Un estudio publicado por Christopher J. Ferguson para la Universidad de Stetson (Florida) ha demostrado que los videojuegos violentos no son una causa para que las personas se vuelvan más agresivas o cometan crímenes. En este estudio llamado «Does media violence predict societal violencie? It depends on what you look at when» se han seleccionado todos los juegos violentos según ESRB (Junta de Clasificación de Software de Entretenimiento) lanzados desde 1996 hasta 2011 comparándolos con el número de crímenes cometidos por adolescentes en esos mismos años.
Esta tabla nos muestra que el aumento de este tipo de juegos ha sido más que sustancioso, pero la violencia adolescente ha descendido también de forma drástica. Con estas conclusiones se llega a demostrar que el concepto violencia y videojuegos no van ligados, por lo que no ejercen una mayor influencia que, por ejemplo, el cine o la televisión.
Este tipo de estudios intentan disipar los fantasmas que siempre han existido en el mundo de los videojuegos sobre la influencia negativa que ellos incurren en los más jóvenes. Como se ha observado en la gráfica, en número de juegos violentos ha crecido de forma exponencial, algo que ocurre porque es demandado por el público, pero que además es controlado por edades (PEGI), por lo que el control es máximo por parte de la industria de los videojuegos.