Rogue Aces. Análisis Nintendo Switch

Rogue Aces

Desde que se desveló la faceta híbrida de Nintendo Switch los amantes de los juegos independientes comenzamos a fantasear con la posibilidad de disfrutar todas esas mecánicas y narrativas en cualquier parte. La compañía japonesa supo coger ese guante y no ha dejado de llevar a su consola todo tipo de juegos. Uno de los últimos que ha “aterrizado” es Rogue Aces que trata de recuperar el espíritu de los juegos de aviones en 2 dimensiones.

Sobrevolando la nostalgia

Sin ninguna duda Rogue Aces bebe claramente de juegos arcade como puede ser “1942”. Los objetivos que nos presenta son similares. Uno de los puntos positivos con los que cuenta Rogue Aces es muy importante dentro del género arcade. Nos referimos a la velocidad con la que empezamos a jugar. Tras elegir el modo de juego en el que queremos empezar la partida estaremos ya al mando de nuestro avión.

La particularidad que nos ofrece Rogue Aces con respecto al resto de juegos arcade de aviación es que se trata de un roguelike. Para los pocos que puedan quedar sin conocer este término, consiste en que no contamos con puntos de guardado. Durante el modo campaña, que será el único que tendremos desbloqueado desde que comenzamos a jugar, contaremos con un número limitado de aviones para completar los objetivos que nos van encargando uno tras otros.

Para completarlos tendremos las metralletas del avión, unos misiles que mantendrán la altura hasta impactar y unas bombas que podremos dejar caer al suelo para acabar con edificios. Durante las misiones aparecerán aviones enemigos que tratarán de dificultarnos el trabajo. Más allá del estado de nuestro avión que terminará por dejar de funcionar si resulta seriamente dañado tendremos que controlar aspectos como el combustible que nos queda. Tanto si nuestro avión echa humo como si nos estamos quedando sin combustible tenemos la opción de regresar al portaaviones del que hemos partido para repostar y que nuestro avión se repare automáticamente.

Si no llegamos hasta allí y nuestro avión se precipita contra el suelo tenemos la posibilidad de eyectarnos del mismo y abrir nuestro paracaídas para sobrevivir, pero esto es más difícil de lo que parece ya que si aterrizamos en territorio enemigo la partida habrá terminado mientras que si lo hacemos en una zona sin peligro podremos coger otro avión, si es que nos quedan.

Al ir superando las diferentes misiones que se nos proponen en el modo campaña iremos desbloqueando algunos nuevos modos de juego que, aunque nos piden diferentes objetivos se quedan algo cortos ya que no ofrecen una experiencia diferente ni nada concreto que haga la experiencia de juego mejor de lo que ya es.

 

Dificultad para todos los públicos

Como sucedía con los juegos arcade que nos tenían durante horas enganchados tratando de mejorar nuestra puntuación, Rogue Aces es de fácil acceso para cualquier jugador. Unos controles que no van más allá de 4 botones nos facilitan derribar nuestros primeros aviones enemigos sin grandes problemas. Aunque no tardemos en ver por primera vez la pantalla de “Fin de partida” la breve duración de cada partida, al menos hasta que dominamos la mecánica, lo convierte en un continuo volver a empezar tratando de hacerlo un poco mejor.

A esto se le suma la gran cantidad de misiones que se nos propondrán. Al contrario de lo que pasa con las partidas esto se nos volverá repetitivo rápidamente ya que en muchas ocasiones el objetivo no irá más allá de derribar aviones enemigos o destruir edificios. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la repetición es el gran problema al que se enfrenta Rogue Aces, un problema que lastra bastante la experiencia de juego si queremos tomarlo en serio.

Si hablamos del apartado técnico debemos destacar lo bien detallado que está el mapa en el que transcurre la acción. Es cierto que es algo sencillo ya que se trata de un scroll lateral en 2D pero a pesar de ello nos ha dejado bastante satisfechos. Las animaciones son muy sencillas y cumplen su trabajo sin problemas. No hemos encontrado problemas en la tasa de frames ni nada similar que sea remarcable. En definitiva, estamos ante un juego que conocía sus limitaciones y no ha tratado de rebasarlas en ningún momento, lo que nos deja un apartado visual correcto.

Para terminar con el sonido repite el problema de repetición con las misiones, aunque para los más nostálgicos esto les recordará a las máquinas recreativas. Los textos están correctamente traducidos y las voces en inglés, aunque todo el guion es prácticamente anecdótico.

Conclusiones de Rogue Aces

Tras dedicarle un buen puñado de horas a Rogue Aces hemos llegado a la conclusión de que es un juego entretenido para los quince o 20 minutos que puede durar un viaje en autobús. Se torna relativamente sencillo cuando controlamos las mecánicas y las misiones se vuelven repetitivas cuando jugamos una larga sesión. A pesar de todo esto si lo que buscas es un reto contra tu propia habilidad Rogue Aces puede darte buenos ratos.

Poco hay que comentar de los controles y el apartado técnico ya que todo cumple su cometido sin florituras lo que hace que la experiencia sea buena, pero sin dejarnos con la boca abierta.

Política de notas
Salir de la versión móvil