Denzel Washington, grande entre los grandes

Hablar del personaje que nos ocupa hoy es describir una de las grandes figuras que han pasado por Hollywood en los últimos 30 años. El Festival Internacional de San Sebastián ha querido reconocerle esa magnífica trayectoria concediéndole el Premio Donostia por los logros conseguidos en toda su carrera. Este galardón se une a más de 60 que ya posee en su vitrina particular, entre los que se encuentran dos Oscars, dos Globos de Oro o dos Osos de Plata.

Este premio es un gran reconocimiento por parte del cine español a uno de esos actores que han podido decir que han encarnado personajes como Malcom X o Rubin Huracán Carter. Pero no solo los ha interpretado para la gran pantalla, estamos hablando de dos películas que transmiten el sentimiento de un pueblo oprimido y que tuvo en estas dos grandes figuras (entre otras), ejes de movilización social que condujeron a la igualdad de la raza afroamericana. Dos símbolos que Washington ha podido revivir con excelente resultado. No hay escena más conmovedora, a la vez que trágica y profunda, que la charla de Huracán Carter con su joven y admirado amigo, Lesra Martin. Merece la pena cada instante de la conversación.

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Quizás ahora este escribiendo estas líneas para vosotros, por escenas como la que os he propuesto, ya que me enseñaron el poder que tenía a la hora de escribir. Parecerá melancólico o exagerado, pero ser periodista es cada una de esas cosas que, en una soberbia actuación, describe Huracán al espectador. «La escritura es una arma, y es más poderosa de lo que jamás será un puño». Como podéis comprobar no estoy siendo objetivo, no pretendo serlo.

Denzel Washington asegura calidad, todas y cada una de sus películas se muestran con un respeto y una calidad fuera de lo común. No ha tenido que ser partícipe de grandes sagas de Hollywood, ni colaboraciones que pusieran en prejuicio su trayectoria por un contrato millonario. Él escoge cada uno de sus papeles, los hace suyos y eso se transmite al público. «Hace poco me ofrecieron encarnar a Nelson Mandela, pero no me veía en el papel y lo rechacé.» Estas declaraciones las hizo en la presentación de la película «El Invitado». Personalmente no concibo ningún actor que no quisiera encarnar a un personaje de tal magnitud en el cine; ser Mandela te puede consagrar entre unos pocos elegidos, pero él vio preciso no hacerlo porque no sentía que era su papel. Pero un actor de su categoría sabe cuando puede dar el máximo por un personaje y cuando no.

Otras de las grandes películas que atrajeron y conmovieron al público fue «John Q». La lucha de un padre por salvar la vida de su hijo, lo hizo grande en reconocimiento de la crítica y de la taquilla. Un auténtico ataque al sistema sanitario americano, no atender al desvalido por tener menos y jugar con la vida o la muerte de un pequeño solo por un puñado de dólares, era la moraleja y la muestra de un sistema gobernado por el dinero y no por el sentimiento humano. «No pienso enterrar a mi hijo, mi hijo me enterrará a mi».

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Simplemente son dos ejemplos de películas que ponen en ebullición los sentimiento del espectador. Y claro que son temas que enganchan y que son atractivos, pero son personajes que no los veo en manos de otro intérprete que no sea Denzel Washington. No hay título mediocre en su filmografía, no hay cinta que no merezca el aplauso por una actuación soberbia. Quien ama el cine, tiene que ser fiel seguidor de este actor. No todas las películas han sido tan buenas, quizás para mi «El libro de Eli», «Fallen» o «Imparable» no han llegado a la calidad que se le exige al actor, pero nunca podríamos tacharlas de «malas». Sin embargo, ha sido un actor que ha cuidado sus estrenos, que ha sabido recogerse entre grandes directores, como Ridley Scott, Robert Zemeckis o Tony Scott, con este último rodó una de sus grandes películas, basada en la novel de A. J. Quinnell «El fuego de la venganza».

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Acompañado de una inconmensurable Dakota Fanning, se logra un thriller de venganza y poder de calibre épico. Muchas otras películas han hablado de la problemática de los carteles mexicanos y sobre temas como secuestros, drogas o asesinatos. Pero en esta película de Tony Scott se logra un sentimiento de apego emocional con la figura de John Creasy (Denzel Washington) que el espectador sabe reconocer y valorar en un género más bien marcado por la acción o el suspense. La genial interpretación del actor estadounidense fue factor fundamental para conseguir esta gran obra del cine actual, quizás más infravalorada de lo que mereciera.

Como es mala costumbre en este tipo de menesteres, rendir homenajes a grandes actores suelen darse cuando lamentamos su desaparición. Creo que con el reconocimiento que le ha dado El Festival Internacional de San Sebastián eran necesarias estas líneas y una visión más personal del actor que la que pueda ofrecer un reportaje de su trayectoria meramente informativo. Por eso si no conocéis o habéis disfrutado de este gran actor, espero que a partir de ahora le deis la oportunidad que merece, pues no os defraudará.

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