Reflexiones Gamer: Cuestión de precio

Vivimos una época en la que de tanto tener que apretarnos el cinturon ya nos cuesta respirar, en la que nos vemos obligados a mirar con lupa los precios de los juegos, hacer comparaciones en diferentes tiendas, buscar ofertas, esperar rebajas y recurrir a la importación. Pero la cuestión es esa, los precios.

Los títulos llegan a nuestras tiendas con un precio llamémosle generoso, como si una ley supraterrenal les obligase a endosarnos sus productos dentro de un ‘módico’ precio que baila entre los 60 y 70 euros (salvo muy contadas ocasiones). Y yo pregunto; ¿cuestan todas las televisiones lo mismo? ¿todos los ordenadores, frigoríficos, lavadoras o lo que queráis imaginar? La respuesta es clara, NO.

Los productos se suelen diferenciar, entre otras cosas, por unos valores de producción que repercuten directamente en el precio final al que salen a la venta. ¿Por qué esta máxima no es válida para nuestro hobby? Y es que en ocasiones la lógica brilla por su ausencia.

Reflexionemos, la producción de un juego no tiene el mismo coste de un título a otro, el trabajo que hay detrás de un Mass Effect o Assassin’s Creed no es el mismo que encontraremos en un ‘Imagina ser butanero’, por muy divertido que pueda acabar siendo el juego. Entonces, ¿por qué nos cobran los mismo (o casi) cuando el coste real de producción entre uno y otro título está a años luz? Y tened en cuenta una cosa, por ahora solo hablo de lo que cuesta a hacerlos, no de su calidad real. Porque ese es otro punto al que quería llegar, ¿no deberían tener las compañías algún filtro de calidad que afecte directamente en el precio al que se publica el producto?

Duración, rejugabilidad, y acabado técnico son aspectos objetivos que se deberían de tener en cuenta a la hora de fijar el precio de un producto. No todos los títulos nos ofrecen lo mismo en cuanto a durabilidad y calidad de producto, por lo que no deberíamos de pagar lo mismo por ellos. Golden Axe Beast Rider no podía costar lo mismo en su lanzamiento que Uncharted 3, y no creo necesario el tener que explicar el por qué. Os invito a que juguéis a ambos, y entonces lo entenderéis.

Mi tesoooroooo...

Para acabar, quiero hablar de esa ‘raza’ de juegos que parecen estar por encima del bien y del mal, y que juegan con la baza de arrastrar a millones de seguidores año tras año. Efectivamente, hablo de los juegos deportivos. Entregas anuales, que por lo general tienen una calidad más que demostrada, pero que reciclan un año sí y el otro también el 80% de la entrega anterior (tirando por lo bajo) y que nos cobran a precio completo religiosamente, a sabiendas de que nuestra gran afición nos seguirá haciendo caer una y otra vez. Y es que de vez en cuando,  no vendría del todo mal que estas multimillonarias compañías hicieran uso de ese bien escaso llamado sentido común.

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