Análisis de Tropico 3 en Eslaultima.com

Cuba te llama, oye la música, Cuba te llama, oye la música!!!

Nos encontramos ante un producto singular, curioso y muy entretenido. Porque ser un aburrido y honrado presidente de una república bananera cuando puedes puedes mantenerte en el poder mediante los falsos votos, la corrupción y sin democracia, AQUÍ SE HACE LO QUE YO DIGO.

En Tropico 3 nos situamos como el recientemente elegido presidente de la isla Tropico. Empezamos a mediados del siglo XX tal como ya sucedió con algunos gobiernos tropicales en la realidad.

Podremos elegir ser cualquier tipo de dictador o líder de la revolución, eligiendo entre muchos ejemplos míticos: Fidel Castro, el Ché, Pinochet… Pero siempre podemos crear nuestro propio presidente. Le elegiremos su atuendo (incluso traje de pirata) y luego unas habilidades. Su origen, su ascenso, sus virtudes y sus defectos. Os podéis pasar un buen rato eligiendo habilidades y riendo, porque hay cada defecto que te hará sacar una carcajada limpia: feo, chovinista, tacaño…

Hasta los redactores quieren ser presidentes de Tropico.

Una vez nuestro líder este preparado saltaremos a la isla. Solo habrá una isla y en ella dominaremos todo. El juego no se centra en hacer un ejercito o destruir a un enemigo, sino que se parece más a un juego de la saga Sims, a un juego de la saga Tyccon o a un simulador social donde deberemos mantener nuestro pequeña isla tropical en una economía equilibrada, mientras la población es feliz y todo se mantiene estable hasta nuestro retiro.

Nuestro objetivo será crear una ciudad atendiendo a la economía exterior (como en la época de desarrollo, Estados Unidos y la Unión Soviética están detrás nuestro) y a nuestra población.Tendremos muchos edificios a nuestra disposición, según las características de nuestra isla, desde granjas que podremos modificar para que en vez de servir de alimento produzcan productos de exportación, pasando por las minas, turismo y acabando por el petroleo. Pero no solo tendremos que centrarnos en el medio económico, deberemos crear viviendas dignas, hospitales, centros de ocios, aparcamientos… todo un repertorio de opciones que a medida que nuestra población aumente deberemos ir complaciendo. Y no solo centrarnos en el tropicano, sino en su formación: tendremos que dotar de sueldos equitativos, crear escuelas y universidades que formen a universitarios que ocuparan los puestos más importantes en hospitales, centrales eléctricas y periódicos. El tropicano es un ser complicado que nos exigirá mucho como presidente.

Aunque podremos seguir a cada tropicano por su vida, podremos entender sus necesidades a través de los grupos políticos que existen en Tropico: desde nacionalistas hasta intelectuales. Cada tropicano tendrá un idea política de uno o varios partidos, que deberemos mantener contentos para que no se rebelen y hagan una revolución. Para cumplir sus deseos (o mandarlos al cuerno) o ganar su respeto haremos uso de los edificios, los decretos y los discursos.

Nuestro presidente estará representando en todo en Tropico y con su ayuda haremos que los trabajadores trabajen mas rápido o dar discursos para que la gente gane respeto a nuestra causa. Aunque si llegará el caso, también actuará como un soldado.

Los decretos son variados y centrados en temas específicos: quitando libertades o dando libertades, concediendo matrimonios homosexuales o prohibiendo el condón, quemando libros o haciendo a la policía más cercana al pueblo,… Los decretos son muy completos y hasta asustan la cantidad de detalles que darán. Deberemos usarlos correctamente o podremos convertirnos en un dictador odiado por el pueblo.

Porque aunque esto sea un juego centrado en la construcción y prosperidad, podemos tener personas que estén en nuestra contra debido a  nuestras acciones. Si se sienten muy ofendidas pueden hacerse rebeldes, desapareciendo como ciudadano tropicano y atacando nuestros edificios de vez en cuando. Para defendernos tendremos que instalar puestos militares, armerías y cuarteles para que los soldados se movilicen en caso de ataque. Hasta nuestro avatar irá al combate para defender «su presidencia».

Pero tranquilos, dejaos de complicaros la vida, coged una cerveza y aprobad unos cuantos decretos para que se destine un porcentaje de nuestros beneficios para la cuenta en Suiza, ya que el pueblo nos quiere tanto, al menos nos dejaran tener una jubilación acomodada. Las opciones de trapicheo, malversación y libros de cuentas falsos estarán a nuestro alcance para que cuando termine nuestra partida (de forma estándar habrá un tiempo determinado, alrededor de 1990) podamos ver como nuestra cuenta en Suiza tiene un suculento plan de pensiones. Pero cuidado, los intelectuales podrían darse cuenta de ello e intentar quitaros del poder.

Como sistema de juego es brillante, una idea original con un sistema de juego original.  Nos encontraremos con una campaña de 15 misiones, más misiones libres que podremos crear y modificar a nuestro gusto. Quizás este es el punto más flojo del juego. Por muchos actos aleatorios y arbitrarios el juego puede llegar a resultar muy repetitivo, ya que la variación entre islas no es muy grande puede que algunas personas puedan despedirse rápido del juego si realmente el género no les apasiona. Como componente extra incluye desafíos y comparación de perfiles con otros jugadores mediante el uso de Internet.

El apartado gráfico es soberbio, la cantidad de detalles es impresionante, quizás la única pega sea que en la versión de PC para conseguir el mejor aspecto se necesita una maquina relativamente moderna. Los juegos de luces, las plantas que aparecen entre los adoquines, los edificios y coches… son una representación muy realista de la época, sin duda Kalypso ha intentando transmitir esa atmósfera tropical, que al menos en opinión mía, ha conseguido.

Por último, el apartado sonoro es algo raro. Por un lado tenemos a Pepe, el locutor de radio que nos informará de todo lo que pasa en el trópico y que te hará muy llevaderas las horas de juego. Por otro lado tenemos la banda sonora que puede resultar enfermiza (aunque en la caja pone «Fabulosa Banda Sonora Latina»), se resumen en 10 canciones salseras que se repiten entre  el locutor de radio y la música instrumental, alrededor de 15 canciones,  que te pueden hacer apagar los altavoces (a mi me gustaron las canciones las primeras 10 horas de juego, luego tuve que recurrir a tranquilizantes para no volverme loco y poder dormir por las noches).

En resumen, nos encontramos ante un producto con muchos detalles y un buen acabado, que pueden llegar a resultar repetitivo si no te gusta el genero pero que te hará pasar muy buenos ratos siendo el El presidente de Tropico.

Lo mejor:

Lo peor:

PUNTUACIÓN: 7

Referencias:

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