Painkiller, retro análisis

Dentro de unos meses se cumplirán diez años del lanzamiento de un shooter que, aunque no pudo competir contra otros de la escuela debido a su pobre historia, si fue capaz de enamorar a los «locos shooteros» cuyos dedos ansiaban pulsar una y otra vez los botones de su ratón para, sin descanso, poder acribillar a cientos de enemigos cuya única misión era la de acabar con nuestra existencia.

Painkiller es un FPS creado por People Can Fly y distribuido por DreamCatcher, que fue lanzado para PC y la ya anticuada Xbox. Su pobre historia no hizo de este juego algo llamativo para aquellos jugadores que buscaban una buena trama, pero su jugabilidad y desfrenada acción lo convirtieron en uno de esos títulos que, aunque no fuera tan conocido como otros de la escuela, fue disfrutado por todos aquellos que decidieron echarle una ojeada.

La historia de Painkiller se basa en Daniel Garner, un hombre cuya vida se ve truncada por un accidente de tráfico al chocar contra un camión en compañía de su mujer. En vez de ir al cielo junto a ella, Daniel es enviado al Purgatorio donde es elegido por un sirviente de Dios para acabar con Lucifer y sus cuatro lugartenientes. Deberá ganarse el cielo, y todo ello dependerá de su capacidad de lucha y supervivencia. Se encuentra entre el cielo y el infierno, donde Eva (de Adán), será la única persona que le brindará un poco de ayuda.

Gráficos

Aunque en la época en la que apareció este juego existían otros con un apartado gráfico impecable, Painkiller no se quedaba atrás en lo que a calidad de texturas se refería. Uno de los puntos más fuertes del juego eran sus niveles, unos escenarios ricos en detalles y que hacían las delicias de todos los amantes de los juegos del género suvirvar horror y thriller. Desde un manicomio encantado hasta una base militar, la multitud de diferentes emplazamientos hacía de este juego un título que no dejaba paso al aburrimiento. El detallado poligonal de su motor gráfico así como la distancia de visión, convierten a este juego en uno de los precedentes del momento en cuanto a calidad gráfica se refiere. Desde las interesantes armas que portaremos hasta la destrucción de cristales o explosiones, todo ha sido cuidadosamente trabajado por los desarrolladores gracias al motor gráfico PainEngine, que otorga en todo momento a los polígonos una sensación de calidad y suavidad abrumadora.

El diseño de personajes se basa casi en su totalidad en los enemigos, pues quitando un par de protagonistas, solo tendremos como única misión acribillar a centenares de enemigos bien trabajados y definidos. El texturizado y acabado de nuestros «demonios» solo hace sombra al numeroso elenco de distintas especies de monstruos que nos iremos encontrando en nuestro camino. Y no hablamos de muertes simples, no… Hablamos de destrozos, de desmembramientos de extremidades y de sangre por doquier. Y lo mejor de todo es que, a pesar de la enorme cantidad de estos a los que nos enfrentaremos, la tasa de frames se mantendrá constante en todo momento, aunque eso también dependerá de la calidad de nuestro hardware.

Los cuatro tenientes de Lucifer se convirtieron en la delicia de los jugadores, ya que era extraño el ver jefes finales con un tamaño tan enorme, lo que nos hacía no solo parecer insignificantes a su poder sino poner en curso una estrategia para poder eliminarlos.

Jugabilidad

Lo mejor de Painkiller, sin lugar a dudas. La historia es plana, es así, pero su jugabilidad será el plato fuerte y lo que te mantendrá enganchado durante horas. La trama es sencilla, necesitarás asesinar a los cuatro tenientes de Lucifer, pero para ello tendremos que eliminar cientos y cientos de demonios que intentarán acabar con nuestra «vida» de la manera más macabra posible.

Y no hablamos de pequeños grupos de enemigos, hablamos de cientos, de escenarios en los que llegarán por todos sitios, que nos atacarán con hachas, magia, metralletas y bombas: emplazamientos cerrados donde aparecerán hordas de 50 o 60 enemigos que no nos darán tregua. Nuestra única preocupación será la de no quedarnos sin balas, algo que difícilmente ocurrirá ya que la munición se amontonará en cada esquina. A parte de esto, los enemigos irán soltando almas, que a parte de darnos vida, nos permitirá convertirnos en super demonio al alcanzar cierto límite, algo que nos llenará de poder y que hará que nuestros enemigos se desmembren con un solo disparo.

Uno de los aspectos más interesantes de este juego es que tendremos la posibilidad de conseguir oro. ¿Para que?, os preguntaréis. Pues muy sencillo: para poder colocar las cartas que iremos ganando en cada fase. Os explico, cada uno de los cinco niveles está dividido a su vez en varias fases, y en cada una de ella existe una serie de parámetros: oro, enemigos, almas, tiempo y carta, y es en este último en el que debemos tener especial cuidado. Cada carta necesita una serie de pasos para ser desbloqueada, es decir, necesitaremos hacer cosas especiales en esa fase para poder desbloquearla: ya sea matar a cierta cantidad de enemigos en demonio, conseguir tanto oro, encontrar todos los lugares secretos… Y una vez sea nuestra, podremos utilizarla en las misiones siguientes, ya que nos darán características extra como: más vida, más armadura, lentitud en los movimientos de enemigos…  Además existen dos tipos de cartas, las que se pueden activar UNA sola vez por misión y las que nos ofrecen ese extra durante toda la misión. ¿Fácil, no?

Música y FX

Quizás otro punto a destacar de este juego sea su bestial banda sonora acorde a la acción que se irá desarrollando. Aunque tenemos puntos de sosiego y música tranquila, en la mayoría de las batallas no faltarán las guitarras eléctricas y las notas altas, todo ello mezclado con un frenesí que nos hará tirarnos de los pelos mientras vemos llegar docenas de enemigos.

Una amplia banda sonora y un elenco de sonidos bien delimitados, que hicieron una vez más, la delicia de todos los jugadores que se dignaron a probar este juego.

Modos de juego

El modo campaña tiene una duración que puede oscilar entre las 8 o 10 horas, algo que no está mal para un shooter de estas características, aunque ello lo podremos compaginar con algunas horas más en su modo multijugador.

Los modos de juego son los vistos con anterioridad en otros juegos del estilo como el exitoso Quake III, y se nota como bebe de la vieja escuela. A pesar de ello, Painkiller posee un extraño y novedoso modo de juego en el que tendremos que hacer volar a nuestros enemigos a base de cohetazos, para una vez en el cielo, acribillarlos con la metralleta. A pesar de todo esto, es un modo pobre y de poca calidad, sacado a la fuerza y con poca variedad de escenarios.

Conclusión

Seguramente muchos que lean este análisis estén de acuerdo conmigo en comparar este juego con Quake III o Serious Sam, aunque no le pueda llegar a la altura por algunos de los puntos anteriormente descritos. Sin embargo, Painkiller es un juego de gran calidad, con unos aspectos que lo hacen ser distintos al resto de shooters vistos, con un apartado gráfico sobresaliente y una jugabilidad muy adictiva.

Si aún no lo has probado, ahora tienes la oportunidad de hacerte con él en HD para PS3 o Xbox360, una versión en formato físico que vendrá acompañada de su primera expansión: Battle of the Hell.

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