Far Cry 4. Análisis Xbox One

Querida familia:

Llevo hoy ya más de cuatro horas perdido en el Himalaya. Las vistas son maravillosas y aunque hace un frio tremendo el fervor de la gente de la Senda Dorada me mantiene en calor. Ya he tenido un encuentro con Pagan Min. Es tan fiero como lo pintan, pero hace varios días que solo sé de él por mensajes vía radio frecuencia. Tiene mi whatsapp y se sacó una foto (selfie) conmigo, no sé por qué se comunica por este medio teniendo cobertura. Solo os quería decir que no solo en casa tenemos problemas políticos. Aquí a pesar de ser gobernados por un dictador frío como las montañas, ni en la oposición encuentran un líder al que hacer caso. Tengo muchas dudas de a quién seguir pero creo que mis decisiones pueden cambiar la historia. Menuda responsabilidad. Al parecer, las cosas están igual de mal en todos lados. Seguiré buscando el camino de vuelta a casa e intentaré que las cenizas de mamá descansen justo en el punto que ella quería.

No, esta no es una postal de nuestro protagonista a su familia. Como os comentábamos en el podcast del martes (os dejamos aquí el enlace) esta semana salía a la venta Far Cry 4. Nos encontramos ante una franquicia de Ubisoft que curiosamente no es explotada año tras año como ocurre con otros títulos como por ejemplo Assasins Creed. No es de extrañar esta estrategia, puesto que muchas compañías también lo hacen, véase el caso de Call of Duty u otros ejemplos como sagas deportivas que no voy a mencionar. Dar con esta bocanada de aire fresco a finales de este año 2014 ha sido una grata sorpresa.

Un poco de historia

Es curioso pero la saga Far Cry ya lleva 10 años entre nosotros y por una vez, para celebrarlo, no nos han hecho un remake de uno de los primeros episodios (tiempo al tiempo).

Ha pasado mucho tiempo desde que en Far Cry tuvimos que eliminar a unos mutantes en una isla paradisíaca (a alguno le recordará seguro a Dead Island), la trama desértica de Far Cry 2 o el más cercano archipiélago repleto de drogadictos y desequilibrados que nos hacían la vida imposible en Far Cry 3: un juego que lograba mezclar a la perfección mundo abierto con las bondades de un buen shooter en primera persona. ¿Logrará Ubisoft volver a conseguir una historia tan bien hilada en este episodio?

Frialdad extrema

Far Cry 4 nos sitúa en Kyrat, una nación montañosa situada en la frontera del norte de India (no os molestéis en buscarla en un mapamundi, es pura ficción). Así en frío, y nunca mejor dicho, cualquier persona que recibiera publicidad sobre esta región no se sentiría muy llamada a visitarla. Pero si nos dijeran que vamos a encontrarnos templos maravillosos, unas vistas increíbles, un dictador loco, tiros, tiros y más tiros, viajes con alucinaciones y la posibilidad de enfrentarnos también a tigres y osos (entre otros animales salvajes) creo que nuestra perspectiva cambiaría y mucho. Vaya aventura.

Nos vamos a meter en la piel de Ajay Ghale, nacido en Kyrat pero trasladado por su madre a Estados Unidos por razones que entenderemos a mitad de aventura, que cumpliendo la última voluntad de su difunta progenitora se dispone a esparcir sus cenizas en el país que la vio nacer. Grande será nuestra sorpresa cuando el autobús en el que viajamos es parado por militares y atacado sin ninguna piedad hasta la llegada de un helicóptero que transporta a Pagan Min, dictador que tiene más de un problema a la hora de recibir bien a sus visitas, eliminando hasta a miembros de su propio ejército con una frialdad comparada a la de las montañas que vamos a explorar.

Un personaje que al parecer quiere ser más protagonista del título que nosotros mismos. No encontrábamos de primeras un villano tan “malvado” desde Kefka en Final Fantasy VI. Locura, negro sentido del humor, muy poco respeto por la dignidad humana y caprichoso. «Por dios, no vayamos a manchar sus preciosos zapatos de piel con sangre». Todas estas cualidades hacen de él un antagonista a quien temer y odiar al mismo tiempo y más cuando desaparecerá de la nada tras su flamante entrada triunfal en el prólogo del juego. Y aquí nuestra primera “pega”. Tardaremos horas antes de volver a cruzarnos con él. Eso sí, no faltarán sus menciones por la «radio» para no olvidarnos que sigue con nosotros. ¿Por qué te vas, Pagan?

Belleza por los cuatro costados

Volviendo a Kirat, esta nación que bordea el Himalaya se encuentra inmersa en una terrible guerra civil donde los insurgentes de La Senda Dorada forman una revuelta contra nuestro “querido” dictador. Unos gráficos alucinantes y muy variados en esta versión de Xbox One. Nada que ver con la monotonía que pudimos encontrarnos en títulos de la generación pasada, ya que pasaremos desde templos hindúes con una iluminación exquisita en la que nos quedaríamos horas rezando para que el tiempo se detuviera, hasta aldeas y paisajes tan bien detallados que se nos erizarán los pelos de las piernas. Parece que por fin ha llegado la nueva generación.

Este paraíso puede darnos algún que otro tirón al generarse el mapeado, pero esto en un juego de mundo abierto es de esperar que nos pase, aunque ya que estamos en la nueva generación, y con tanto bagaje en sus espaldas, tal vez hubiese sido un detalle por su parte que no se notara, pero claro cuando se tiene que generar el mundo y estás en mitad de una persecución en un camión rodeado de enemigos es difícil para la consola mantener el ritmo. Un mal menor que se suple con una jugabilidad y una diversión únicas en su género, pero eso lo trataremos en unos momentos.

La banda sonora junto a los efectos está muy bien elaborada. El doblaje está más que justificado y la verdad es que es muy de agradecer. Pagan Min será odioso desde el primer momento, las discusiones entre los rebeldes serán también épicas,  muy bien interpretadas y nos encontraremos más de una sorpresa. Un esfuerzo que, al contrario que suele ocurrir con otras entregas, se agradece y hace que mantengamos la versión doblada al castellano en vez de volver a la versión original. Aunque una cosa no podemos negar, aunque el elenco de voces es increíble, habrá situaciones que no nos creeremos de ninguna manera pero no vamos a hacer ningún spoiler.

Dos lados de una misma realidad

Volviendo al juego en sí, y a nuestro protagonista en concreto, tenemos que decir que Ajay es una especie de página en blanco. Sabemos que tienen algún tipo de conexión su difunta madre y nuestro antagonista, incluso nuestro padre o nosotros mismos, pero no lo sabremos hasta muy avanzada la aventura. Su silencio a modo de frases sueltas nos hará empatizar muy poco con él, pero lo que sí que nos mantendrá enganchados a la historia es la lucha dentro de La Senda Dorada.

Como pasa incluso en los partidos políticos de nuestro país, no todo son sonrisas y alegrías dentro de los rebeldes. Dos de los miembros de los insurgentes tienen divididos a los rebeldes y ambos tienen una idea muy distinta de cómo conseguir la victoria. Por un lado tenemos a Sabal que gusta de lo tradicional y es por decirlo así más clasicista en sus ideas y está dispuesto a mostrar y mantener el legado y tradiciones de su nación. Y en la otra cara de la moneda está Amita que quiere preparar a Kyrat para el futuro y si para ello tiene que deshacerse de todo el pasado y sus tradiciones, lo hará sin ningún miramiento.

Durante las misiones que realicemos para La Senda Dorada tendremos que decidir a quién queremos apoyar y creedme no va a ser una decisión sencilla. Las misiones podrán ser afrontadas de distintas maneras. Esto le da una vuelta positiva al título y le aporta cierta rejugabilidad: seguir las tradiciones o optar por el futuro. No todo será clásico o modernidad, pero si queremos ver algunos cambios en el juego, de esta manera podremos disfrutar de más horas de campaña. Os voy a poner un ejemplo de decisión por nuestra parte. ¿Destruimos las granjas de droga que usa Pagan Min para financiar su ejército de lunáticos o nos las quedamos? ¿Qué hacer cuando está claro que si por nosotros fuera. haríamos ambas cosas? Este tipo de decisiones lo hace muy interesante.

Como ya hemos dicho hace un rato, este juego es un shooter en primera persona de mundo abierto, un ejemplo de sandbox puro y duro. Si queremos, podremos avanzar en la aventura sin prestar atención a lo que nos rodea, pero tendremos la opción de ayudar a otros personajes que iremos conociendo conforme avance la aventura, como por ejemplo a Longinus. Si les prestamos nuestra ayuda, podremos explorar con mayor profundidad el vasto mundo que es Kyrat: explorando el Himalaya o la mística tierra de Shangri-La, donde experimentaremos los momentos más locos y surrealistas de este título. Algo que no podía faltar después de la aventura casi llena de alucinaciones que vivimos en Far Cry 3.

Muchas de estas misiones serán todo un «viaje» y una experiencia muy distinta a lo que nos presenta el juego de manera normal. Por ejemplo podremos eliminar demonios místicos con la ayuda de un compañero de lo más especial: un tigre.

¿Cómo entrenar a nuestro… héroe?

Además de estas misiones completamente locas también tendremos la opción de hacer otras cosas como por ejemplo liberar rehenes, carreras, cacerías, combates al máximo estilo gladiador romano, asesinatos y muchas más cosas que nos mantendrán ocupados de la misión principal. Y diréis, ¿sirve de algo o es una pérdida de tiempo? Eso dependerá completamente de nuestra manera de afrontar el videojuego. Podremos perdernos haciendo misiones, alejándonos en exceso de nuestro objetivo básico por seguir las peticiones de nuestros “camaradas” o podremos seguir la aventura en el orden en el que se nos ofrece de manera clásica.

¿Cuál es nuestro consejo? Explorad, muchachos, explorad. La aventura en sí, el guión, aunque es buena se puede decir que es muy lineal y no vamos a encontrar grandes giros en la trama. Solo alguna que otra sorpresa que como spoiler free que es este análisis, no os vamos a desvelar, pero la gracia de este título se encuentra en perdernos en la inmensidad de Kyrat. No solo por lo divertido que es, sino porque nos ayudará a ganar experiencia, situación que facilitará nuestra labor a la hora de enfrentarnos a la cruda realidad.

Todos los puntos de experiencia que ganemos, además de ayudarnos a ganar destreza con las múltiples opciones de juego que tenemos, nos beneficiará en el sentido de que nuestro personaje irá ganando ciertas habilidades. Esto recuerda mucho a las posibilidades de nuestra querida Lara Croft en su última aventura la generación pasada. En esta ocasión podremos mejorar a nuestro personaje en dos árboles de habilidades completamente distintas: El tigre y el elefante. El tigre, el mismo que nos ayudará en Shangri-La, nos hará letales en combate, más precisos, más agresivos, mientras que el elefante, mucho más reflexivo, nos aportará más resistencia, más vida y este tipo de mejoras.

Distintas maneras de jugar

Para aquellos, como yo, que no sean muy diestros a la hora de disparar, a pesar de que tenemos ciertas ayudas evidentes a la hora de apuntar, también nos ofrecen la posibilidad de utilizar el sigilo y además lo hace desde el primer momento. Una cosa que hay que tener en cuenta, y que no se ha mencionado aún, es el uso de nuestro teléfono móvil y no será para sacarnos una selfie con Pagan Min, como se ve en el comienzo del juego.

Con este podremos localizar y seguir a nuestros enemigos, incluso a través de paredes o árboles. Pero hay que tener mucho cuidado con esta función porque hay un gran número de adversarios en los extensos mapas y si uno solo se nos escapa, seremos presa fácil para ellos. Seguro que muchos de vosotros habréis jugado a títulos como Metal Gear Solid, donde podíamos matar a nuestros enemigos de manera silenciosa, situación que también se puede hacer en juegos como The Evil Within o The Last of Us. En Far Cry 4 podremos hacerlo también con nuestro cuchillo por la espalda o de manera súper silenciosa con nuestro arco, pero es muy importante ser rápidos y sobre todo esconder bien los cuerpos de nuestros enemigos. En este título no se pueden usar cerillas como en The Evil Within.

Tendremos que ser hábiles en la ejecución de nuestros ataques porque en el momento que seamos avistados empezará una lucha encarnizada en la que la gran variedad de armas y munición que tengamos nos ayudará a sobrevivir. Hay otra novedad que no se encuentra en estos otros títulos que es el uso de cebos para que animales salvajes causen destrozos tales que no nos haga falta gastar ni una sola bala. Una de las mayores bazas de este juego y una novedad muy refrescante.

Todas estas novedades son interesantes pero ya las conocíamos de su anterior entrega, cosa que en ningún momento es criticable. Si algo funciona, ¿por qué cambiarlo? Podremos montar elefantes, utilizar un mini helicóptero y todo para acabar con nuestros enemigos. Es el sueño de todo jugón: arrasar con todo lo que nos molesta de la manera que más nos satisfaga.

Otra de las opciones más curiosas de este título es que podremos jugarlo solos o en compañía. Jugaremos la campaña de manera cooperativa pero no del modo que nos estamos imaginando. Es decir podremos pedir asistencia a nuestros amigos para que nos ayuden en ciertas misiones, sin que a ellos les afecte en su progreso. Más bien todo lo contrario: podrán ganar dinero, experiencia y demás cosas para su partida, sin que afecte nuestro desarrollo en su aventura. Es decir, no podremos jugar la campaña íntegra con ellos, pero sí ampliar nuestro arsenal, dinero, experiencia y posibilidades.

Además de esta opción podremos disfrutar el modo más clásico que se encuentra en un título de estas características: el competitivo online cinco contra cinco en el que habrá varios modos de juego, muy divertidos, para pasar un rato con nuestros amigos. Lo que llama la atención es que en estos modos de juego online tendremos que adoptar dos posiciones distintas: el que usa el sigilo y las muertes silenciosas o la clásica a limpio tiro. Ambas son completamente diferentes a la hora de actuar y si no estamos el tiempo necesario aprendiendo estos usos, no terminará de ser tan adictivo.

Conclusión

Ya sea matando a nuestros enemigos de la manera más sigilosa, lanzando granadas, montando un elefante o lanzando cócteles molotov, este juego ofrece violencia y diversión a partes iguales. Podremos perdernos por sus vastas montañas haciendo misiones secundarias y pasar un buen rato con nuestros amigos en la campaña y en el modo online, pero hay una cosa que está clara: es una lástima que Ubisoft no haya sido capaz de ofrecernos una campaña con una historia realmente interesante de principio a fin. Aunque está muy bien conectada y se entiende, hay cosas inexplicables como la falta de nuestro antagonista durante horas. Que solo nos hable por radio y para saber que hemos decidido formar parte del grupo de rebeldes mata la excelente entrada que tiene en el juego. Es un antagonista que se presenta como un protagonista, pero que a la hora de la verdad solo aparece en la parte final. Esa ausencia y la falta de personalidad de nuestro protagonista son un problema que si lo solucionaran, sería un juego redondo.

A pesar de esto último, el juego es una maravilla y si os gustan los shooters de mundo abierto, sin ninguna duda haceros, si podéis, con él. ¿Qué le podemos pedir a Ubisoft para una supuesta quinta entrega? Que mantengan de nuevo todas las cosas buenas que hacen de este título lo que es, y que nos den una campaña con unos personajes y unas tramas que nos mantengan atados al mando. Conseguir atrapar al jugador en los diez primeros minutos es difícil y lo habían conseguido, pero para que ese efecto «dinamizador» que tan difícil es de encontrar en videojuegos, películas o series se mantenga es fundamental dar a los personajes personalidad suficiente para entender sus acciones. Si lo logran, como había sido el caso, que el personaje no desaparezca, ya que deja al jugador desconcertado.

Lo mejor:

Mundo abierto, extenso, bonito y con múltiples rincones que explorar.
Jugabilidad distinta a la habitual y muy divertida.
Bastante largo y si queremos (y somos curiosos), es rejugable.
Un doblaje excelente

Lo peor:

Historia principal desaprovechada llena de clichés y poco sorprendente.

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