Mount & Blade: Warband. Análisis PS4

Mount & Blade: Warband

Allá por 2010 TaleWorlds Entertainment lanzó para PC Mount & Blade: Warband, un juego de acción RPG medieval. Casi siete años después el juego, que aún tiene su amplia comunidad en PC, de la mano de Koch Media, llega a las consolas para intentar en la medida de lo posible hacer crecer la comunidad y quién sabe, ser competidor de For Honor. Vayamos sin rodeos ¿Es Mount & Blade: Warband un posible competidor real del próximo juego de ambientación medieval de Ubisoft? Lo sería si no hubiera llegado siete años tarde.

No sé cómo catalogar a Mount & Blade: Warband. No sé si denominarlo como revisión a pesar de tener las mismas mecánicas que el original o catalogarlo como remaster, cosa que no parece ya que gráficamente es lo mismo que el juego de 2010. Digamos que es un port de aquel juego y punto.

Bienvenidos a Calradia

En Warband no tenemos una historia como tal ya que dependiendo de todas y cada una de nuestras decisiones podremos forjar nuestro propio destino. La acción transcurre en Calradia, un mundo donde se está librando una guerra con diferentes reinos y seremos nosotros los encargados de decidir cuál es nuestra labor en el mundo, podemos ser mercaderes, caballeros, guerreros, mecenas y un sin fin de posibilidades con el único propósito de inventarnos una vida útil dentro de Calradia.

A la hora de crearnos el personaje, como cualquier otro juego de rol, deberemos decidir qué estadísticas subir a nuestro personaje dependiendo a qué nos queramos dedicar a lo largo de la aventura. Mención especial a la faceta realista a la hora de elegir el género de nuestro personaje ya que la representación real de la cultura medieval está plasmada hasta tal punto que si decidimos a ser un personaje femenino encontraremos más trabas a lo largo de la aventura que si decidimos ser uno masculino.

Realmente complejo

No os vamos a engañar ni a intentar convencer de lo contrario, Mount & Blade: Warband es un juego con un acabado descuidado a día de hoy. El menú no es el adecuado, los gráficos son de muy bajo nivel y la jugabilidad tosca, tanto es así que las primeras horas del juego parece que tengamos algún tipo de problema motor en nuestras manos a la hora de controlar nuestro personaje, pero como todo en esta vida si le pones constancia y paciencia puedes terminar acostumbrándote a sus mecánicas y descubrir que en la complejidad está la magia.

Mount & Blade: Warband se puede definir perfectamente con la palabra complejo y el juego se empeña en ser así, ya que estamos hablando de un videojuego que ha sido creado para satisfacer las necesidades de los jugadores de RPG más hardcore, pero no nos referimos a la cuestión de dificultad como tal en el gameplay, ya que no es un Dark Souls, nos referimos a ofrecer al jugador una complejidad real, con diálogos y textos que ocupan toda la pantalla y que en algunas ocasiones tardaremos en leer unos tres minutos una sola pantalla llena de texto para intentar comprender qué rayos nos están contando.

Todo ello pasa por, obligatoriamente, un tutorial que nos toparemos justo al iniciar el juego de varias horas en el que debemos ir probando todas las mecánicas que Warband tiene a nuestra disposición y repetir varias veces un ejercicio para terminar automatizándolo. Eso no es tarea fácil, por lo que si queremos dominar el juego deberemos dedicarle tiempo y sobre todo ganas a ir personaje por personaje del modo entrenamiento aprendiendo lo que cada uno nos tiene que enseñar.

Córtame las manos, por favor

Para empezar vamos a hablar del sistema de combate empeñado en ser lo más realista posible, pero no es algo que se resuma a pulsar un botón y listo, es realista casi al cien por cien ya que dependiendo del arma que tengamos nos dará distintas opciones a lo largo de afrontar un combate. Tenemos un total de tres posibles ataques: ataque desde la izquierda, derecha y el ataque desde arriba que aplicaremos dependiendo de la posición de defensa del enemigo, ya que al igual que ocurre con los ataques disponemos de los mismos movimientos de defensa y por supuesto el enemigo también.

El problema reside en la tosquedad de los movimientos de nuestro personaje y si a ese aspecto le sumamos el hecho de que no hay posibilidad de marcar a los enemigos, el combate en Warband puede ser un auténtico suplicio ya que, al usar el mismo stick para el ataque como para el manejo de la cámara, en muchos momentos perderemos de vista al enemigo en sí y si sólo estamos peleando uno contra uno es posible recolocarnos en algún momento de la pelea e intentar hacer algo útil, pero cuando se te empiezan a juntar enemigos puede llegar a ser incluso desesperante.

Mount & Blade: Warband posee dos modos de cámara: primera persona y tercera persona, es complicado decir a ciencia cierta cuál es la más apropiado ya que, en algunas ocasiones, puede parecer más útil usar el modo de primera persona pero rápidamente el mismo método que te sirvió en el combate anterior y la misma cámara no te sirve de nada en el combate siguiente, ocurriendo lo mismo con la tercera persona, por lo que se puede decir que resulta indiferente el tipo de cámara que emplees ya que cualquiera de las dos te puede llegar a aportar lo mismo.

Por el interés te quiero Andrés

Según vayamos avanzando en nuestra propia aventura se nos irán abriendo un sin fin de posibilidades para ir ascendiendo escalones (o bajando) para aspirar a ser más grande en la sociedad de Calradia, todo ello cayendo bajo nuestra propia responsabilidad.

Si decidimos renegar de la realeza o intentar ser un simple campesino que se gana la vida trapicheando objetos con los soldados y no tenemos buena reputación con las altas estancias del reino, tendremos más problemas a la hora de intentar hacer «lo que nos plazca» y a la mínima tendremos a un ejército de soldados vigilando nuestros movimientos para detenernos, atacarnos o simplemente ponernos todo tipo de trabas para avanzar.

Pero si, por el contrario, decidimos hacernos con el poder y llegar a ser una persona con un gran renombre en la sociedad, siempre podemos ser cortés y elegante con las mujeres más afines a la nobleza para, con un poco de suerte, casarnos y formar parte de ese círculo selecto que nos abrirá muchísimas puertas a lo largo de la aventura y tendremos más libertad para hacer realmente lo que nos plazca. Todo esto está relacionado entre sí, ya que si cortejamos por ejemplo, a la mujer equivocada, en cuestión de que tenga algún pretendiente poderoso, podremos ganarnos bastantes enemigos aunque contaremos con el apoyo de la familia de nuestra prometida para intentar contrarrestar el poder rival.

La experiencia adquirida, como todo RPG que se precie, servirá no sólo para aumentar nuestras estadísticas en el combate sino también para intentar asignarnos un lugar en la sociedad pudiendo subir, entre otras aptitudes, nuestra capacidad de liderazgo, pulir la técnica de saqueo o tener capacidad de motivación ya que ese factor resulta vital para mantener a nuestras tropas motivadas y contentas para el momento de librar combate.

Texturas, ¿dónde estáis?

El apartado técnico, sinceramente, deja mucho que desear. Estamos ante un juego del 2010 por lo que se espera, como mínimo, que esté a la altura de los juegos de esas fechas. Sin embargo nos encontramos uno de los juegos más feos estéticamente desde hace años. No hay una textura bien definida en todo el juego.

Los escenarios son simplones, no hay variedad apenas unos de otros ya que en todos nos encontraremos lo mismo. Tenemos castillos, ciudades, poblados en un reino y ciudades, castillos y poblados prácticamente iguales en otro. Por no hablar de lo vacío que éstos resultan, cuatro árboles contados supuestamente forman un bosque frondoso.

En lo que al audio del juego se refiere podemos decir que luce bastante bien ya que tenemos una música de fondo bastante épica mientras disputamos los combates y unos efectos sonoros bastante bien logrados.

Conclusiones Mount & Blade: Warband

Las primeras horas del juego parecerán un auténtico suplicio interminable hasta que más o menos consigues «llevarte bien» con su sistema de control, pero como todo en esta vida si le pones constancia y paciencia puedes terminar acostumbrándote a sus mecánicas y descubrir que en la complejidad está la magia. Eso sí, no es un juego estéticamente agradable.

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