Divinity: Original Sin. Análisis PC

Nos encontramos ante un juego de rol que nos recuerda bastante a la vieja escuela, y es que, Larian Studios ha querido volver a retomar la esencia de la saga y alejarse un poco de la dinámica que se había tomado con los últimos títulos. Original Sin nos recuerda, y mucho, al primero juego de la franquicia, Divine Divinity, que vio la luz allá por el 2002; así pues los que estén esperando un juego al estilo Divinity II estarán equivocados, eso sí, sin desmerecer en absoluto ninguno de las dos formas de entender los juegos de rol.

En esta ocasión, Larian Studios ha estado 4 largos años trabajando en este título, con el suficiente tiempo para mimarlo y hacerlo del modo que realmente querían, incluso llegando a necesitar la ayuda de un Kickstarter. Todo este esfuerzo no ha sido en vano, ya que Divinity: Orginal Sin está cosechando unas críticas muy buenas, tanto por parte de la prensa especializada como de los fans del género.

Original Sin se trata de una precuela del título original, así que si sois nuevos en la franquicia no tengáis miedo por llegar a estar perdido en lo que se refiere al argumento. En esta ocasión nos pondremos en la piel de cazadores Primordiales, los cuales tienen el poder de combatir a los magos primordiales, una gran amenaza para Rivellon. Comenzaremos nuestra aventura en Cyseal con la misión de investigar la muerte del consejero Jake; sin embargo, nada más llegar se hace latente que hay muchos más problemas a parte de este misterioso asesinato y muchas más amenazas pesan sobre los ciudadanos.

Dos mejor que uno

Lo más llamativo del título es que, nada más comenzar, podremos crear dos personajes, tanto su físico y sexo como la clase o habilidades de los mismos. Y es que, no controlaremos a un héroe en solitario, como estamos acostumbrados en la mayoría de los juegos, sino que dos serán los protagonistas  de esta aventura, pudiendo reclutar más adelante otros dos combatientes más a nuestras filas. Este hecho hará que el juego tenga unas cuantas peculiaridades a las que no estamos acostumbrados, como por ejemplo la opción de que en los diálogos con otros NPCs cada protagonista de un punto de vista diferente, con lo que desembocará en una discusión con diferentes opiniones. Pero no adelantemos acontecimientos.

En Divinity: Original Sin contaremos con una vista isométrica, al estilo de algunos action- RPG como son Diablo o Dungeon Sidge, sin embargo tendremos mucho mayor poder de interacción con los elementos del escenario: prácticamente con todo lo que vemos podremos realizar alguna acción; ya sea dialogar con la multitud de personajes que pueblan las ciudades, como con objetos que encontramos durante nuestras aventuras, incluso podemos decidir robar en el hogar de algún incauto vecino de Revillon (teniendo cuidado de que no nos vea o sufriremos las consecuencias), todo está a  nuestro alcance.

Aunque el juego ha sido concebido como un RPG, el jugador tiene una libertad total a la hora de enfrentarse a la aventura, como si de un sandbox se tratase, podrá elegir qué misiones y cuando realizarlas, hacía donde dirigirse en el momento que quiera, crear sus propias armas o comprarlas, robar y matar a los habitantes o tomar un camino más discreto. Hay un mundo de posibilidades en Original Sin, tanto es así que (salvo el pequeño tutorial del inicio de la partida) nos veremos abrumados por la cantidad de cosas que hacer, o como le ha pasado a servidora, directamente no saber qué hacer.  Nos llevará unas horas hacernos con la situación, pero a su favor hay que decir que no es un título que nos deje la sensación de frustración como ocurre con otros, sino que es divertido ir explorando poco a poco las posibilidades que nos ofrece.

Aunque anteriormente os decíamos que se parecía a Diablo en la vista isométrica, en los combates la cosa cambia radicalmente, ya que los chicos de Larian han apostado por los turnos para llevarlos a cabo. No serán como los actuales Final Fantasy, sino que serán turnos más pausados donde hay que pensar muy bien cuál será nuestro siguiente paso, donde los elementos del escenario al igual que la climatología jugarán un papel importante en nuestras acciones y las de los enemigos. Así por ejemplo, si hay barriles explosivos cerca nuestro, tendremos que intentar posicionarnos en un lugar alejado o atraer a los enemigos hacía ellos para hacerles más daño; también hay que tener mucho cuidado si está lloviendo, pues los hechizos no surten el mismo efecto, los eléctricos saldrán beneficiados así como los de fuego perjudicados.

Los combates en Original Sin no son sencillos, al menos hasta que comenzamos a mejorar nuestro equipo y subimos de nivel, así pues es primordial encontrar compañeros que nos ayuden y tomárnoslo con calma, puesto que las decisiones precipitadas pueden llevarnos a más de un gameover.

Divinity está lleno de posibilidades y al margen de realizar la cantidad de misiones que nos encontramos por todo Rivellon también podremos recoger un montón de materiales (teniendo previamente la herramienta apropiada para cada uno) con los que más tarde crear armas y armaduras, o diferentes platos de las recetas que nos encontramos en los libros y páginas que hay desperdigados por los mapas. Como bien decíamos casi al inicio del análisis, también es posible robar, pudiendo perfeccionar este arte con nuestras habilidades,  y tomarnos el juego de un modo más desenfadado. Otra de las posibilidades que tenemos es la habilidad de hablar con los animales que pueblan las zonas, algunos de ellos podrían contarnos cosas interesantes, aunque para ello tendremos que hacernos con la correspondiente habilidad.

Además, el juego cuenta con un modo cooperativo para poder disfrutar con algún amigo o con nuestra pareja mediante lan, o también vía internet buscando la sala que más se ajuste a lo que buscamos, con niveles similares, para comerciar, etc.

Divinity: Original Sin hace alarde de un apartado técnico sobresaliente, ya que funcionando en ordenadores que no piden grandes requisitos luce genial. La cantidad de elementos que nos encontramos en pantalla y con los que podemos interactuar, los escenarios totalmente detallados y los efectos visuales en batalla son dignos de mención. El sonido no se queda atrás, con una banda sonora muy a la altura y voces en inglés bien interpretadas. La pena es que el juego no venga en nuestro idioma, y más teniendo en cuenta la cantidad de texto que hay que abordar. Esto echará para atrás a muchos que no dominen el idioma lo suficiente.

Estamos ante un RPG de la vieja escuela, lo que muchos llevan tiempo esperando: multitud de cosas por hacer, gran libertad, dificultad tirando a alta, diversión y muchas horas de aventura por delante, sin olvidarnos de un apartado técnico sobresaliente, con la única pega del idioma.

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