ELUFail #2: Hay que echar cuenta a las señales (parte 1)

Bienvenidos un domingo más a la sección semanal de ELUFail, donde como ya sabéis, comentamos los sucesos curiosos que nos ocurren durante nuestras horas de juego.

La semana pasada estuvimos comentando los problemas de querer disfrutar al máximo de un tiroteo a altas horas de la madrugada cuando tu novia está dormida a unos metros de ti, veremos que nos depara la historia de hoy.

Para esta segunda edición de ELUFail, voy a contar algo que me ocurrió ami en una de esas noches en las que te das cuenta que deberías de haberte acostado hace muchas horas, pero nunca nos damos cuenta de las señales hasta que nos pasan las cosas que nos pasan. Esta historia es un poco larga, por lo que la voy a dividir en dos para que no se nos haga muy pesada la lectura, es decir, para hoy podréis disfrutar de la primera entrega de «Hay que echar cuenta a las señales» y el domingo que viene el final de esta trágica historia… Como los BestSellers.

Todo empezó un sábado en el que me quedé sólo en casa y al día siguiente tenía partido de futbol, por lo que la opción de salir de fiesta no era factible (si sales de fiesta, no te levantan ni a patadas a las 9 de la mañana xD), por lo que tomé la acertada decisión (eso creía en ese momento…) de llamar a unos amigos para que se vinieran a casa a jugar a la ya antigua Playstation 2.

Por aquel entonces yo tenía el adaptador para conectar varios mandos y poder disfrutar de partidos 2 Vs 2 al Pro Evolution Soccer. No recuerdo que entrega de PES era exactamente, pero si que recuerdo que era la época donde los nombres no eran originales, seguro que todos os acordáis de Roberto Larcos, Romaldinho, etc…

Pues bien, cuando dieron las 19.00 de la tarde aproximadamente, aparecieron por casa dos amigos y mi primo, para disponernos a empezar a «picarnos» a partidos. Cuando llevamos un rato jugando, empecé a sentirme mal, dolor de cabeza, mareos… algo raro, por lo que decidí acostarme… NO!, claramente no,(esa debería de haber sido la opción correcta y la primera señal) me tomé un paracetamol y seguí jugando, como haría cualquiera de vosotros, lo sabéis.

Se acercaba la noche y las necesidades humanas empezaban a surtir efecto. El hambre. Lo que nos llevó a decidir lo que íbamos a hacer, que por otro lado, es fácil de predecir, ¿verdad?. Cuatro tíos jugando a la Playstation a las 22.00 de la noche de un sábado y que tienen hambre… es una respuesta facilísima, Telepizza (ahora estaréis todos diciendo… «ostia verdad»…).

Cuando llamé al Telepizza, para pedir ese pedazo de oferta de 2×1 (que a saber por qué la llaman oferta, si siempre la tienen desde que tengo uso de razón), me comenta la señorita que me atiende que han tenido un problema en la cocina y que no pueden satisfacer nuestra necesidad de comer, es decir, que no pueden hacer pizzas porque el horno o lo que sea se les había estropeado (segundo aviso de que la cosa no iba por buen camino…).

Después de este inesperado cambio de situación, la siguiente opción era, la de ir a algún sitio a comprar comida, cosa que conllevaría a salir de casa, coger el coche, perder horas de juego y lo que es mucho peor, MOVERSE DEL SILLON. Mal, error, fallo. Teniendo en cuenta que esta opción quedó descartada, la siguiente era la de saquear el frigorífico de mi casa en busca de algo que se pueda preparar rápido.

(Aquí viene el tercer aviso). Cuando fuimos al frigorífico la cosa no mejoró mucho, lo único que encontramos eran refresco, chacina (como para una boda), lechuga (en cantidades industriales) y poco más (sería fin de mes o algo…), pero si que encontramos un paquete de un kilo de macarrones, cosa que me dispuse a preparar (tampoco se tarda tanto, ¡FLOJOS!).

Cuando ya teníamos los macarrones preparados, nos dispusimos a comer tranquilamente, pero claro, para qué parar de jugar para comer cuando podemos comer mientras jugamos. Cuando el balón sale de banda o a córner pues comes, en los descansos, se come algo más y en los cambios de partido, un poco más todavía y así en dos o tres partidos terminas de comer y no pierdes el tiempo en nada, o al menos eso creíamos.

En uno de estos descansos (cambio de partido) mi primo fue a dejar le mando en lo alto de la mesa para comer, con la mala suerte de que le dio al plato con el mando, el plato se movió más de la cuenta y cayó sobre la Playstation (que la tenía en el suelo) manchando toda la consola de tomate y gran parte de mi salón, sin contar la cantidad de cristales que había por todos lados… Mi cara empezó a nublarse y a coger un tono entre preocupado y enfado. Preocupado por lo que pasaba y enfadado por tener que ponerme a limpiarlo todo y tener que parar de jugar.

Todo esto pasó en la primera parte de la noche que duró hasta las 11.30 aproximadamente, la segunda parte de la noche os la contaré la semana que viene a esta misma hora en este mismo lugar y como adelanto (spoiler), sólo deciros que la cosa acaba 6.30 de la mañana después de volver del hospital… ¡No podéis perdéroslo!

Os vuelvo a recordar que podéis mandarnos vuestros relatos o situaciones al correo contacto@gameit.es y nosotros nos pondremos en contacto con vosotros para publicar esos relatos o situaciones.

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