Un ratón y paciencia (1)

La aventura gráfica. Un género realmente olvidado entre el espectáculo de ametralladoras, granadas , NPCs robóticos carentes de personalidad, resurrecciones constantes y scripts aburridos. Porque es lo que hay: el nuevo público “gamer” (comillas sugieren lo que ya sabéis) no sabe distinguir entre un género y otro. Buscan lo que buscan: machacar los botones del mando, y la única razón que se considera realmente necesaria para ello es diseñar un espectacular fusil de asalto de balas infinitas y ponerlo en manos de un monigote con uniforme, que es lo único que puede esperar hoy en día de la industria a pesar de que quizás vivimos con ella sus años mozos.

Decidme que mi visión es pesimista, pero a la misma vez intentad buscar un solo motivo por el que debería echarme atrás con lo anteriormente dicho. Por supuesto que la comunidad gamer intenta luchar cada día contra esas marionetas de los Trending Topics, y también es cierto que no hay problema en dar la bienvenida a nuevos usuarios que pretenden descubrir los secretos de nuestra afición. La cuestión es que, como en todo, un sujeto recién llegado no cuenta con puntos de referencia, y por ello tiene que alojarse en la residencia más cercana (a pesar del hecho de que a apenas dos manzanas tenga un lugar superior en calidad y mucho más asequible). Hoy, en 2013, tenemos los alrededores del aeropuerto completamente colapsados de viajeros confusos. ¿No? Intentémoslo otra vez. Caminamos por una ciudad que desconocemos, estamos muertos de hambre y deseamos darnos un homenaje. La zona está llena de restaurantes adornados de diferentes maneras, con numerosos carteles que incitan a quedarse ahí y un precio a primera vista asequible. Nadie ve esa pequeña tasca de la esquina, que cuenta con los mejores platos de toda la ciudad. Pero nosotros nos conformamos con lo que nos ofrecen donde estamos: carne cruda a un precio alocado.

Ven aquí, tú que pasas diez minutos esperando junto a cubos de basura de difícilmente distinguible forma, esperando a la llegada de uno de los otros 12 jugadores (o los que sean) y destruya por completo tu oportunidad de convertirte en “pro” con la suficiente fuerza en los músculos como para dar una piña a su router y separar el cable del aparato del demonio que poco a poco se va a cargar el mundo del videojuego (Titanfall o paso 2 del proyecto Youtube). Aléjate de esas ratas sedientas de tu dinero y descubre lo jodidamente bien que te vas a sentir pasándote el Zork.

Orientarse era todo un desafío. Luego mirad el recorrido de Final Fantasy XIII.

En las aventuras conversacionales marcamos el inicio de una de las historias más interesantes del mundo del ocio electrónico. En 1977 llegaría Colossal Cave Adventure, de las manos de los genios William Crowther y Donald Woods. Al espíritu aventurero del primero se le unió la pasión por Tolkien del segundo. Uno de los primeros videojuegos de la historia ya era el antecedente de la aventura gráfica (¿y aún así hoy en día apenas tiene cabida? Tristemente la respuesta es afirmativa). 700 líneas en lenguaje FORTRAN y 300KB de RAM. Hoy en día, si queréis convertiros en hacedor/a de videojuegos (y por eso no me refiero a forraros a costa de la manipulación de los deseos de los usuarios) vuestro deber será reproducir este gran título en una copia fiel. Aún jugando un título que solo muestra palabras en su interfaz se puede percibir muchísimo más amor por los videojuegos que ahora, con gente involucrada en absurdas peleas sobre la memoria RAM y el HDD de unos aparatos diseñados no para jugar, sino para disfrute del usuario medio.

Esta es la primera entrega de unas serie de artículos en los que repasaremos paso por paso el camino que recorrieron las aventuras gráficas: desde este Colossal Cave hasta Zork, siguiendo con Mystery House hasta llegar a King´s Quest. Los siguientes pasos serán los más importantes: Sierra y Lucasfilms. Pero eso es ya otra historia. Al igual que el intento de remodelación de TellTale (por supuesto, hecho con buena intención) o la actitud conservadora de Alcachofa o Pendulo. Con este primer capítulo solo intento que recapacites, investigues si no tienes ni maldita idea de lo que te estoy hablando y reconsideres tu siguiente paso a ejecutar en tu trayectoria como aficionado. Fácil, ¿no?

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