Brigandine: The Legend of Runersia. Análisis del regreso de la clásica saga SRPG

El estudio Matrix Software nos trae el regreso del mítico Brigandine con el lanzamiento de Brigandine: The Legend of Runersia, secuela directa del juego de rol táctico lanzado en Japón para PlayStation en 1998.

Brigandine: The Legend of Runersia nos sumerge en un mundo azotado por los conflictos y la magia. Los habitantes del lugar llevan años tratando de apoderarse del maná, haciendo que solo algunos capaces consigan aprender de ello y puedan utilizarlo. Dando pie a los Rune Knights, que únicamente tenían el objetivo de buscar el poder haciendo que la región de Runersia cayera en un conflicto constante por esta búsqueda.

El enfrentamiento llegó a su fin con la llegada de las Brigandines, cinco joyas mágicas que guardan en su interior un fragmento de maná puro otorgando a su portador un poder indescriptible. Haciendo que Runersia se dividiera en seis territorios diferentes con un único portador. Ahora, el conflicto vuelve a sembrar el caos en la región y nuestro objetivo es ponernos en la piel de una de estas facciones y conquistar por completo el territorio. Todo sea por la búsqueda de la paz.

La Paz de los 6 Reinos

Al adentrarnos por completo en este mundo se nos da a elegir una entre las seis facciones disponibles: Republic of Guimoule, Norzaleo Kingdom, United Islands of Mirelva, Shinobi Tribe, Mana Saleesia Theocracy y Holy Gustava Empire. Cada una cuenta con una proporción de territorio conquistado así como con personajes exclusivos. Además de contar con ciertas ventajas entre ellas como por ejemplo poder o economía, puntos importantes a tener en cuenta de cara a la partida.

Una vez escogido el país con el que vamos a jugar y enfrentar a todos los demás, se empieza a desarrollar la trama presentándonos en primer lugar los miembros principales del equipo. A medida que juguemos y vayamos conquistando terreno de otras regiones, la narrativa se irá expandiendo con interacciones entre personajes así como de la rama principal. La campaña de Brigandine: The Legend of Runersia puede llegar a durarnos al rededor de 200 horas fácilmente si tenemos como objetivo descubrir todo lo que envuelve al reino de Runersia con cada uno de los ejércitos.

Completar al 100% la historia con todos los países es una ardua tarea, pero gratificante. Conquistar por completo el mapa es una proeza difícil de realizar porque el juego nos pone las cosas desafiantes a medida que avanzamos. Adaptando una dificultad modular que va modificándose según cómo de fuerte esté siendo nuestro ejército. Unas bases también algo complicadas de entender y dominar durante los primeros compases de la partida. Que una vez cogidas el truco, se hacen la mar de amenas y nos muestran todo el potencial jugable que esconde Brigandine: The Legend of Runersia detrás de sí.

Durante la partida, en las fases de preparación y avance en el término de territorio, podemos tomarnos un pequeño respiro para preparar y mejorar nuestras unidades. En cada país contamos con personajes predeterminados que podemos clasificar como héroes y líderes. Los héroes serían aquellos protagonistas principales de la trama de dicha facción, mientras que los líderes son aquellos secuaces que le acompañan a lo largo de toda su hazaña. Estas tropas cuentan con su propio sistema de subida de niveles e incluso mejora de clases, con la que podemos desbloquear bonificaciones o aumentos de características. Un sistema que le otorga una mayor profundidad a la acción del combate y a la propia jugabilidad en sí.

Que se ve muy bien complementaria con la mecánica de cómo conseguir unidades adicionales para unirlas a nuestros héroes y líderes en combate. Para ello el título utiliza una especie de economía de coste con la que podemos realizar invocaciones de monstruos. Según en qué territorio tengamos a nuestro ejército podemos conseguir una serie u otra de criaturas dispuestas a ayudarnos en nuestra misión. Aunque no sean personajes humanos también cuentan con su propio sistema de mejora de clase e incluso de nivel. Haciendo que sus características aumenten y se hagan cada vez más fuertes. No obstante estos, a diferencia de los héroes y líderes, sí desaparecen para siempre una vez muertos en el propio enfrentamiento. Por lo que perder un monstruo con alto nivel duele más de lo que parece, aunque siempre podemos realizar misiones complementarias donde enviarles para que estos ganen experiencia.

Respecto a las tropas enemigas llevarán el mismo esquema que las nuestras. Es decir, están compuestas por los mismos elementos e incluso pilares que nuestro ejército: héroes, líderes y monstruos. Si decidimos pasar de los monstruos y atacar directamente al héroe o líder de turno acabaremos con el enfrentamiento de una forma más rápida. Pero ojo, no significa que esto sea sencillo de hacer. Si derrotamos a una de estas figuras los monstruos que están bajo su poder también desaparecen. Mucho cuidado porque si la IA hace exactamente la misma estrategia contra nosotros, los nuestros también desaparecerán. A diferencia de los demás, los héroes son los más complicados de derribar. Por lo que a vuestra elección queda qué tipo de estrategia seguir durante la pelea para alzaros con la victoria.

Táctica con un corte clásico

Como es costumbre en todos los juegos, el campo técnico-gráfico-artístico es necesario para un buen funcionamiento. Que sea más o menos importante según qué género y obra es otro tema a tener en cuenta, pero siempre es un apartado que se debe tratar y por ello este título no va a ser menos. En el caso de Brigandine: The Legend of Runersia nos topamos con un nivel bastante bajo en prácticamente cada uno de estos aspectos. A excepción del artístico, que goza de una línea de dibujo realmente de gran nivel.

Respecto a lo que podemos encontrar a gráficos hace uso de un conjunto que no sorprende lo más mínimo. Buscando un buen equilibrio y conformándose con que, simplemente, se vea bien. Quedándose bastante atrás a lo que nos tienen acostumbrados el género de la estrategia, que podría haber dado más de sí. Sobre todo en los momentos de combates, donde más flaquea el título sin lugar a dudas. Dejándonos estampados repetitivos tanto en entornos como en modelados de los diferentes personajes.

En este último punto se ha dado prioridad a crear un sprite genérico por clase en lugar de representar al muñeco en cuestión. Es decir, que si dos líderes pertenecen a la clase ‘bárbaro’ aparecerán con el sprite de dicha clase en batalla aunque luego su diseño original sean completamente diferentes. En lo personal son detalles que le restan calidad al resultado final y más aún cuando el juego cuenta con unos diseños artísticos sorprendentes.

Técnicamente no puedo ponerle pega alguna, ya que el título se comporta realmente bien en prácticamente todo. También es debido a las diferentes técnicas que se utilizan para hacer que el rendimiento sea bueno y goce de una gran fluidez en todo momento. Las cinemáticas están basadas en imágenes estáticas que cambian rara vez según el diálogo. Funcionando más como estampas situacionales para tener de fondo mientras estamos pendiente a lo que dicen los diferentes personajes. Todo ello a través de las clásicas conversaciones donde aparece el sprite de dicho personaje y los diálogos. Aunque, en ocasiones como en la intro, sí tenemos escenas animadas.

Por otro lado, en los combates es donde más músculo saca con modelos en 3D. Lástima que, como bien he dicho, ha preferido optar por ofrecer estabilidad antes que por ofrecer algo más llamativo en este aspecto. Por lo que, sacrificando y mucho el apartado gráfico aquí, conseguimos un movimiento ágil por el tablero sin pérdida de frames. Donde los personajes se mueven por escenarios poco inspirados e incluso repetitivos. Un sistema que recuerda a los títulos más clásicos del género como por ejemplo Fire Emblem. Aunque una escena de batalla entre unidades le hubiera sentado como anillo al dedo.

Por la parte de sonido tenemos un trabajo muy bien realizado, contando con pistas musicales implementadas con gran acierto en la temática que nos propone el juego. No van a ser recordadas por ser las mejores, pero sí son agradables al oído y más aún durante las largas sesiones. El punto más fuerte de este apartado es, sin duda, el maravilloso doblaje. Aunque el juego llega completamente en inglés, cuenta con un reparto de voces en japonés de gran nivel que hace las delicias de aquellos que le encante disfrutar los juegos de corte nipón con dicho idioma.

Conclusión Brigandine: The Legend of Runersia

Matrix Software consigue mantener la esencia del clásico Brigandine con gran acierto, pero trasladando sus mecánicas a los tiempos actuales actualizando y mejorando ciertos aspectos. Brigandine: The Legend of Runersia es un título exigente y abrumador por partes iguales, que hace sufrir durante los primeros compases del mismo por su extenso contenido y conceptos. Un SRPG mayúsculo que destaca por su gestión e invasión de terreno así como por su completo sistema de mejora. A pesar de no contar con elementos del género como la moral del ejército entre otros y tener algunos aspectos visuales a mejorar como los mencionados en combates.

Política sobre notas en Game It
Versión analizada: Nintendo Switch.

Nota: 7,5

Lo mejor:

  • Artísticamente luce un gran nivel.
  • Las narrativas de las diferentes facciones.
  • Sistema de estrategia y RPG en cada una de las unidades.

Lo peor:

  • Completamente en inglés.
  • Sprites repetitivos que restan personalidad al producto.
  • Los combates, visual y técnicamente, se quedan a medio camino.
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