Furi. Análisis Nintendo Switch

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Mucho ha llovido desde que Dark Souls trajese consigo aquel famoso debate de dificultad y exigencia dentro de los videojuegos. Hoy en día el espectro de jugadores que valora de forma positiva el desafío es cada vez más amplio, por ello es fácil darse cuenta de que cada vez tenemos más títulos que pretenden ponernos a prueba y llevar hasta el límite nuestra habilidad a los mandos. En 2016 un estudio francés llamado The Game Bakers quiso sumarse a esta ola de juegos hardcore con un título íntegramente dedicado a las luchas contra jefes finales, clásicos exponentes de la dificultad en los videojuegos, y el resultado ha recibido el nombre de Furi.

Furi es un hack and slash puro y exigente, ágil y frenético, que pese a contar con una duración real bastante baja lo cierto es que es capaz de manternos pegados a la pantalla durante más horas de las estipuladas. El éxito del juego en las plataformas PC, PS4 y XBOX ha sido el detonante para que Nintendo haya decidido sacar también una versión para su pequeña Switch. Un port muy bien logrado que permitirá a los usuarios la pequeña híbrida disfrutar de este gran reto como es debido.

Combates, luces de neón y música electrónica

Furi es un juego vistoso y complejo, pero ambos adjetivos se los gana sin hacer uso de fuegos de artificio. Es decir, es vistoso pero no por tener un apartado gráfico apabullante; es complejo pero no por hacer gala de controles complicados ni por sobrecargar la pantalla con ingentes cantidades de información. Se podría decir que es un juego que ataca la complejidad desde la sencillez, desde lo más básico que puede ofrecer un videojuego: la diversión.

La aventura comienza presentándonos a nuestro héroe, un guerrero anónimo que se encuentra preso en una cárcel de alta seguridad vigilada por un carcelero. Cuando el héroe rompe sus cadenas, el juego comienza a enseñarnos de que va la cosa en un primer enfrentamiento contra este carcelero (que servirá de puro tutorial), explicándonos como será el desarrollo de los combates en general y como podemos utilizar nuestros amplio abanico de movimientos.

Una vez derrotado este primer enemigo comienza el verdadero juego. La historia comienza a tomar forma y un personaje secundario con una máscara de conejo parece acompañarnos en nuestro camino, siguiendo nuestros pasos y asumiendo el rol del narrador que nos relata de manera críptica quien será nuestro siguiente adversario. Carcelero tras carcelero el reto que Furi nos propone irá cada vez a más, llegando al punto de suponer una verdadera oda a la habilidad a los mandos, presumiendo de una exigencia que seguramente no todos serán capaces de resistir.

Pese a esconder su narrativa detrás de lo que realmente importa en este caso (la jugabilidad), Furi muestra sus cartas desde muy temprano. Cada jefe no sólo muestra un diseño artístico que le hace especial y diferente del resto, si no que también cuenta con un trasfondo vagamente contado que se refuerza con las frases o gestos que les veremos hacer durante el combate. Estos rasgos hacen que cada batalla se convierta en una reyerta personal, en una lucha contra un verdadero jefe final pese a que para llegar hasta él solo hemos tenido que caminar hacia adelante (y ni eso, ya que podremos pulsar A para que nuestro personaje camine automáticamente hacia la siguiente pelea).

La trama está envuelta en un halo de misterio que llama la atención. Aunque se trata de una historia previsible y que en cualquiera de sus dos posibles finales no llega a emocionar como lo hacen otras obras independientes…

Artísticamente estamos ante un título que aunque ha sido desarrollado en Europa cuenta con una estética inspirada claramente en la cultura oriental, tanto por sus colores como por sus diseños. Mediante el uso de Unity sus creadores han conseguido crear unos paisajes bastante bonitos con una iluminación bien lograda para un título de estas características… lástima que solo podamos disfrutarlos en esos breves instantes que preceden a cada batalla.

Los personajes han sido diseñados por Takashi Okazaki, creador de Afro Samurai, y resultan especialmente llamativos en todos los sentidos. La banda sonora del juego se ajusta perfectamente a lo que nos encontramos en pantalla, con temas electrónicos muy cañeros obra de grupos como Carpenter Brut que rompen de forma épica en pleno clímax de los combates. Pese a todo esto, las batallas se sienten demasiado parecidas entre sí. Aunque cada jefe tenga sus ataques y habilidades características, escenario propio y un diseño particular; todos los combates se sienten cortados por un mismo patrón, lo que puede provocar sensación de repetición. Esto parece algo duro de encajar para un título que puede ser completado en un par de horas. Da la sensación que el equipo de desarrollo ha optado por ofrecer una experiencia mas espectacular que variada,  y pese a que no podemos considerar su decisión como mala si podemos decir que es cuanto menos discutible.

Desafíos a la velocidad el rayo

Furi es un juego ágil y frenético que pone a prueba al jugador con su velocidad y exigiendo cada vez más a nuestros reflejos. Los patrones de los carceleros no son demasiado difíciles de reconocer, pero si de medir. Pese a que tendremos un abanico considerable de golpes y formas de atacar (cuerpo a cuerpo, distancia, contraataque…) no por atacar de frente y con todo podremos tener alguna posibilidad. De hecho, siempre tendremos que medir los tiempos y saber cuándo y como debemos atacar a nuestro enemigo.

Los combates de desarrollan como si de un juego de lucha por rounds se tratase. Tanto nuestro héroe como el adversario tendrán una barra de salud que se irá agotando al recibir cualquier tipo de daño. Cuando la salud del luchador en cuestión llegue a cero se le restará una de las vidas que aparecen debajo de la barra de salud, momento en el que ambos luchadores vuelven a recargar su salud al máximo para comenzar otro nuevo round. Obviamente las vidas que tendremos serán mucho más limitadas que las de nuestros enemigos, por lo que deberemos intentar tumbar a nuestro contrincante de manera efectiva intentando reservar la mayor cantidad de vidas para las fases finales del combate. Cada enemigo cuenta con diferentes fases, fases que cambiarán según vayamos agotando sus vidas y que se irán prestando cada vez más exigentes cuantas menos vidas le queden.

Port para Nintendo Switch

Para terminar con el análisis hay que mencionar que se trata de un port fantástico para la consola de Nintendo. Tanto por su frame rate estable como por su resolución estamos ante una versión del juego perfectamente comparable al resto, siendo en este caso (como es obvio) una versión portátil que agradeceremos poder llevar con nosotros a cualquier lugar. Quizás, y poniéndonos un tanto quisquillosos, el control con los Joycon se hace un tanto incómodo en comparación a los del mando Pro en un juego que requiere un perfecto manejo con movimientos bruscos y precisos. Dicho sea, esto también entra en la preferencias de cada uno y quizás sea un problema que se sienta más grave en personas que tengan las manos más grandes.

Conclusiones de Furi

El juego de The Game Bakers no es el mejor hack and slash, ni tampoco el mejor boss-rush, pero es una mezcla realmente buena de ambos. Pese a su corta duración ofrece una campaña emocionante y completa, un reto que de ser superado se recordará como una de esas grandes hazañas. No es un juego para que todos sean capaces de disfrutar, pero sí es un juego hecho para que los que disfruten de este tipo de experiencias encuentren  una experiencia inolvidable en él. Aunque no es demasiado rejugable una vez conseguidos sus dos finales alternativos siempre quedará la posibilidad de probar nuestra habilidad en la dificultad más alta (solo apta para verdaderos enfermos), así que si tenéis ganas de dejaros los dedos en el mando, este es vuestro juego.

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