QuestRun. Análisis iOS

Hoy os traemos una propuesta ya conocida por los usuarios de Steam pero que acaba de desembarcar en nuestros teléfonos y tablets Apple. De la mano de Cuve Games llega QuestRun, un sencillo RPG por turnos que obtuvo críticas dispares en PC y que ahora reaparece en dispositivos móviles para aprovechar su pantalla táctil y ofrecer una jugabilidad muy cómoda.

Los héroes sin misión

Cuando vimos por primera vez este título en PC fue inevitable pensar que encajaba más en un aparato portátil que en una máquina más grande, ya no solo por su estructura y jugabilidad, sino que es una experiencia simplificada hasta el extremo. Por no tener no tenemos ni historia ni diálogos, simplemente entraremos en sucesivas rondas de combate hasta acabar cada nivel. Cada uno de estos se divide en varias fases, tras las que se nos ofrecerá una recompensa, como curarnos o rellenar nuestro inventario de pociones. Eso sí, en otras ocasiones y de forma aleatoria, sufriremos algún perjuicio, como que maten a alguno de nuestros personajes o que nos vacien de objetos.

Tras superar, o no, cada una de estas pantallas, se nos irán dando monedas que podremos canjear en la tienda a cambio de nuevos personajes, mascotas, armas e incluso poder escoger a nuestros combatientes, algo bastante importante pero difícil de lograr.

Como buen RPG, tendremos una buena variedad de clases a elegir, cada una con sus particularidades, como las grandes curas de los sacerdotes, el carisma de los bardos o el perfecto equilibrio de los paladines. Evidentemente estos parámetros serán esenciales a la hora de trazar nuestra estrategia, pero claro, hay un problema, nuestro equipo es elegido de forma aleatoria (a no ser que hayamos sido capaces de adquirir en la tienda la habilidad para escogerlos nosotros mismos), únicamente pudiendo cambiarlo, otra vez de forma aleatoria, pagando unas monedas, por lo que cada partida es una divertida sorpresa a la que enfrentarnos.

¿Una sencillez excesiva?

Ya hemos hecho repetidas veces hincapié en la simpleza de este juego, sobre todo en su llegada a PC. Sin embargo, ahora estamos en dispositivos móviles, un formato a todas luces diferente, por lo que hay que planteárselo como tal, y aquí, al menos a priori, cambia la historia y debemos de percibir la jugabilidad desde otro punto de vista, intentando responder en este contexto a la pregunta que encabeza el apartado.

La jugabilidad es muy básica, al menos para aprenderla, otra cosa es gestionar la estrategia según avancemos. La estructura es un enfrentamiento de 3 vs 3 en los que cada personaje luchará contra aquél que tiene enfrente. El sistema es bastante intuitivo, siendo necesario intercambiar los luchadores en función de sus habilidades y las de nuestro enemigo, mientras atacamos automáticamente.

Además de lo mencionado anteriormente también tendremos otras labores durante la batalla, como puede ser adjudicar los distintos items a nuestros luchadores. Estos se resumen básicamente en pociones, que otorgan, además de vida, fuerza, resistencia o evasión, armas con especificaciones para cada clase, y pergaminos de experiencia que nos permitirán subir de nivel.

No solo de objetos vive el hombre, así que nuestras funciones no se acaban aquí, sino que los guerreros contarán con poderes especiales, como congelación en caso del mago, curas en caso del sacerdote y el paladín o seducción en caso del bardo, que se irán recargando durante el tiempo que estemos pegando. Al subir de nivel también tendremos que elegir qué habilidad mejorar entre las tres aleatorias que nos proponen, además de tener que gestionar nuestras fortalezas y debilidades, sacrificando unas en función de otras.

Uno de los elementos que menos nos ha gustado es el ritmo de los combates. Estos son realmente lentos y tediosos en muchos momentos que nos limitamos a pegar de forma automática. Bien es verdad que podemos triplicar la velocidad cuando queramos, pero esto lo transforma en algo muy caótico. Al final no sabemos si es peor el remedio que la enfermedad.

Un apartado técnico en la linea del título

Es el momento de hablar de un apartado técnico tan simple como el resto del título. El juego no funciona mal, sin embargo sí que hemos detectado un problema importante, y es que no responde ante el giroscopio, quedándose fijo en la posición antinatural del iPad, por lo que si lo tenéis en una funda con soporte, sencillamente os obligará a ponerlo al revés, tapando la cámara y los botones laterales.

Gráficamente no presenta nada reseñable. Simplemente estamos ante gráficos 2D bastante coloridos (no es un Limbo pero tampoco un Trine) y con diseños clásicos basados en anime. Las animaciones son muy básicas, sin ningún tipo de relevancia o vistosidad. En cuanto al apartado sonoro, poco o nada que decir, una B.S.O que cumple y acompaña, sencilla como todo en este juego. El título viene con textos íntegramente en inglés y sin ningún tipo de voces.

Conclusión

Nos preguntábamos antes si este QuestRun podía considerarse como una propuesta excesivamente sencilla. Es innegable que cuando llegó a Steam lo era y mucho, ya que no parece otra cosa que un juego de navegador. Ahora en dispositivos móviles la cosa cambia, y aún pecando de excesiva simpleza, parece que ha encontrado su lugar en el mundo de los videojuegos.

Estamos ante un título con unas mecánicas muy básicas pero con una elevada dificultad y un alto componente aleatorio. QuestRun es un juego divertido pero también muy frustrante. No se puede negar que genera cierta adicción en algunos momentos, pero así que nos derrotan una y otra vez tras media hora de nivel, y sin saber qué estrategia debemos utilizar, acabamos un poco hasta las narices, con perdón de la expresión.

En definitiva, estamos ante un juego digno para plataformas móviles, que aunque no trascenderá en el tiempo, al menos disfrutaremos de unas cuantas horas de batallas por turnos, gracias al haberlo situado en el lugar que le corresponde debido a su sencillez y no en un dispositivo sobremesa que puede ofrecer experiencias mucho más completas.

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Lo peor:

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