¿Cómo deberían ser las futuras consolas? – Ilusiones de un jugador

¿Imagináis un mundo de videojuegos donde las compañías sólo tuvieran que desarrollar para una plataforma? Un mundo en el que todos los jugones tuviéramos acceso a los mismos títulos sin tener que elegir una plataforma u otra. Un mundo en el que las exclusivas no fueran respecto a lo que realmente nos importa a los jugadores, los juegos… yo sí. Yo lo imagino y lo espero con ganas.

Los que me conocen, llevan un par de años escuchándome decir que el sector independiente es el que va a marcar la diferencia en las próximas generaciones de videojuegos, y poco a poco se va acercando a la realidad. Cada vez surgen más y más estudios pequeños que crean verdaderas obras de arte y a precios mucho más competitivos que las grandes producciones.

Probablemente por ese motivo, 2012 ha sido un año de renovaciones en las ideas de las grandes empresas del sector. Si recordáis el E3, se presentaron un par de proyectos de consola con muy buena pinta y que tenían un ingrediente común: Android como sistema operativo. Esto va a permitir que los desarrolladores que hagan juegos para una de estas consolas, se pueda ejecutar en las demás (pactos comerciales aparte). La única diferencia entre ellas son las prestaciones de cada una.

De hecho, el camino abierto por OUYA y seguido por NVidia Project Shield, Razer Edge o Wikipad, parece ser el futuro de las consolas portátiles (amén de que OUYA es sobremesa), y muy probablemente empiecen a comer mercado a las marcas grandes de forma seria a partir de esta última generación.

Pues ese es el prólogo de la reflexión que hice al principio, pero exportado a las consolas de sobremesa. Ahora que Sony y Microsoft se han apoderado del gran mercado, podríamos tener sueños húmedos en este sentido. ¿Imagináis dos consolas, con arquitectura similar, donde se pudieran jugar a los mismos juegos sin distinguir plataforma?

Puede resultar un poco chocante de primeras, pero pensadlo por un momento. Las desarrolladoras no tendrían que invertir el doble esfuerzo en desarrollar para ambas, con la consiguiente reducción de presupuesto, y posible bajada de precios. No habría distinción de plataformas por exclusividades (salvo las pactadas comercialmente, claro). Se podría jugar online de forma cross-platform, así poder jugar a los mismos juegos con todos los amigos…

Lo esencial, los juegos, no tendrían distinción. Lo que nos lleva a la pregunta importante: si ambas son iguales… ¿qué consola me compro? Esta es la respuesta de la reflexión.

Hace ya una generación, y se ha reforzado en la actual, que las consolas han dejado de ser tal exclusivamente para convertirse en centros de entretenimiento digital, ofreciendo distintos servicios que acercan a todos los usuarios al uso cotidiano de la misma, y no solo para jugar. Aquí es donde debería estar la diferencia.

PlayStation 4 ya ha sido presentada al público, y Xbox Infinity (o Fusion, o 720, o como quieran que se llame) viene de camino, y ambas prometen una experiencia diferente con un universo de posibilidades aparte de los juegos en sí. PlayStation 4, por poner un ejemplo, permite el uso de Gaikai para jugar en streaming. Xbox Infinity, que aún no sabemos si traerá algún servicio similar, incorporará el último accesorio Ilumiroom. Ese tipo de extras son los que deberían diferenciar las plataformas.

Volved a darle a la imaginación: juegos desarrollados para la misma arquitectura (X86), pudiendo ser los mismos en distintas consolas, donde la diferencia la marcan los extras que incorpora cada una de ellas, los precios bajarían, el nivel de desarrollo subiría, juegos cross-platform entre todas, posibilidad de jugar con el PC a lo mismo que en la consola…

¿No suena todo un poco idílico?

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