Crítica de FROZEN: El reino del Hielo

En esta época navideña, como era de esperar, Disney no falta a su cita anual donde sabe que hará las delicias de grandes y pequeños. Esta vez no viene acompañada por Pixar, lo cual me entristece muy mucho ya que, para mí, esa fusión no hace más que crear obras maestras del séptimo arte. Yo creía (hace años) que Disney no iba a saber hacer películas de animación por ordenador sin la intervención de Pixar, sólo hay que recordar «Chiken Little«, «Bolt«, «Descubriendo a los Robinsons«… bastante deficientes y simples. Pero no, supo rectificar y nos deleitó con “Enredados” y poco después con la deliciosa “Rompe Ralph”, perfecta para jugones de Videojuegos.

Sinopsis: En «Frozen», una profecía condena a un reino a un invierno eterno. Así que Anna se ve obligada a unirse a Kristoff, un audaz hombre de las montañas, y emprender un viaje épico en busca de la Reina de la Nieve para poner fin al gélido hechizo. Anna y Kristoff harán frente a temperaturas extremas, a criaturas místicas y lucharán contra los elementos en una carrera contrarreloj para salvar al reino de la destrucción más absoluta, el Frío.

Esta vez, con «Frozen: El reino del Hielo», Disney, de la mano de Chris Buck y Jennifer Lee, vuelve a lo que mejor sabía hacer en sus comienzos, esa mezcla de comedia musical y aventuras. Intentaron volver a esta fusión hace relativamente poco con «Tiana y el Sapo», lo cual agradecí y disfruté gracias a la animación tradicional.

En «Frozen» no falta las canciones, de hecho sobran incluso dos de ellas, ya que vienen de situaciones un poco forzadas. Pese a esto y a un guión bastante simple y sin complicaciones, no se hace para nada pesada, te lo pasas bien con las conversaciones absurdas y unos personajes muy cuidados, como Olaf, el muñeco de nieve, y Sven, el reno, ya que son los que realmente te hacen reír durante toda la película, (como antaño hicieron en otras películas Disney el cangrejo Sebastián  o Timón y Pumba).

Uno de los varios problemas de esta cinta, si la miras de un modo objetivo/adulto, es la ausencia real de un malo, de un villano de esos que Disney nos tiene tan acostumbrados, cosa que se echa muchísimo de menos. Todos reconoceréis que «El rey leon» sin Scar o «Aladdin» sin Jafar no serían lo mismo. Otro punto flaco que tiene, como dije anteriormente, es su guión… donde los más pequeños no se darán ni cuenta, pero donde los «adultos» nos preguntaremos ¿por qué? Muchas situaciones que carecerían de sentido en la vida real, en la película se convierten en un imprescindible para su avance.

Además, es imposible no comparar «Frozen» con «Enredados» ya que son prácticamente idénticas en lo que animación se refiere. Estéticamente muy parecidas, pero que como película llena muchísimo menos, no llegan a estar al mismo nivel de calidad, aunque aun así creará las delicias de los más pequeños.

Como conclusión final diré que es otro buen productor de la factoría Disney, pero que no creo que llegue a recordarse como uno de sus grandes clásicos infantiles, puesto que aporta al espectador mucho menos de lo esperado. El año pasado, Dreamworks, por estas fechas, nos ofreció «El Origen de los Guardianes», cinta de animación infravalorada y que no tiene ni punto de comparación con «Frozen»: tenía un guión bien estructurado, un villano odioso, una estética navideña perfecta y una tensión que le falta a esta última cinta Disney. No obstante, es una película que merece ser vista por sus chistes  “made in factoría Disney”, por la historia de amor que en ella narran, por sus logrados escenarios y, ¿por qué no? para que los más pequeños disfruten del séptimo arte, que también tienen derecho.

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