Diógenes Digital y el poder de las bibliotecas virtuales

Ahora que están a punto de terminar las ofertas de Steam y que comenzamos a hacer revisión y reflexión de todo lo que hemos comprado comenzamos a cuestionarnos si nos hemos pasado de la raya con nuestras adquisiciones a precio de saldo. Muchos de los que ya estamos acostumbrados a estos descuentazos y a precios tan bajos hemos aprendido a controlar nuestra impulsiva necesidad de adquirir todo producto digital en internet. Con todo esto me refiero sobre todo a juegos y contenido multimedia diverso como películas, series, música, etc. Estas últimas no tienen tanto éxito como ocurre con Steam y sus ofertones de verano y navidad. Es aquí donde hago un punto de inflexión y observo lo que se ha venido a llamar el fenómeno de Diógenes digital, y es que somos muchos los que tenemos nuestra biblioteca de Steam repleta de títulos que no vamos a jugar en años o que hemos comprado hace unos cuantos y ni siquiera hemos instalado en nuestro disco duro.

El caso de los videojuegos es uno de los más sonados, porque Steam así lo ha consolidado. Tenemos al pequeño Gabe limpiándose el culo con el dinero que nosotros religiosamente hemos derrochado estos días. Lo peor de todo esto es que muchas de las personas que caen en la trampa de las ofertas de Steam no baja del burro nunca. Yo, personalmente tengo unos 200 juegos en mi biblioteca de Steam, entre los que puedes encontrar muchos Humble Bundles, y otros packs de juegos de otras páginas a precio de risa. El problema es que con las ofertas de Steam te encuentras con esos títulos triple A que no puedes dejar escapar. Hay como una fuerza dentro de tí que no te deja pasar del juego y que por diferentes ordenes del universo te hacen pulsar sobre el botón «Añadir al carro».

Esta claro que somos carne de descuento, pero ¿jugaremos a todos esos títulos que tenemos en nuestra biblioteca? Y aún más importante ¿los jugaremos antes de que se encuentren a un precio más bajo del que tenía cuando lo adquirimos? Ésta última cuestión es ante la que nos encontramos muchos de los usuarios que han despilfarrado sus dólares y euros en una de las mayores plataformas de juego digital en PC. Y es que observar la biblioteca de juegos y verla repleta de títulos, que ni siquiera poseemos de manera física, nos reconforta tanto que no podemos evitar tener más y más. Es el nuevo coleccionismo, un coleccionismo digital, metafísico.

Otra cuestión que nos puede irrumpir de manera inmediata es la de la piratería, para que vamos a comprar tanto juego si lo podemos piratear. Podemos adquirir juegos online, los cuales no podemos piratear en la mayoría de los casos y el resto lo ahorramos y lo adquirimos pirata. Pero el problema aquí es el valor, que valor tiene para nosotros el videojuego, muchas veces no comprendemos el alcance que puede tener la creación de un videojuego, sobre todo los de pequeñas desarrolladoras compuestas por una única persona o un pequeño grupo de ellas. Es decir, tenemos algo ante nosotros que ha tenido un coste, un esfuerzo de trabajo importante, sin el cual no sería posible su disfrute. Pensad por un momento un mundo en el que todos pirateásemos videojuegos, lo primero que desaparecería sería la industria indie, que sin el apoyo económico de los fans o de todos los interesados en disfrutar de los títulos no verían posible el tener entre sus manos tales títulos. La industria del videojuego no va mal encuazada, cada vez son más las personas que la apoyan económicamente. Todo esto teniendo en cuenta por otro lado a las grandes desarrolladoras que ponen algunos de sus títulos a precios desorbitados y más en consolas.

Espero que os hayáis comedido con las compras de verano y si no es así da igual, empezad a disfrutad de los títulos que habéis adquirido. Pero empezad, no vaya a ser que se os queden ahí acumulando polvo, no caigáis en la trampa de Gabe y dadle en todos los morros echándole horas a las decenas o cientos de juegos que hayáis comprado.

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