¿Las consolas son solo para niños? [Opinión]

Este post lo escribo en alusiones y para apoyar y responder el escrito por @Rafainaction en la web Santakomola quien menciona varios casos en los que desde siempre los videojuegos, video consolas y todo lo que rodea a este ocio es y fue prácticamente considerado, adictivo, infantil, pérdida de tiempo, perjudicial para la salud tanto física como mental y otras historias para no dormir, tengas la edad que tengas. Muchos de los que me leéis siquiera sabéis mi edad, pues ya he cumplido 29 primaveras y a lo largo de todos estos años he tenido la suerte de vivir el apogeo de la industria del videojuego a partir de tener en mi casa una Master System II. Me vienen tantos recuerdos a la cabeza, cuando mi padre apareció en casa con una caja enorme, comenzando a sacar juegos y juegos de la bolsa y acto seguido la Master… Ahí fue cuando yo descubrí los videojuegos. Así que si hay que echarle la culpa a alguien, habrá que echársela a mi padre, un también entonces consumidor de videojuegos en su día. ¿Porque la trajo a casa? ¿Para jugar el solo? ¿Para dármela y que me quedara jugando yo? La consiguió para pasar tiempo con su hijo, hasta que le comencé a ganar en todas las partidas.

¿Eres menos hombre-mujer por jugar a los videojuegos?

Los que como yo vivieron la generación de los 8 bits, indudablemente tenemos esa experiencia anticipada a la hora de juzgar un buen juego a día de hoy. Sabemos porque entretiene, sus cosas a favor, sus carencias, música, gráficos, entretenimiento… Si con 8 bits teníamos el suficiente criterio entonces para saber elegir en que invertir nuestro tiempo de ocio, obviamente poniéndole un valor añadido personal como es la imaginación propia de uno a la historia del juego al que estuviésemos jugando, eso no lo supera ni la consola más potente ni el mejor 3D. No digo esto solamente porque a cada generación los juegos producidos nos los ponen más masticados y con esos detalles que solo cabían en tu propia imaginación antaño, sino que en ocasiones veo que algunos títulos pecan de ofrecer tanto que se olvidan de lo importante, hacer que el propio usuario perciba la magia del mismo juego y poder sentir el atractivo que ofrecía cuando solamente antes usabas dos botones para saltar y golpear.

Ajenos a meternos en jardines sobre gráfica y jugabilidad, la pregunta en cuestión que me hizo plantearme escribir estas líneas habiendo leído su artículo fue la de: ¿Soy menos hombre por jugar a las consolas? Obviamente ¡NO soy menos hombre! Tengo presente que en esta sociedad todavía hay unos, aun, estándares de comportamiento sobre los cuales la gente juzga sin conocimiento alguno y se basan en: Lo que dice la televisión, lo que les decían sus padres alejándoles de eso comiéndoles la cabeza desde pequeños como si estuvieran tratando con las drogas, el tan famoso y argumentado “Porque SI “, y podríamos continuar sin parar. En una medida razonable del uso de este ocio está su grandeza. Es cierto que uno no puede estar de 8 a 10 horas al día enganchado, ya que eso repercute en su estado de ánimo, su sociabilidad, si estudia como si trabaja repercute en sus resultados, etc. Es cierto que hay casos en los que hay chicos y chicas que piensan que es mejor tener una video consola como mejor amigo que salir por ahí de vez en cuando o otros que destinan su tiempo total en informarse sin descanso sobre este mundo y comprarse todas las consolas del universo, probarlo todo y aun así, siguen aburridos, con dos cojones. Hay de todo.

En mi caso particular, recuerdo que hace años yo prefería en muchas ocasiones estar en mi casa jugando a los videojuegos (en mi “baticueva”, como decía mi padre, que cabronazo) que salir al mundo a partirme la cara con alguien, tranquilamente. ¿Hice mal en algún momento juntándome con gente a la que le gustaba lo que a mi entonces? Pienso que no rotundamente ya que eso sumado a ciertas otras experiencias me han convertido en un tipo feliz, sin vergüenza y un frikazo de cojones. Puedo decir que en mi vida nunca me he emborrachado, pero a cambio de eso puedo fardar de que casi me termino el Galaga Legends en nivel dificil. Lo prefiero mil veces. Y habiendo crecido desde pequeño rodeado de bulling, simpatizantes nazis, chaquetas Alpha Industries, pelaos, armas blancas, cocaína (tenía mi propio Call of Duty, señores) pues es de sabios saber escoger tus files amistades. Creo que resumir tantos y tantos años en estas frases pueda ofreceros una idea aproximada de lo que tenía a mi alrededor cuando era pequeño.

¿Y si hablamos de mujeres, parejas y relaciones? Haciendo alusiones también a varias frases de su artículo, me hizo recordar conversaciones con chicas y situaciones en diferentes relaciones en las que (aun me parto de la risa) parece que ambos dimos palos de ciego con una precisión asombrosa y aprendimos mucho de ello. Chicas que te llamaban “crío” cuando sabían que después de echarlas un polvo te ibas a casa a jugar a, yo que sé, al Goldeneye de N64 con un par de amigos y pasar la tarde con ellos, otras que salian contigo porque para ellas eras un objeto fetichista para enseñar a otras personas, porque eras un freak reconocido, sin gafas de nerd, pero un entendido en la materia hardware y software videojueguíl a pesar de que ellas no tuvieran ni puta idea, otras que se ofrecían a hacerte felaciones mientras jugabas a la consola (verídico, jugar al Pro Evolution viendo borroso es toda una experiencia), menudas historias he llegado a vivir. Algún día si me animo sacaré mis trapos más cerdos, ya os dije que no tengo vergüenza, así que algún día quizás me anime y saque mas movidas pasadas referentes a estos temas. Actualmente vivo “en pecao” con mi pareja y a pesar de que no entiende del tema, comparte mi afición y comprende el significado que yo le doy a este mundillo. ¿Os he dicho que en el Soul Calibur IV es una tía hardcore?

En definitiva, los videojuegos, un ocio como otro cualquiera, el cual con el paso de los años se ha ido convirtiendo mas “casual” para llegar a todos los públicos sean de la edad que sean y en absoluto es una abominación y una historia pasajera solamente para niños, y no se es menos hombre por disfrutar con mesura de ellos. Recordad la palabra, con mesura.

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