Train Fever. Análisis PC

Se presenta en Steam el juego Train Fever, el nuevo título de la compañía suiza Urban Games. Estamos ante un simulador de transportes que se dejó ver en la Gamescom tras conseguir el presupuesto necesario a través de Gambitious, una compañía alemana de crowdfunding. Llega a nuestros ordenadores con el objetivo de ser el sucesor espiritual de Transport Tycoon y con la intención de satisfacer a los jugadores más exigentes.

Creando un imperio

Corre el año 1850, es el comienzo de la segunda revolución industrial y el traslado de pasajeros y mercancías se reduce prácticamente a carros tirados por caballos, aunque es en este momento en el que comienzan a surgir las primeras locomotoras de vapor, dando origen al servicio ferroviario actual. Las industrias tradicionales dan paso a otras nuevas y surge la necesidad de innovar en el sector del transporte, históricamente ligado a las mismas. Es la etapa de los visionarios, de aquellos que vieron en los medios de locomoción una oportunidad de negocio y amasaron dinero gracias a ellos. Train Fever pretende acercarnos a esa figura del magnate y nos otorga plenos poderes para crear y gestionar nuestra red ferroviaria y de carreteras.

Este título nos situará a mediados del siglo XIX en un mapa con localizaciones aleatorias pero con nombres de ciudades inglesas reales. Antes de comenzar la partida ya podremos elegir el tamaño de nuestro territorio, la intensidad de los accidentes geográficos y, una vez lo desbloqueemos, el año en que comenzamos.

Como buen simulador estamos ante un desarrollo dinámico, según pasen los años se nos irán introduciendo los nuevos inventos y mejoras. Las ciudades irán cambiando, crecerán tanto en tamaño como en densidad demográfica e incluso cambiaran sus gustos, costumbres o su poderío económico aumentando así la individualización del transporte, cuestión que nos complicará la vida y debilitará nuestro imperio.

El Dios de las vías

Antes de comenzar nuestro trabajo tendremos que configurar nuestra partida. Podremos elegir tanto la resolución (entre muchas opciones), como la calidad de los gráficos y del sonido, más óptima según las prestaciones de nuestro ordenador. Pues bien, aquí nos encontramos ante el primer punto en el que flojea este juego. Hemos probado con configuraciones tanto por encima como por debajo de los requisitos de nuestro PC y en todas hemos tenidos problemas tanto de lag como de caídas de framerate. Estas no son habituales cuando nuestro campo de visión es reducido, pero sí se hacen muy palpables cuando queremos tener una vista general del terreno.

Una vez estamos en la partida, vemos que incluso el mapa pequeño tiene un tamaño bastante amplio que realmente impone, aunque si eres un gran fan lo que verás son amplias oportunidades de instalar tu creación. Cuando conseguimos adaptarnos a los controles y a la posición del terreno comenzamos a tener inquietud por construir nuestra red de transportes. Para empezar tendremos un mínimo tutorial que nos explica cómo montar nuestra primera línea de autobuses y de trenes. Esto es lo único a lo que se nos ayudará durante el juego. A partir de ahí nos las tenemos que arreglar solos y no estamos ante un título precisamente intuitivo.

Pasados unos minutos en los que parece que hemos cogido el truco de las líneas de carreteras y cómo estas, por poco que hagamos, nos darán dinero, llega el momento de gestionar el ferrocarril. Bien es verdad que el juego no te obliga a seguir ese orden ni mucho menos, pero o eres un experto en esta lides o no es precisamente fácil montar las vías sin invertir muchos miles de dólares. La construcción no es cómoda y es muy probable que involuntariamente hagamos obras subterráneas o unidas por puentes que nos lleven gran parte del presupuesto, tema más peliagudo si cabe, cuando vemos que el hecho de demoler también nos costará dinero.

En nuestro negocio administraremos el transporte tanto de mercancías como de pasajeros. El primero actualmente está muy poco desarrollado, las posibilidades de interacción son muy reducidas y su funcionamiento no es del todo claro, por lo que la tendencia irá hacia el traslado de personas. La gestión de las distintas líneas no es extremadamente compleja y en pocos minutos entenderemos cómo funciona. Sin embargo cuando el número de estas comienza a ser elevado y cada una de ellas tiene asociados un gran número de vehículos, es probable que llenemos la pantalla de ventanas caóticas que tendremos que cerrar manualmente si no queremos sentirnos perdidos.

Según pasen los años se nos irá informando de los nuevos inventos que tendremos disponibles. El número de vehículos es bastante elevado y están muy bien recreados. No podremos mejorar los nuestros, sino que habrá que comprar otros nuevos, al igual que tendremos que amortizarlos con el paso de los años. Estos aspectos son algo a tener en cuenta en títulos que se basan en una simulación pura, y desde luego choca que no podamos instalar ciertas mejoras en nuestras antiguas locomotoras o tranvías. Evidentemente el paso de un coche de caballos a vapor no se puede mejorar mediante un upgrade, pero un nuevo motor con menor consumo sí parece posible.

Está claro que no todo es malo ni mucho menos. En general Train Fever cumple su objetivo y recrea correctamente el sector del transporte. El sistema acción – reacción es correcto y si nuestras elecciones son buenas el resultado también lo será, y viceversa. Tiene errores como ya hemos mencionado, pero la simulación es bastante real, eso sí, corramos un tupido velo sobre el tiempo que tardamos en completar ciertos trayectos, (uno de ellos nos llevó más de 5 años y medio…). Realmente esta suele ser buena, algo que, por otra parte, es lo mínimo que podemos esperar de un título así. Sin embargo nos da la sensación de estar ante una experiencia limitada e incompleta, y sí, detrás de este juego hay una buena cantidad de modders, pero aun así esto no justifica nada, ya que la que saca tajada de las ventas es la empresa creadora y no los jugadores más altruistas.

La ruta a través del cristal.

La calidad gráfica no es la tónica habitual en este género. Venimos de títulos como Railroad Tycoon 3 y Transport Tycoon en los que este apartado se dejó realmente descuidado. Train Fever está algo por encima de la media y nos trae una experiencia visual bastante decente. El aspecto general es bastante vistoso y dinámico, realmente sí que merece la pena detenerse y observar cómo circulan nuestros vehículos o camina la gente. No se puede negar que existe una buena cantidad de bugs, el nivel de detalle no es precisamente alto y los diseños pueden ser algo arcaicos, pero en general podemos juzgar este como un buen apartado y que aporta una bonita experiencia.

La banda sonora ameniza muy bien las horas de juego. Planteada como música de ambiente, es sencilla y muy llevadera a pesar de sonar en todo momento, aunque evidentemente podremos silenciarla si así lo deseamos. Se han añadido unos simples efectos de sonido propios de los vehículos y de las distintas actividades que vamos realizando. Nada destacable, algo básico.

Técnicamente estamos ante un título muy poco pulido, y lo que es peor, muy poco optimizado. Como ya dijimos antes, el lag es constante y la falta de fluidez bastante habitual aun en ordenadores relativamente potentes. Da la impresión de que estamos ante una beta y no ante el juego final. Veremos si finalmente esto se soluciona, bien sea a través de la propia Urban Games, o son los propios usuarios los que ponen el juego a punto.

La simulación siempre es un terreno muy peliagudo y antes de nada queremos aclarar que es un juego que vas a disfrutar si te gusta el género. En caso contrario se puede hacer muy tedioso y pesado. No es sencillo ni para pasar un rato, es un título profundo que requiere horas de dedicación y pasión por los negocios y/o los transportes.

Train Fever ha llegado a PC, MAC y Linux con cierta solera gracias a su tráiler de la Gamescon y a que prometía ser el nuevo rey de los simuladores de transportes. Pues por el momento parece que se ha quedado algo lejos de ese objetivo. No es un mal título en general, cumple correctamente con los estándares del género, pero no va más allá. Una interfaz y un desarrollo poco intuitivos, fallos técnicos y la constante sensación de que estamos ante un título inacabado, lo dejan lejos de convertirse en referente de un sector perfeccionista y que esperaba con muchas ganas este título. Esperemos que la prometedora comunidad que se ha formado justifique el alto precio de 24,99 € por un juego que parece poco más que una beta.

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Lo peor

 

 

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