The Last Guardian. Análisis PS4

The Last Guardian

Tenía que salir bien. El último juego de Team ICO (conocido ahora como Gen DESIGN) y Japan Studio, estaba destinado a que nunca viese la luz tras una serie de retrasos, salidas y venidas durante la última década. Nuestro mundillo necesitaba seguir creyendo en los grandes juegos de autor, pero el camino hacia The Last Guardian no ha sido fácil. En un principio conocido como Project Trico, el juego fue presentado en el E3 del 2009. Desde entonces, se mantuvo en la penumbra. Durante seis años solo recibimos noticias contradictorias y desalentadoras. Parecía que el golpe de gracia era la salida de Fumito Ueda… pero la pluma cayó, y supimos que Trico estaba muy vivo.

Siete años esperando y al fin aquí está. Bienvenidos a una historia poética, de compañerismo y amistad. Bienvenidos al análisis de The Last Guardian.

La visión de un artista, Fumito Ueda

Junto a ICO y Shadow of the Colossus, la trilogía del Team ICO iba a quedar resuelta en Playstation 3. Y es algo que queda presente durante todo el juego. Técnicamente desde el primer minuto se deja notar que este juego no estaba destinado a salir en esta generación de consolas.

La resolución es de 1080p, aunque las texturas y, sobre todo, la tasa de frames por segundo no están a la altura de lo que debería ser el juego bandera de Sony. En un principio, el framerate está pensado para ir a 30 fps, pero en ciertos momentos puntuales puede sufrir bajadas bastante acentuadas. Estamos analizando el juego en una PS4 ‘’estándar’’, pero como ya comprobó DigitalFoundry, la versión más estable la encontramos en la PS4 Pro a resolución Full HD.

Somos conscientes de que el juego se ha tenido que rehacer casi de cero para dar el salto generacional, pero defectos como el clipping empañan en cierta medida el aspecto gráfico del juego. Eso sí, el aspecto artístico es uno de los mejores y más bonitos que hayamos visto en un videojuego.  A destacar el modelado de Trico por supuesto. Nuestro compañero de aventuras luce verdaderamente imponente y bien acabado. Las ruinas del entorno, las vistas desde los acantilados, el plumaje del animal… una auténtica obra de arte.

En cuanto a banda sonora y efectos de sonido sí que no hay mucho que objetar. El maestro Takeshi Furukawa se ha encargado de poner música a la aventura. No consta de demasiadas pistas, pero entra en juego justo cuando es necesario. Inmersiva y épica. El audio del juego está doblado únicamente al japonés (con subtítulos y textos en castellano) pero es que no necesita más. Haber doblado la obra a otro idioma hubiese sido como quitar un pedacito de todo lo que quería transmitir Fumito Ueda, y por ello no podemos más que respetarlo y compartirlo.

Los pasos, los quejidos de dolor, las estructuras viniéndose abajo… los efectos de sonido cumplen de manera decente. De nuevo, lo que tenemos que destacar por encima del resto son los aullidos que emite Trico. Hemos podido distinguir sonidos de varios animales. Desde bufidos de gato cuando se siente amenazado a los aullidos de un lobo.

Trico, are your wings broken?

Ya hemos analizado la parte técnica de The Last Guardian pero, ¿qué tal se mueve nuestro protagonista y su compañero alado? Quien haya jugado a los anteriores juegos del estudio, sabrá y probablemente estará de acuerdo, en que el control nunca ha sido excesivamente bueno.

Las mecánicas y la premisa del juego son sumamente parecidas a ICO y Shadow of the Colossus. Básicamente hay tres acciones: Trepar, saltar y controlar el espejo del protagonista. Comparándolo con su inmediato predecesor, este espejo haría la función de la espada de luz de Wander que indicaba el punto débil de los colosos. Esta vez, allá donde se dirija el espejo, nuestro compañero cargará un rayo y disparará.

A lo largo de nuestra travesía y coincidiendo casi siempre con la llegada a una nueva zona, Trico se tumbará a descansar y nos tocará ir en busca de unos barriles para alimentarle. Estos estarán algo escondidos en muchas ocasiones y seguramente no se encuentren todos en la primera partida. A medida que vayamos avanzando, nos atacarán unos seres llamados Armaduras. No, no hay mecánicas de combate cuerpo a cuerpo, por lo que será nuestro compañero el que se encargará del trabajo sucio aunque siempre nos quedará el tirarles un barril a la cabeza.

Sintetizando, podemos hablar de un juego que combina plataformas con puzles, algo a lo que ya estarán acostumbrados aquellos que conocen al Team Ico. Las situaciones a solucionar que se nos plantea no son excesivamente difíciles. En unos pocos minutos habremos resuelto el problema y avanzado a la siguiente zona, y algo que nos parece sumamente importante, no hay distintos niveles de dificultad.

Respecto al control de Trico, podemos llamarle pulsando el botón R1, y si lo combinamos con Círculo, Triángulo, Cuadrado y Equis le mandaremos realizar distintas acciones. Por lo general, la criatura suele hacernos caso y no provocarnos muchos dolores de cabeza, aunque casi con toda seguridad tendremos que indicarle lo que queremos más de una vez. Los movimientos del niño no son todo lo precisos que deberían ser. Vamos a morir por saltos que no van hacia donde nosotros queremos, no vamos a escalar a Trico todo lo bien que nos gustaría y el alcanzar una cadena puede ser un pequeño drama durante unos minutos. Nos dejamos varios detalles en el tintero, pero no queremos ser nosotros quienes os desvelemos el porqué de ciertas mecánicas bastante relacionadas con la historia.

Jugar a The Last Guardian no es un desastre, no es el juego que mejor se controla, pero no sufriremos demasiado por ello.

«Este es el fin de nuestra historia»

Aquí el que escribe ha querido tomarse la licencia de dejar para el final lo que es la clave de The Last Guardian. Durante el análisis, ha quedado claro que es un juego que llega un lustro tarde. Con fallos y mecánicas que ya deberían estar superadas con el cambio de generación.

Pero a lo que quiero llegar con todo esto, es que aún falta la parte más importante del juego, la historia. Desde luego no es una al uso, apenas nos dan unas pinceladas. Simplemente, no se necesita más. The Last Guardian es la relación de un niño con su inesperado compañero. La coordinación, el cariño y preocupación mutua que presentan los dos personajes. Es un juego con alma, algo que falta hoy en día.

Ya en los primeros compases, el juego se centra en que creemos un vínculo con la criatura. Acariciarle, alimentarle, quitar las lanzas de su pelaje… uno acaba sintiendo la necesidad de mantener con vida a Trico, como si tu vida misma dependiese de ello.

Corazón en un puño y lágrimas en los ojos, una historia que nadie te la tiene que contar. Sino descubrirla por uno mismo, un momento verdaderamente mágico.

Conclusiones The Last Guardian

Un servidor llevaba 7 años esperando a que Fumito acabase su obra culmen. Por ello, me es imposible ser plenamente objetivo con Trico. Aún con todos sus fallos técnicos, su control regular y sus gráficos desfasados, The Last Guardian es el juego que la industria de los videojuegos necesitaba y necesita.

Alma, heroísmo y emoción. El vínculo del jugador y el juego es semejante al del niño y la criatura. Una obra que no es para todos los públicos ni para los amantes de la excelencia técnica, pero quien esperase eso de The Last Guardian es que esto no es para él.

Hemos vivido un largo y tortuoso camino durante algo más de un lustro, pero solo puedo pararme a pensar si alguna vez volveré a sentir lo que he sentido durante quince horas con este juego.

Gracias por acabar tu viaje, Trico. ¡Hasta siempre, amigo!

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