The Last Door Collector´s Edition. Análisis PC

Como admirador de la aventura gráfica que me reconozco, cada título que venga a dar un soplo de aire fresco a este género en horas bajas merece toda mi atención. Llevaba varios meses tras la pista de The Last Door, un proyecto quickstarter español que comenzó como juego en Flash y que poco a poco se fue extendiendo hasta dar la vuelta al mundo. Y no solo eso, sino que ha llegado a ser considerado por muchos como el mejor título independiente del pasado año.

La aventura, compuesta de un total de cuatro episodios, cerró su primera temporada con el apoyo incondicional de miles de mecenas que cayeron ante los encantos de esta absorbente y espeluznante aventura gráfica en 8 bits. La respuesta del público se traduce en esta reedición que hoy analizamos, recién estrenada en plataformas digitales (Steam, GoG, Gamersgate…) al generosísimo precio de 9,99€. Y decimos generosísimo porque The Last Door merece hasta el último céntimo de esa cifra, pues llega a convertirse en una auténtica obra maestra de la aventura gráfica y, probablemente, en una de las mejores obras independientes de los últimos años. Además, esta Collector´s Edition incluye una serie de añadidos nada despreciables que harán la experiencia algo más duradera. Aclarado esto, procedamos al análisis.

Cada capítulo comienza con una inquietante escena y un trágico final para el personaje mostrado… La historia de The Last Door está lo suficientemente bien hilada como para tenernos en vilo hasta el final.

The Last Door ha sorprendido en muchos aspectos, pero sin duda es su trabajada narrativa uno de los principales incentivos del título. Como buena aventura gráfica que es, su historia nos atrapa desde el minuto uno. Con una clara inspiración en autores como Poe o Lovecraft, los sevillanos de The Game Kitchen crean una atmósfera sobrecogedora y un argumento oscuro e impredecible. Estamos en la Inglaterra victoriana. Nuestro protagonista, un tal Jeremiah Devitt, recibe una misteriosa carta de su amigo de la infancia Anthony Beechworth. Intrigado por el contenido del escrito, Devitt decide hacerle una visita a su mansión de Sussex para pedirle una explicación. A los pocos minutos de juego, sabremos que nos hemos metido en algo que se nos viene grande, algo más allá del entendimiento humano. El guión de The Last Door nos ha parecido sencillamente magistral, impregnado de elementos sobrenaturales y personajes inquietantes, y con un ritmo creciente que nunca decae, si bien adquiere un tono tremendamente complejo al final de la aventura; cerrando la primera temporada en un punto álgido sin resolver demasiada dudas y añadiendo muchas más. Por ponerle algún defecto a este maravilloso guión, quizás nos hubiera gustado que este cuarto y último capítulo tuviera en cierto modo un tono algo más conclusivo; que nos motivara a seguir apoyando al equipo de cara a la segunda temporada pero que, a la vez, nos hiciera sentir que hemos acabado una etapa y no hemos dejado el asunto tan a medias.

Jugabilidad

Pese a su naturaleza de juego para navegadores, los chicos de The Game Kitchen han creado un sistema jugable muy sólido, que se desenvuelve con facilidad en el gran mercado y mantiene y respeta las bases de toda buena aventura point’ n click. Los innumerables puzzles que tendremos que resolver en nuestro camino están muy bien planteados y no dejan de lado la atmósfera adulta y tétrica del título. Los más experimentados en el género no encontrarán, aún así, demasiada dificultad en los puzzles que, en la mayoría de los casos, no originan demasiados quebraderos de cabeza (sumado al hecho de que, durante aproximadamente un 80% de la aventura, apenas llevaremos más de cinco objetos en el inventario). Sin embargo, la dificultad está bastante equilibrada y The Last Door se convierte en un título perfectamente apto tanto para los más novatos como para los veteranos del género; algo que, volviendo a recalcar su naturaleza de título en Flash (que suelen ser bastante fáciles en general), supone un gran logro.

Gráficos

Recorreremos lugares que ponen los pelos de punta, gracias a un diseño de escenarios impecable. La variedad de localizaciones es otro punto a resaltar, pero evitaremos desvelar más detalles de la cuenta…

La estética retro de la aventura le sienta como anillo al dedo. Merece especial mención el diseño de escenarios, a cada cual más sobrecogedor. Recorreremos lugares de pesadilla, agobiantes y claustrofóbicos, como casas destartaladas, calles desiertas y cubiertas por una densa niebla… Nunca llegaremos a saber con certeza qué nos espera unos pasos más adelante, algo que el título aprovecha para dar rienda suelta al terror psicológico en su máxima expresión. También hay lugar para sustos «de los clásicos» que nos harán colocar una tercera pata en la silla para evitar caídas inesperadas. Todo en su conjunto nos recuerda que la estética de The Last Door no es un obstáculo para hacer de él una rica experiencia de terror y, sin duda, una propuesta altamente original e inteligente en el mercado de este tipo de títulos (muy solicitados últimamente). La aventura gráfica es, y siempre ha sido, la base del terror psicológico. Obviamente no podemos morir, ni nunca nos sentiremos en verdadero peligro, pero el «mal rollo» nos acompañará durante la totalidad de la aventura y, desde aquí os lo podemos asegurar con total certeza, os enganchará desde el minuto uno.

Desgraciadamente, existen momentos en que los limitados recursos gráficos del título nos juegan una mala pasada. En una aventura gráfica, donde hemos de estar atentos hasta a una simple mosca, obviar un mero detalle, por pequeño que sea, puede suponer horas de merodear por el escenario sin rumbo fijo. Decimos esto porque, como ya se ha recalcado en otros análisis, hay ítems que apenas aparecen representados por dos píxels (en determinados casos, además, bastante bien escondidos). The Last Door aspira a ser una gran aventura gráfica y en la mayoría de puntos lo consigue, pero a veces nos da la sensación de que se hace más complejo de lo que los 8 bits pueden proporcionar. Es una situación peliaguda, y la solución no es fácil pues requeriría, o bien un salto gráfico, o bien simplificar aún más el esquema jugable (algo que ni yo, ni creo que la totalidad de la comunidad, queremos). Se trata de un pequeño detalle, no demasiado importante, que esperamos encuentre solución de cara a la segunda temporada o, al menos, se suavice un poco.

Música

La BSO de The Last Door es una OBRA MAESTRA, con mayúsculas. Inmersiva, sobrecogedora y brutal. Todos los temas originales que reúne el título son una auténtica delicia para nuestros oídos, complementando al juego hasta el punto de fundirse con él. De todos los factores que hacen de The Last Door una experiencia inigualable, es sin duda la esta banda sonora la que nos mete de lleno en el juego y contribuye en mayor medida a dar forma a esta magnífica atmósfera lovecraftiana que baña la obra de The Game Kitchen. Nuestra más sincera enhorabuena al compositor, Carlos Viola, que ha creado una BSO que ya desearían las grandes desarrolladoras tener en sus juegos. Un acompañamiento musical brillante y, a partir de ahora, uno de los grandes referentes en este ámbito. Bravo.

Por lo demás, a falta de doblaje, los efectos de sonido están perfectamente implementados. Elementos como el crujir de una puerta, la rotura de un cristal, el graznar de los cuervos, etc nos harán meternos aún más en la piel de Devitt. Nos repetimos mucho, pero sin duda es la ambientación el gran punto fuerte de este The Last Door.

Modos de juego

La aventura de The Game Kitchen no se nos ha hecho demasiado corta, a pesar de que definitivamente lo sea. Sin embargo, su duración es bastante razonable dentro de lo que un indie supone, y por diez euros es de lo mejorcito que podemos encontrar en el mercado independiente.

La duración total aproximada del conjunto de los cuatro capítulos de The Last Door es de unas cuatro horas. Como viene siendo habitual en los indies, nos durará un respiro. Su poder para meter al jugador de lleno en la aventura hará que nos quedemos con ganas de más. Para ello, esta edición especial incluye un total de cinco «minisodios»: pequeñas secuencias jugables que no llegan ni a los cinco minutos de duración cada una pero que se antojan como un complemento bastante interesante, aportándonos algo de información extra en torno a algunos de los personajes secundarios de la trama. Además, y aunque como aventura gráfica no incite en demasía a la rejugabilidad, existe algún momento que otro en que la historia puede llegar a bifurcarse levemente a causa de alguna decisión tomada y, por tanto, despierte en nosotros el interés en conocer qué nos depararía este guión tan bien escrito si optamos por otro camino diferente.

Conclusión

The Last Door se consagra, con esta completísima edición, como una obra maestra de la industria independiente. Un ejemplo de que, si algo se hace con esfuerzo y cariño, puede llegar muy lejos (y de que los estudios españoles han sido de los pocos en mantener vivo el amor por un género tan maravilloso como la aventura gráfica). Los sevillanos de The Game Kitchen han creado una aventura tan inteligente como terrorífica, acompasada de una banda sonora impresionante que nos mete de lleno en una atmósfera que derrocha amor por los literatos de misterio y horror más importantes de la historia. La estética 8 bits se desenvuelve con bastante soltura (a pesar de algún que otro contratiempo como consecuencia de la simpleza de la misma), con escenarios que ponen los pelos de punta. El último capítulo nos dejará con la miel en los labios, en un cliffhanger brutal que promete llevar la trama aún más lejos. Esperamos impacientes una segunda temporada que, seguramente, dará muchísimo que hablar.

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