Crítica: Poltergeist

En 1982 se estrenó Poltergeist, una película dirigida por Tobe Hooper (La Matanza de Texas) basada en una historia escrita por Steven Spielberg, Michael Grais y Mark Victor. El film funcionó muy bien en la taquilla mundial y fue toda una revolución en el género de terror gracias a sus efectos y el carisma de sus protagonistas. Además con el paso del tiempo consiguió formar parte del olimpo del terror, con frases que ya han pasado a los anales del cine. Este viernes, la distribuidora Fox, junto con Metro Godwyn Mayer, nos trae una revisión de Poltergeist con un gran peso a sus espaldas para conseguir no decepcionar a los fans, ya que la comparación es inevitable.

La familia Bowen, formada por un matrimonio y sus tres hijos, se mudan a un barrio de clase media. Mientras el patriarca intenta buscar trabajo, la familia se intentará acomodar en una casa situada justo al lado de una central eléctrica. Poco a poco se darán cuenta de los sucesos paranormales de esa casa que esconde algo más en sus cimientos.

El objetivo de este remake no es otro que acercar la historia, que triunfó y aterrorizó a pequeños y mayores, a las nuevas generaciones y a los nuevos tiempos. De esta manera, en la casa vemos todo tipo de elementos electrónicos y tecnológicos: móviles de última generación, iPhones, tabletas y drones como parte esencial para la vida diaria de una familia que ha notado la crisis económica de los últimos años y tiene algunos apuros para llegar a fin de mes. Y es que la historia en esencia es prácticamente la misma, y algunas escenas y diálogos son un calco. Y las que no lo son se convierten en claros guiños a los diferentes sucesos de su predecesora.

Probablemente gracias a la evolución de los efectos visuales fruto de los avances tecnológicos, Poltergeist puede aprovecharlos al máximo para adentrarnos en esa otra realidad espiritual. Esa tensión y expresividad de esos míticos personajes como Carol Anne, Diane, Dr. Lesh y Tangina y los efectos especiales rudimentarios, que sin embargo no han envejecido nada mal de la cinta de 1982, se ha sustituido por una gran importancia en el aspecto visual y sonoro con unos efectos digitales acordes que buscan hacer olvidar la original con un artificio bien realizado. Mientras que la primera se centraba mucho en las reacciones de los personajes para que el espectador pudiera intuir lo que podrían llegar a ver en esa luz, la obra dirigida por Gil Kenan nos lo muestra.

La película cuenta con un buen reparto coral que cumple su función, liderado por Sam Rockwell, que destaca por encima de los demás, aunque está desaprovechado, como padre sacrificado por su familia, Rosemarie DeWitt como madre preocupada por el bienestar de sus hijos, y con Saxon Sharbino, Kyle Catlett y Kennedi Clements interpretando a los hijos Kendra, Griffin y Madison de mayor a menor. Además cuenta con Jared Harris como Carrigan Burke, el experto en fenómenos paranormales.

Conclusión de Poltergeist

Estamos ante un remake muy correcto que actualiza la historia de terror y juega acertadamente con las ventajas tecnológicas a nivel de efectos visuales. Pero eso no quiere decir que sea una nueva versión necesaria, ya que simplemente nos recuerda el poco riesgo que quieren tomar las productoras y las pocas ideas que hay en Hollywood.

NOTA 5,5

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