Sonic Forces. Análisis Xbox One

Sonic Forces análisis game it 03

El legado del erizo azul es largo y con oscuras travesías, el que fuera la principal competencia del fontanero nintendero se desinfló con el paso a las tres dimensiones, donde Mario 64 se alzó, Sonic fue cayendo juego tras juego de manera estrepitosa. Si miramos a una época más reciente tenemos algunas de cal  y otras de arena. Es cierto que podemos ver obras notables como el Sonic Generations o el Colors, aunque no podemos pasar por alto el más reciente Sonic Boom, para muchos una atrocidad… No debemos enmarcar a este juego (Sonic Forces) dentro del veinticinco aniversario del personaje, pues este fue en 2016. 2017, el cual ha llegando a su fin, era un año muy esperado por los fans del erizo pues se presentaba realmente interesante; el lanzamiento de Sonic Mania tirando a lo clásico y de este Sonic Forces a cargo del Sonic Team, ambos resultaban ilusionantes y prometedores a partes iguales. ¿Cómo ha resultado ser finalmente esta nueva aparición de Sonic (o debería decir los Sonics porque manejaremos a ambas versiones del personaje) en nuestras consolas?

Ya de inicio tengo que declararme seguidor del erizo más rápido del universo videojueguil y es que la Mega Drive fue mi consola principal en mis años mozos. Así pues, este análisis va a ser lo más ecuánime posible e intentando no dejarme llevar por la nostalgia. Soy consciente de que Sonic no es exactamente lo que era, y si a algo se le parece no es precisamente Sonic Forces sino más bien a Sonic Mania, que por cierto, ha gustado bastante entre la comunidad.

¿Qué hay de nuevo viejo?

Sonic Forces olvida afortunadamente la reinvención catastrófica que supuso Sonic Boom y nos presenta al estilizado erizo moderno, con pantallas basadas en la velocidad y las plataformas tridimensionales, además de al Sonic clásico: el erizo azul regordete que avanzaba de manera lateral y en dos dimensiones. Esto no supondría sorpresa alguna pues ya lo vimos en el notable Sonic Generations de 2011.  Por ello, aquí tendremos como añadido un nuevo personaje controlable, un avatar personalizado con una jugabilidad cercana al Sonic moderno pero que incorpora un ítem que nos otorgará habilidades y el cual podremos ir variando a lo largo de la aventura.

Si hay algo que nos llama la atención ya de manera inicial de Sonic Forces es su presentación pobre y desganada, los menús, las cinemáticas y en general el diseño del juego están poco trabajados y son excesivamente minimalistas (en el mal sentido) y además se ve poco original e inspirado, muy colorido eso sí.

Ya que hemos empezado por lo que no nos ha gustado especialmente seguiremos en este tercio, de Sonic Forces se esperaba un lavado de cara para el personaje como un soplo de aire fresco que nos dejara buenas sensaciones y nos llenara de optimismo para en el futuro esperar más juegos del erizo. Pero lo cierto es que este nuevo título tiene algunas buenas ideas  que en general no consigue ni por asomo que nos sintamos ilusionados para próximas entregas.

Otro de los puntos negativos de la obra es la falta de esfuerzo latente en aspectos clave, algunas mecánicas como decimos resultan interesantes pero no están refinadas, ni trabajadas dando al traste con ellas. El Sonic moderno el cual se podría decir que es el protagonista del juego, tiene un control algo tosco y a menudo seremos meros pasajeros en un viaje incierto y sin rumbo claro donde nuestro veloz personaje irá de aquí a allá sin que podamos, ni sintamos hacer nada; como cuando subimos en una montaña rusa  y esta nos lleva de arriba a abajo sin que tengamos decisión alguna, además nuestra adrenalina no se disparará a niveles similares a las de la atracción así que a este Sonic sigo sin encontrarle el punto, lo siento.

Por el contrario, esto sí que hay que remarcarlo, las fases del Sonic clásico se me hicieron mucho más entretenidas y sin destacar especialmente, me arrancaron más de una sonrisa, pero… lo malo es que su número es muy reducido y no llegan ni a un tercio de las fases principales. Al final suena a un caramelo para contentar a puretas como yo, pero poco más.

Pero si todo esto os hace dudar sobre este Sonic Forces las fases del avatar acabarán por minar vuestras ilusiones. Son aún más clónicas, insulsas, repetitivas y simples que las de sus otros dos compañeros de hazañas y encima a menudo sólo con pulsar «RT», el gatillo derecho de nuestro mando de la Xbox One, eliminarás cualquier enemigo a llamarada limpia o con otros variopintos poderes dependiendo del ítem seleccionado. Lo dicho, el avatar es un relleno infantiloide y muy hortera. Quien desde luego se lleva la palma si hablamos de mal gusto vistiendo.

Todo esto unido a una duración más bien escasa, sobre las cinco horas, sólo alargadas por algún pico de dificultad entretenido al menos eso sí, por las fases extras y sobre todo por el continuo obsequio de regalos en forma de objetos decorativos a cual más feo para nuestro avatar.

Conclusión de Sonic Forces

En su conjunto, Sonic Forces es una compra poco aconsejable. Estoy prácticamente seguro que el fan acabará por caer en la desilusión a pesar de disfrutar momentáneamente y de manera puntual del juego. La única vía de escape es su orientado y marcado corte infantil, siendo probable que sean los más pequeños los únicos que perdonen la alargada lista de errores que acumula el título, y quienes entren en el juego que aquí se propone. Me gustaría al menos destacar el elevado frenetismo que sí que se consigue a veces, cuando como por arte de magia se aúnan un buen diseño de niveles, un aceptable control y toda la velocidad característica del erizo azul. También antes de marcharme quisiera comentar el apartado sonoro del juego, el cual ha sido criticado por muchos. Bien es cierto que en ocasiones chocan bastante algunas melodías, sobre todo para los más talluditos, las canciones de Sonic Forces tienen un toque moderno, epiléptico y que parecen sacadas de una de las listas de Spotify de algún youtuber famosete, pero si bien a veces no encajan, en otras se nos catapulta a la más frenética acción. Mejorables sí, pero vaya, tampoco darán al traste con tu experiencia global.

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