Maneater. Análisis del juego de tiburones más bizarro del año

El estudio Tripwire Interactive y Koch Media nos traen uno de los títulos más bizarros que vamos a ver en este año. Ya por el simple hecho de lo que nos ofrece Maneater y cómo lo hace estamos ante una de esas obras que, independientemente de la nota, lo convierten en una joya única.

Anunciado allá por el E3 2018, finalmente llega a nuestras consolas y ordenadores una de las experiencias más locas que podemos encontrar actualmente. Ya os adelanto de que el título tiene muchas taras y que está lejos de ser «perfecto», pero consigue enganchar simplemente gracias a su propuesta. Si queréis saber más acerca de él, no os perdáis el análisis.

El rey del mar

La trama en Maneater es bastante sencilla nos ponen en la piel de un pequeño tiburón despojado del vientre de su madre y tirado al mar con un único objetivo: sobrevivir y llevar a cabo su venganza. A partir de aquí tenemos que hacer que nuestro tiburón se alimente y crezca poco a poco para alcanzar la edad adulta y dar caza a todos aquellos cazadores que quieren verle muerto.

La premisa se desarrolla a través de una serie de misiones principales como secundarias. Con las que iremos haciendo que nuestro tiburón crezca así como que aumente el Rango de Infama para atraer a cada uno de los 10 líderes de cazadores.

Maneater

El esquema de misiones está construido por una gran variedad de objetivos que pueden ir desde acabar con la presencia de ciertos animales, hasta devorar una cantidad de humanos. En cada fase por llamarlo de algún modo, contamos con una serie de misiones secundarias a completar además de la principal de turno con la que avanzar en la historia.

A pesar de que al principio la propuesta se coge con muchas ganas, al cabo de unas horas el título pierde fuelle y cae en la repetición. Sobre todo en la de las misiones principales, cayendo a un segundo plano volviéndose realmente tediosas. En lo personal (al menos que recuerde) es el primer juego en el que me encuentro que las misiones secundarias son más llamativas que las propias de la historia.

En este aspecto Maneater tiene un problema «grave» argumentativo que hace que avancemos más bien por conseguir mejoras y poder seguir evolucionando al tiburón, más que por ver qué ocurrirá con el mismo. Lo bueno que su falso mundo sandbox nos da la oportunidad de afrontar la situación como mejor nos parezca, al ritmo que mejor se adapte a nosotros.

Simplemente podemos pasarnos durante horas farmeando con el objetivo de aumentar nuestro nivel sin casi avanzar nada en la trama. La sensación de libertad está construida con gran acierto, pudiendo explorar un escenario la mar de amplio que se irá ampliando según avancemos en el mismo. Permitiéndonos explorar un sinfín de recovecos marinos, además de la propia superficie terrestre.

A pesar del inconveniente, nunca imaginé que ponerse en la piel de un tiburón fuera tan divertido a la vez que gratificante. Desde un principio se nos deja bien claro que podemos comernos prácticamente todo aquello que queramos y veamos con el fin de poder crecer lo más rápido posible. Pero las únicas amenazas a las que podemos hacer frente van ligadas a nuestro propio nivel, a parte de los indefensos animales que sirven como comida. A medida que nuestro querido tiburón suba de nivel y crezca, conseguirá luchar de manera más suelta contra todo tipo de enemigos y alimentarse más rápido de ciertas presas.

Jugablemente, Maneater nos mete de lleno en cómo sería ser un tiburón. Por tanto el sistema de control que nos ofrece es realmente ajustado en comparación a otros títulos de acción. El compartimiento del animal es uno de los elementos mejor trabajados, así como su forma de moverse por el agua bien sea lentamente para acechar o aumentar su velocidad de nado. Respecto al combate, por su parte, también tenemos unos controles sencillos que no van mucho más allá de un botón para atacar, otro para realizar un coletazo y otro que nos permite esquivar los movimientos del enemigo.

Aun así hay ciertas decisiones en el mismo que no son de mi agrado. La vida salvaje siempre ha sido vendida como la ley del más fuerte y así es, nuestra meta es básicamente esa convertirnos en el más fuerte. Pero la pirámide se rompe por completo cuando se puede apreciar que no existe contacto alguno de las diferentes amenazas entre sí. Entiendo que por temas de programación todos los enemigos de una misma zona se acerquen a atacarnos, pero choca para mal ver cómo un caimán y un muskallonga estén nadando tranquilamente el uno cerca del otro sin que ocurra nada. O que simplemente los cazadores ni interactúen con otros depredadores. Como podéis ver, estos pequeños detalles rompen un poco la armonía y experiencia del juego.

Viendo más a fondo el combate, visto así no es una mecánica para nada profunda, de hecho hubiera estado bien poder ver algo más rompedor en este aspecto ya que también la criatura cuenta con una especie de mejoras y «poderes». Pero es entendible que dentro de la fantasía que derrocha el Maneater, se quiera mantener un poco de cordura y dar cierta realidad. Pinceladas que se pueden ver en todo momento en el ecosistema que se nos presenta aunque en ocasiones se rompa por completo dejando ver momentos realmente locos; como puede ser el caso de salir a tierra firme para comer humanos o conseguir coleccionables, o la potencia de salto del tiburón.

Y es que sinceramente aquí es donde radica el principal encanto de Maneater y prácticamente toda la diversión. Su propuesta puede llegar a ser sorprendentemente exagerada con situaciones inverosímiles que un tiburón común jamás podría llegar a realizar. Pero sienta genial ponerse en manos de este mortífero cazador devorando todo a nuestro paso y enfrentar a cada uno de los líderes que quieren atraparnos. Como pequeño apunte agridulce respecto a estos últimos personajes, a pesar de ser como los jefes finales del juego estos aparecen con muy poca gracia.

Los enfrentamientos son prácticamente iguales entre unos y otros, basándose en tener que derrotarlos seguidos de sus súbditos y ya está. Tal como entran a la acción se van sin más, sin darles peso argumentativo más allá de: «Tienes que comértelo y sobrevivir». Pienso que en este aspecto le falta un poco más de chicha o haber sabido llevar mejor este tipo de enfrentamientos.

RPG Tiburón 3.0

En Maneater cazar y devorar cualquier ser viviente es clave para el crecimiento de nuestro tiburón, así como para sus futuras mejoras. En esta aventura todo puede ser devorado, aunque algunas veces más nos vale llevar un buen nivel porque podemos pasar a ser el depredador cazado. Para ello el estudio de desarrollo ha ideado una especie de sistema de mejora a través de consumibles que obtenemos con la caza. Sí, efectivamente, al más puro estilo de los juegos RPG pero sin llegar a ser excesivamente rebuscado ni complejo. Aquí simplemente debemos cazar para ir llenando las cuatro reservas: rojo, amarillo, azul y verde. Voy a llamarlas así para mayor comodidad a la hora de explicar cómo funciona este sistema.

Cada vez que enfrentemos y comamos cualquier animal del entorno, este nos va a dar una serie de puntos de la categoría a la que pertenezca. Además de experiencia que nos ayudará para aumentar nuestro medidor de niveles. Prácticamente cualquier tipo de pez dará una cantidad del medidor amarillo, por su parte animales como las tortugas harán lo mismo pero con el azul.

Así mismo, los que salen marcados como depredadores y humanos al comerlos conseguimos puntos rojos. Por último, los verdes se consiguen de seres vivos «especiales». Lo bueno que tiene el título es que en todo momento se nos señala qué material es el que vamos a recibir si nos lo comemos. Por lo que la búsqueda de estos es la mar de sencilla, sobre todo si somos jugadores que exploran cuidadosamente el escenario ya que esparcidos por todo el mapa podemos encontrar una serie de alijos que de ser destruidos obtenemos una gran cantidad de estos consumibles.

Todo estos elementos sirven para poder mejorar cada una de las evoluciones del tiburón, por tanto aumentamos también sus efectos así como las características de masa, salud, defensa, daño y velocidad. A cuanto mejores sean nuestros implantes, nuestra querida criatura será más letal cambiando incluso su aspecto físico y visual para el agrado de todos. Ahora bien, ya hemos visto cómo funciona este sistema pero ¿cómo conseguimos las evoluciones? Estas se pueden obtener de varias maneras, la más clara consiste en derrotar a los 10 líderes de cazadores. Por cada uno recibiremos un nuevo módulo para implantar.

La vida entre dos mundos

El lanzamiento de Maneater está siendo un poco empañado por culpa de sus encantos técnicos. Tripwire Interactive se ha encontrado un poco distante en el proyecto sin saber unificar un campo gráfico entre los dos mundos que se nos presentan: el acuático y el terrestre. Por parte de la vida bajo el agua apenas tengo pega alguna. Tenemos un ecosistema realmente abrumador, muy bien construido y con una ambientación fantástica haciendo que se sienta lleno de vida en todo momento. La representación del agua turbia por culpa de los desechos humanos y la contaminación también están muy presentes. Ofreciendo unos entornos que sorprenden e incluso a veces rozan lo absurdo. Con infraestructuras sumergidas, coleccionables a encontrar, residuos nucleares entre otros elementos, pero desde el buen sentido. Vamos, que le queda como anillo al dedo.

El entorno que se nos presenta en el título es bastante variopinto. Podemos encontrar escenarios con un diseño muy atractivo según la zona, destacando unos colores u otros así como un tipo de agua diferente. En cuanto a las texturas no estamos ante uno de los juegos más potentes en este tema de hecho podrían haber dado mucho más de sí. Pero funcionan correctamente con algún pequeño bug puntual.

En mi caso, al derrotar a un caimán en una de las cloacas, su carne quedó atrapada en la pared traspasándola sin poder recogerla. Respecto a cómo se comporta el conjunto de luces y sombras bajo el agua, mencionar que tenemos un trabajo de desarrollo convincente. Tiene un desarrollo en conjunto convincente que se ve muy bien respaldado gracias al buen uso de la paleta de colores y luces saturadas en ciertas ocasiones.

Ahora bien, pasando todo a lo que nos ofrece el título respecto a la «vida» terrestre deja bastante que desear. Es como el típico trabajo de clase en el que un compañero hace una parte y tú haces la otra. ¿Qué pasa con ello? Pues que antes de juntarlas ya se está oliendo el desastre… No catalogo como desastre Maneater en este aspecto, pero sí estoy convencido de que se podría haber pulido ciertos elementos mucho más y haber ofrecido una calidad mejor. En cuanto a diseño no tenemos un escenario malo, más bien normal tirando a tradicional. Pero en cuanto sacamos un poco el bisturí es cuando empezamos a encontrar cosas que podrían ser mejores.

Quizás bajo el agua sea más fácil disimular ciertos trucos o simplemente las propias definiciones. Fuera de ella nos topamos con texturas bastante planas que apenas aportan nada, así como un campo visual empañado por su «baja» calidad de dibujado y definición en renderizados. Por su parte, los humanos también dejan que desear en prácticamente todos sus aspectos. Más allá de que sea divertido comer humanos como verdaderos posesos (no sé hasta qué punto podría estar diciendo esto ahora mismo sin parecer un psicópata… bueno), la inteligencia de estos es prácticamente nula.

Es decir, su comportamiento ante nosotros es prácticamente nulo o inexistente. Por mucho que el juego se esfuerce en mostrarnos el pánico o que intentan huir de nosotros, en realidad es todo lo contrario. Si están nadando y nos comemos alguien cercano muchas veces se quedan quietos mirando, ni siquiera ponen resistencia o intentan escapar. Y cuando algunos reaccionan y hacen como el intento de escapar, aún así se siente demasiado artificial.

A excepción de los cazadores, que sí hacen hincapié en ir a por nosotros porque como es obvio es su trabajo, por parte de los demás no es así. En ocasiones confieso que es bastante divertido ver cómo nadan intentando escapar o en la propia tierra empiezan a correr ante nuestra presencia. Sin embargo se sienten poco reales y está claro que falta un poco más de trabajo aquí. Al igual que en los propios modelados de los mismos, su interacción con el entorno o sin ir más lejos su aparición en las propias cinemáticas. Las cuales no llegan a mostrar todo el poder del motor gráfico, dejando un sabor agridulce con el resultado final.

He visto que ciertos jugadores están teniendo problemas con Maneater. Problemas serios de rendimiento como pantallazos azules que obligan a cerrar el juego e iniciar de nuevo. En mi caso he disfrutado la versión de Xbox One y más allá del problema de texturas mencionado anteriormente, he tenido la suerte de no toparme con nada fuera de lugar que rompa por completo la experiencia. Todo lo contrario, estamos ante un título estable y que, en líneas general por todo lo comentado con anterioridad, tiene un acabado gráfico bastante resultón.

Respecto a otros campos como el sonoro haré mención de los efectos de sonido. Un campo implementado con gran acierto que ofrece elevar la experiencia a niveles inimaginables, un entorno construido minuciosamente y que hace que sintamos cada movimiento de nuestro tiburón: coletazos, golpes, mordiscos… La verdad que aquí Tripwire Interactive ha realizado un gran trabajo.

Por la parte de la banda sonora tenemos un conjunto de pistas bastante tranquilas que se implementan adecuadamente con la ambientación, pero que tampoco buscan destacar ni ser recordadas como una de las mejoras. Hacen su trabajo, son amigables y con eso es más que suficiente porque tampoco se sienten pesadas ni monótonas. Para finalizar el análisis comentar que Maneater cuenta con voces y textos completamente al castellano. Destacando sobre todo la voz del locutor que nos narra tanto el avance de la trama como los propios chistes o líneas de diálogo que van apareciendo según los acontecimientos. Un narrador que verdaderamente le da otro toque diferente y llena aún más de vida este mundo.

Conclusión Maneater

Finalmente Tripwire Interactive cumplió con su propuesta sacando un juego realmente divertido y de los más bizarros que he visto en este último año. La propuesta de convertirnos en un tiburón con mejoras biogenéticas y el tener que devorar todo lo que encontremos a nuestro paso, tanto animales como humanos, es uno de los incentivos más tentadores del mercado. Jamás imaginé que controlar un tiburón fuera tan gratificante, sobre todo que su sistema de mejoras funcionara tan bien.

Está lejos a ser un producto más redondo ya que encuentro cosas a mejorar como el apartado gráfico fuera del agua, pulir un poco más la jugabilidad o el mismo sistema de misiones principales… ¿Desde cuándo las misiones de la historia pueden llegar a ser más aburridas que las secundarias? Una elección de desarrollo inimaginable. A pesar de ello tiene elementos muy tentadores como las mejoras en el tiburón, el sistema RPG que adapta para dichos aumentos y la ambientación en sí en general del título.

Maneater es sin duda un verdadero descubrimiento para la industria, una idea descabellada pero bien ejecutada y desarrollada hasta niveles inimaginables. Si el estudio hubiera sacado más partido al apartado técnico y terminara de pulir aquellos elementos que menciono durante el análisis, estaríamos ante uno de los títulos más importantes del mercado.

Política sobre notas en Game It

Nota: 7

Lo mejor:

  • La experiencia de sentirse un verdadero tiburón.
  • El sistema de mejora con elementos RPG.
  • Una jugabilidad realmente divertida.

Lo peor:

  • El apartado gráfico en la superficie puede dar algo más de sí.
  • Falta pulir la IA y mejorar las cinemáticas.
  • La historia pierde fuerza muy rápido, con misiones principales repetitivas.
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