medianoche o Aguirre o la Cólera de Dios (con homenaje explícito a Herzog y a Klaus Kinski) entre otros, en un alarde de humor cinéfilo inteligente que hará las delicias de los amantes del séptimo arte.

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