Killing Floor 2. Análisis Xbox One

Cuando pensamos en un juego de supervivencia online por escenarios son dos los juegos que se nos vienen a la cabeza y ambos eclosionan en Killing Floor 2. Si cogiéramos el modo zombis de Call Of Duty y lo mezclamos con Left for Dead el resultado sería el título que Tripwire Interactive nos trae para todas las plataformas, en nuestro caso lo hemos jugado para Xbox One.

Está más que demostrado que al jugador le apasiona matar zombis o en este caso han sido denominados como Zed y siempre tiene que haber alguien que cubra las necesidades básicas de muerte y destrucción, para este propósito Killing Floor 2 es la mezcla perfecta que aúna un género como el Survival en formato cooperativo. Lo primero que nos encontramos al iniciar Killing Floor 2 es la posibilidad de jugar un breve tutorial que nos enseñara las posibilidades de nuestros personajes. Como personaje genérico podremos correr y agacharnos aunque en este segundo caso es un poco inútil, podremos correr y apuntar poniendo una mirilla.

La siguiente tarea a completar será la de aprender a matar Zed aunque esto lo llevamos en la sangre, aunque sí es cierto que este punto sirve para presentarnos una de las grandes cualidades que Killing Floor trae a este género de shooter como es la ralentización del tiempo cuando consigamos hacer una jugada especial como por ejemplo un disparo a la cabeza doble. Lo intrigante de esta habilidad pasiva es que jugado en modo online todos los personajes sufrirán la ralentización, durante unos 4 segundos podremos ver a cámara lenta todo lo que nos rodea y algunos personajes serán capaces de utilizar este momento para usar habilidades o movimientos especiales exclusivos de cada clase.

Lo que Killing Floor 2 ofrece al asesino nato de Zombis

Cuando ya tenemos dominado la forma de desenvolverse a través del escenario tendremos 3 posibilidades para nuestro uso y disfrute. En primer lugar podremos jugar con otros 5 amigos o desconocidos para enfrentarnos a oleadas de Zed a lo largo de varias oleadas, cuatro siete o 10 oleadas que terminarán con un enfrentamiento contra un jefe final que promete poner las cosas difíciles. Si no queremos compartir nuestro tiempo con gente podremos jugar Offline o si lo que nos gusta es matar a otros humanos también podremos. Con estos 3 modos de juego más un reto que será semanal tendremos que darnos por satisfechos y no es para menos ya que estos 3 modos nos ofrecen bastantes horas de diversión  a lo largo de 16 escenarios que desbordan personalización y recovecos donde atrincherarnos con 3 niveles de dificultad no aptos para cualquier nivel de personaje.

Diez son los diferentes tipos de personajes que podremos seleccionar, todos ellos pueden acceder a cualquier clase de armas, que  no son pocas y van desde una pistola hasta un lanzacohetes,  pero serán especialmente letales con aquellas que coincidan con nuestros aspectos de clase, por ejemplo, el pistolero siempre tendrá mejores estadísticas de combate si en sus manos hay una pistola. Esto se incrementa conforme subimos de nivel cada una de las clases ya que durante 25 niveles podremos elegir qué habilidades son las que queremos para afrontar los retos de hordas, con la posibilidad de cambiar en cualquier momento estas subidas de nivel para encarar los retos de diferentes formas.

Una vez empezamos a jugar nos damos cuenta de que es de vital importancia estar cerca de nuestros aliados en la horda para poder sobrevivir desde el principio ya que nos podremos curar entre nosotros o pasarnos dinero y munición. En caso de fallecer no ganaremos tantas monedas y no podremos reaparecer hasta la siguiente oleada, cuando una oleada termina recibimos una cantidad de dinero que podrá ser gastado en un puesto de mercado antes de que se cierre. Dentro de este mercado podremos comprar munición, armadura y otros tipos o mejores versiones de armas. Es importante decir que el límite de nuestro inventario depende del peso que sea capaz de transportar nuestro personaje por lo que no podremos tener demasiadas armas en el inventario. Dentro de las oleadas encontraremos unos cuantos tipos diferentes de Zed que nos pondrán los nervios a flor de piel, rápidos, lentos, grandes y pequeños, armados con espadas o vomitando veneno de dilophosaurio.

Como se ve, como se siente y como se oye

A nivel técnico no podemos decir que Killing Floor 2 sea un derroche de recursos, visualmente está a la altura de un juego de hace 3 años y sabemos que cuando salga Xbox X podrá verse a 4K nativos, pero aún con esto se nos queda un poco a camino de un resultado excelso, no obstante la sangre y las vísceras están bien implementadas y la sensación de contundencia a la hora de impactar con los Zed es muy buena sobre todo si acertamos en la cabeza dándonos la sensación de dolor y destrucción. Donde mejor se puede ver los defectos de Killing Floor a nivel visual es cuando estamos esperando para iniciar una oleada, mientras vemos a nuestros compañeros luchar, donde podemos observar que los movimientos y formas de atacar de los personajes son cuestionables. Esto queda un poco solapada porque el juego discurre siempre en primera persona por lo que solo se ve cuando nos fijamos en un aliado. Es en el apartado sonoro donde Killing Floor 2 da un golpe en la mesa y nos dice “aquí estoy yo” con una banda sonora totalmente integrada en el juego y que nos imbuye en la vorágine de la muerte y la destrucción que desde Tripwire Interactive han querido ofrecer. Al estilo death metal y hardcore le sumamos un brillante juego de diálogos entre personajes o simples frases que cada uno suelta en ciertos momentos que aderezan a la perfección la experiencia de juego sin llegar a resultar cansinas o repetitivas.

Conclusiones de Killing Floor 2

Sin duda alguna lo primera sensación que nos queda es que llega un poco tarde, si hubieran adelantado un par de años el estreno estaría mucho más acorde. Aún con esto Killing Floor 2 adolece de un recatado apartado visual, pero esto es una salvedad que para nada empaña un buen trabajo que aúna conceptos muy valiosos de otra clase de juegos en un conjunto jugable y muy divertido acompañado con amigos. La música es una obra maestra de la adaptación y motivación durante el juego y los diálogos cuanto menos entretenidos. La duración del mismo dependerá de las ganas que tengamos de matar Zed que al final es lo único que nos puede ofrecer Killing Floor 2, aunque no es poco.

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