Brink, análisis para PC

“Es el último sacrificio. Ahora o nunca. Si lo conseguimos, Ark se habrá salvado. Y si se salva Ark, la humanidad seguirá teniendo esperanzas. Mis compañeros gritan pidiendo ayuda; oigo disparos en la lejanía. Soy el ingeniero; debo alcanzar cuanto antes los controles de seguridad y piratearlos. Me defenderán. No queda otra. Si conseguimos evitar la explosión, podremos volver a casa. Si fallamos… no habrá sitio al que regresar.”

Permitidme la licencia de usar un brevísimo texto para ilustrar un poco el tono del juego que nos ocupa, Brink, un título claramente orientado al multijugador y que lleva tiempo en el candelero. Tanto tiempo que se ha generado cierto aire de expectación a su alrededor, expectación que puede hacer bien a un nuevo juego, o hundirlo en la más absoluta miseria si no se acaba convirtiendo en lo que se prometía. Desde Splash Damage, creadores de los famosos Enemy Territory, han querido dar una vuelta de tuerca a la fórmula que tan bien quedó en esos títulos e integrar la experiencia de un jugador con la de multijugador para que la frontera entre jugar offline u online apenas fuera distinguible. Exigencias muy fáciles de vender pero díficiles de cumplir. ¿Habrá superado Brink esas exigencias?

Salva el Ark o destrúyelo y escapa

Pues si. A eso se reduce el argumento de Brink. No os asustéis, el hilo conductor de la historia apenas es necesario, y si no fuera porque se han empeñado en incluir en el juego un modo campaña, directamente sobraría. El trasfondo de Brink es, cuanto menos, efímero. El Ark (Arca) es una ciudad-reducto, la última luz de la civilización en una época oscura que ocupa todo el planeta Tierra. Mientras que una facción, Seguridad, vela por proteger la supervivencia del Ark y por ende de toda la humanidad, existe un grupo de insurgentes, denominados muy acertadamente la Resistencia, que intenta destruir el Ark y escapar al exterior, prefiriendo vivir en libertad bajo sus normas que bajo el yugo del Ark. Y eso es todo.

Quizás si el juego hubiese tenido un modo campaña mejor planteado, hubiese sido necesaria una historia más compleja, pero teniendo en cuenta que no hay diferencia entre el modo campaña y el modo multijugador, los chicos de Splash Damage no se han molestado en elaborar más el asunto. Y mejor así. Si quieres un modo campaña con historia trabajada, búscate otro. Brink va sobre saltos, disparos, destruir posiciones enemigas y defender puntos estratégicos, nada más. Mientras antes os hagáis a la idea, antes podréis vislumbrar los aspectos interesantes de este juego.

Gráficos

Pues que queréis que os diga. Después de meses, o más bien años, viendo vídeos y trailers de Brink, me esperaba que el juego fuese una bestia gráfica. Y resulta que no lo es. También es cierto que para lo que ofrece y lo que busca, no es necesario, pero desde Splash Damage se han encargado de alabar tanto su juego que uno esperaba que no solo intentara aportar algo nuevo en cuanto a jugabilidad, sino que se convirtiera en un referente visual. Los escenarios son detallados, con diseños tanto de suburbios y ruinas como de salas y avenidas dignas de cualquier ciudad de un futuro utópico. El motor gráfico cumple, sin más, y se mantiene estable en casi la mayoría de situaciones. No obstante, he observado texturas fuera de sitio y efectos de pop-in en algunos casos, especialmente cuando los demás personajes se mueven por el mapa realizando parkour. También he sufrido el típico fallo en que el personaje queda atrapado en un punto del mapa y no puede moverse. Esas cosas las suelo solucionar con una granada lanzada a los pies del personaje, pero maldita sea la gracia que me hace.

Eso si, no todo va a ser malo. El diseño y acabado de los personajes está muy conseguido, con un efecto caricaturesco (recuerda vagamente a Team Fortress 2) que le añade un toque especial a Brink. No obstante, eso no basta para elevar el nivel gráfico del título.

Podríamos decir que en este apartado cumple, pero no supera expectativas ni mejora nada que no hubiera ya en juegos de hace un par de años.

Jugabilidad

Brink pretende fusionar la experiencia de un solo jugador con la experiencia online. Y a ratos parece haberlo conseguido. Es posible mantener e ir mejorando un personaje, que podremos utilizar tanto jugando offline como online. Si jugamos la campaña (rodeado de bots, por cierto), el personaje mejorará y aprenderá nuevas habilidades a nuestra elección. Luego podremos pasar a jugar online, y dichas habilidades estarán disponibles. Y así de un modo a otro, sin distinciones.

Otro aspecto interesante de la jugabilidad de Brink es el punto de movilidad que han añadido a su dinámica. Hay múltiples formas de recorrer los mapas, y muchas de ellas pasan por correr, deslizarse y saltar de un saliente a otro, o escalar una cornisa. Para ello, han implementando un interesante sistema de parkour, que permite a nuestro personaje realizar dichos movimientos. Está claro que alguien del equipo de diseño tuvo grandes noches jugando a Mirror’s Edge.

Por lo demás, estamos ante un juego de equipo, un bando contra otro. Los personajes pueden cambiar de clase según les convenga, accediendo al centro de mando de su base de operaciones. Por ejemplo, si para ganar la misión es necesario abrir una caja de seguridad y se necesita un ingeniero, podemos acceder al centro de mando, cambiar de clase, realizar dicha acción, y luego volver a elegir otra clase que sea necesaria para un nuevo objetivo.

Brink cuenta con ocho mapas diferentes, ambientados en las alturas de Ark o en los bajos fondos de los suburbios. En el modo campaña, según el bando elegido tendremos que perseguir ciertos objetivos, desde escoltar a un VIP hasta derribar una puerta de seguridad, pasando por la defensa de una sala de control. Los objetivos están equilibrados y suelen ofrecer el desafío necesario para tenernos enganchados los minutos que dure la partida. El tiempo, por cierto, es algo fundamental en Brink, y es que la sensación de que el tiempo está pasando y los objetivos no se van cumpliendo nos puede poner de los nervios, ya que además de la cuenta atrás que tendremos permanentemente en la pantalla, la voz del líder del grupo (ya sea de Seguridad o de Resistencia) se encargará de irnos felicitando por el avance o instándonos a seguir intentándolo.

Hablando de objetivos, el sistema de victoria de Brink hace que estos vayan cambiando, y que muchas veces sea necesario realizar un paso previo para facilitar la consecución del objetivo principal. Por ejemplo, si tenemos que acceder a una sala para defenderla, puede que exista un objetivo secundario que sea colocar un nido de ametralladora en un punto estratégico del mapa, de tal modo que aunque completar dicho objetivo no cuente para lograr la victoria, disponer de esa posición defensiva signifique la diferencia entre el éxito o el fracaso.

El sistema de clases nos presenta las habituales categorías: soldado, ingeniero, espía y médico, cada una con un amplio abanico de habilidades, repartidas en niveles, que podremos ir desbloqueando conforme consigamos puntos de habilidad. En Brink, nuestro personaje puede ser de cualquier clase en cualquier momento del juego, pero al estar el tope de nivel situado en 20, hay que pensarse muy bien si quieres ser un experto ingeniero o un “aprendiz de todo, maestro de nada”. Tu estilo de juego manda. Como anotación, contaros que disponemos de 50 habilidades para desbloquear, pero un mismo personaje solo podrá conseguir 20 de ellas. Algunas no afectan para nada la dinámica de juego, pero las más avanzadas nos permitirán cambiar el devenir de la partida, aunque serán difíciles de obtener.

Otro aspecto muy interesante es el apartado de personalización. Conforme avanzamos en el juego, se van desbloqueando rasgos y modificadores que afectarán al personaje y al armamento que utilizamos. Respecto al personaje, se podrá cambiar su peinado, su cara, la indumentaria, y muchas más opciones. También podremos escoger, llegados a cierto punto, la corpulencia física, lo que afectará a las armas que podemos llevar y a la velocidad de movimiento y altura de los saltos de parkour. Pero el punto fuerte está en la personalización del armamento. Añadiremos distintos tipos de mirillas, cargadores de más capacidad, gatillos que permiten una mayor cadencia de fuego y muchas opciones más, que definirán exactamente el tipo de arma que queremos usar y que se adecua a nuestro estilo de combate.

Por último, reseñar el SMART (Smooth Movement Across Random Terrain), que es como Splash Damage ha denominado a la capacidad de avanzar por el mapa sin detenernos, utilizando los movimientos y saltos necesarios de forma automática. Con solo pulsar un botón, subiremos a balcones, saltaremos de una caja a otra, escalaremos paredes, hasta llegar a donde queremos. No es mala idea, pero el nombrecito está metido con calzador.

Música/FX

Otro aspecto que para nada es importante en este juego, y se ve claramente que en Splash Damage lo sabían. La música es resultona, pero no serías capaz de rememorarla una hora después de haber jugado. Los sonidos y efectos no tienen nada destacable pero mantienen un nivel aceptable. Eso si, las explosiones y disparos no dan sensación de ser reales. De todas formas, el jugador de Brink apenas prestará atención a este aspecto, ya que estará más entretenido en intentar cumplir los objetivos y controlar el tiempo que le queda para hacerlo.

Digno de mención el doblaje que hemos recibido en la versión española, pero por horrible. Se que en el mercado español hacemos especial hincapié en la importancia de que los juegos lleguen doblados, pero creedme, para el resultado que han conseguido en Brink, mejor sin duda en versión original. Lamentable es quedarme corto. Ver en una cinemática a un tipo duro, cubierto de tatuajes y cicatrices y portando todo un arsenal mientras se dirige a sus compañeros con una voz aniñada es una experiencia que roza lo desagradable.

Por último quiero comentaros un fallo relativo al sonido que he sufrido más veces de las que se pueden tolerar. Al terminar de visualizar algunas de las cinemáticas y empezar la misión, el sonido desaparece y el juego continúa sin emitir ni música ni efecto alguno hasta que se termina dicha misión y aparece la cinemática de cierre. Esto solo se arregla si reinicias la misión. Espero que solo me haya pasado a mi, porque si es un fallo generalizado, es otro clavo en el ataúd de Brink. Fallos tan flagrantes no pueden permitirse en un juego con las expectativas que tiene este título.

Modos de juego/Online

Aquí viene uno de los principales errores de Brink. Ese afán por conseguir la experiencia de juego perfecta, en que un jugador pueda disfrutar del juego offline en un momento, y al momento siguiente pueda estar jugando online sin apenas darse cuenta le ha pasado factura a este juego.

Brink cuenta con el modo campaña, que consta de dos arcos argumentales, de 10 misiones cada uno, donde nos intentan relatar los acontecimientos que suceden durante un ataque terrorista de la Resistencia y los intentos de Seguridad de que Ark no sea destruido. La supuesta gracia de Brink es que la campaña es exactamente igual que el modo multijugador, salvo que en vez de crear los objetivos, estos ya vienen definidos, y que entre misión y misión nos cuelan alguna que otra cinemática intentando que nos metamos un poco en la historia. El modo campaña puede ser jugado con bots completando ambos equipos, o aceptando jugadores que estén realizando la misma misión que nosotros. Por supuesto, es altamente recomendable hacerlo con la segunda opción, ya que mi experiencia en la campaña usando bots solo se puede definir con una palabra: CAOS.

Además existe el modo libre, donde podemos buscar cualquier tipo de partida o crear la nuestra imponiendo los límites y colocando los objetivos que se nos ocurran.

En cualquier tipo de partida, podremos entrar y salir sin realizar ningún tipo de espera. Esto es algo positivo, porque se gana dinamismo a la hora de empezar a jugar, pero puedo decir que una de las misiones más interesantes de la campaña la completé entrando en una partida a la que le quedaban 30 segundos. Aunque siempre puedes repetirla, esto está muy mal.

Añadir que el sistema de búsqueda de jugadores y partidas está bastante conseguido, y podemos filtrar por un montón de criterios para encontrar la partida que más se adecue a lo que queremos jugar.

Conclusión

Splash Damage pretendía crear un nuevo referente en cuanto a los juegos de disparos en primera persona, pero la ambición, si no se acompaña de resultados, se queda en nada. Se pretendía también que fuera un juego divertido, pero es divertido hasta que te das cuenta de ciertos fallos y lacras en su jugabilidad. Aún así, Brink gustará a todos aquellos que estén enganchados a juegos como Team Fortress 2 o Enemy Territory, y mantendrá entretenidos al resto durante algunos días. La poca rejugabilidad hará que solo los pocos seguidores acérrimos de Brink sigan jugando online al título más allá de unos meses. Lo curioso es que ya salen rumores de Brink 2, donde parece ser que van a intentar corregir los defectos del primero. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.

LO MEJOR

– Los movimientos de parkour le dan un toque de distinción dentro del género.
– El dinamismo del sistema de objetivos te mantendrá interesado por el juego al menos unos días.
– Gana mucho cuando te encuentras con jugadores que saben que se trata de un juego en equipo.

LO PEOR

– Algunos molestos bugs sonoros y defectos gráficos.
– Lo caótico que puede resultar a veces hasta que te das cuenta de que tienes que ir cambiando de clase para compensar el equipo en cada momento.
– Que prometían la revolución y se ha quedado en un “bah”.

NOTA 6.5

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