Another World. Análisis Wii U

Se me ha presentado la oportunidad de hacer la «review» de este clásico en su vigésimo aniversario. Un juego odiado por muchos, elogiado por otros y que es considerado por parte de la crítica como una obra de arte. Un juego complejo, incomparable y que en su tiempo no dejó a nadie indiferente. La gran pregunta es, la remasterización que han hecho de este juego, ¿merece verdaderamente la pena?

Hace poco tiempo me tocó el enorme placer de analizar la remasterización de uno de los mejores juegos de la historia: The last of us para Playstation 4 (podéis ver aquí el análisis) y cuando me ofrecieron hacerla también de este juego, agarré el mando de la Wii U con un halo de nostalgia, muchas ganas y me puse manos a la obra.

Another World (o Out of this world como se introdujo en Estados Unidos) nos narra la historia de Lester Knight Chaykin, un joven científico que después de un experimento se encuentra transportado a un mundo en conflicto. Sin contarnos nada, iremos descubriendo la maldad que habita en ese mundo y las múltiples maneras que tendremos de morir. Un título que ya jugué en su tiempo y del que recordaba muy poco, ya que cuando pude disfrutarlo tenía tan solo la tierna edad de once años.

Un título que, nunca mejor dicho, es puro ensayo-error. Another World destacaba en su tiempo por las diversas cinemáticas que se podían ver y por su extraña dificultad. Lucía un grafismo simple pero atractivo para la época, modelados a modo de polígono de tonos muy discretos y una buena carga de imaginación: era todo un despliegue audiovisual. Seguro que muchos de vosotros conocéis el primer juego de la saga Alone in the dark, pues los gráficos son muy del estilo del también clásico de Infogrames.

El lavado de cara que le han dado al título es muy simple. Es indudable que los fondos son más vistosos y que están bien diseñados, pero tampoco se puede obviar que en los tiempos en los que nos encontramos no llaman nada la atención.

Las comparaciones son odiosas

Un juego de la década de los 90 que luce prácticamente igual que lo hacía por aquellos tiempos. El título, en su versión de Wii U, nos da la opción de jugarlo con los gráficos originales o con la remasterización simplemente pulsando el botón Y. ¿Se nota la diferencia? La verdad es que sí, pero no tanta como nos gustaría. Si cojo el título mencionado anteriormente de Playstation 4 y lo comparo con su versión de Playstation 3, luce muy mejorado. Sin embargo en este juego de Wii U no resalta tanto como debiera después de veinte años.

El sonido también ha sido remasterizado, aunque desde el modo opciones también se nos ofrece la posibilidad de jugar con la banda sonora original del título. En este aspecto la remasterización sí que está bien lograda, suena mucho mejor, más nítida y fresca. Efectos sonoros que mantienen su esencia y con esta edición se notan más claros. Es una banda sonora muy curiosa ya que no se hace nada pesada. Nos acompaña como un buen vino en una comida lujosa y nos deja un sabor agradable en nuestro oído.

Mantener la esencia y los errores

La jugabilidad y la historia se mantienen idénticas. No hay cambio alguno en los controles. Siguen siendo los mismos y tenemos que decirlo, siguen fallando de la misma manera. Sí, este juego de plataformas/aventura/puzles que mucha gente elevó a los altares sigue teniendo la misma tara. En un juego de estas características en las que el protagonista es una persona normal y corriente, que no tiene ninguna habilidad o superpoder que lo distinga del resto de mortales, es de agradecer que pueda desplazarse con al menos naturalidad. Pero que sea un ser humano corriente y moliente no quiere decir que el juego se transforme en un sin sentido de movimientos descontrolados. No podrá hacer súper saltos, ni teletransportarse o volar, pero sí podrá saltar, disparar y agacharse como lo haríamos en la vida real. Todas estas funciones que parecen sencillas se complican por culpa de unos controles poco afinados y muy imprecisos. Es como un saxofón con la lengüeta rota: un completo despropósito.

Otra de las cosas que hacen de este juego una odisea no es solo su falta de tacto en los controles, sino su tediosa dificultad. El juego no es difícil en sí pero no explica en ningún momento qué tenemos que hacer ni por qué. Si a eso le añadimos que a la hora de producir nuestras acciones muchas veces fallaremos por no saber qué hacer y otras por qué, aunque lo sepamos, no podamos ejecutar la acción de la manera correcta, hacen que en varias ocasiones gritemos la famosa expresión de Matías Prats ante un error de su realizador: “¡Pero esto qué, pero esto qué es!»

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Los años pasan pero Another World sigue igual

Recuerdo que allá por el año 1994, jugándolo en mi querida Súper Nintendo, el juego ya se me hacía complicado. Han pasado veinte años, mi destreza tal vez no haya aumentado mucho, pero encontrarme con este juego de nuevo ha supuesto un reto. Con once años se ven las cosas de un modo muy distinto a como las veo ahora. Tener más paciencia y tranquilidad ayuda en este juego. El ensayo y error que comentaba antes es obligatorio para completar la aventura, que hay que decir que es corta y muy poco rejugable. Una vez que sepamos qué hacer podríamos pasarnos el juego en menos de 30 minutos, pero gracias a los controles nos costará bastante más. Tal vez por eso hay tanto detalle en las diversas maneras que tendremos de morir (por un arañazo en la pierna, ahogado, desintegrado por una pistola láser o empalado contra un risco). Todos esos fragmentos y pequeñas cinemáticas son un buen aliciente para continuar en la aventura, pero también pueden frustrar al jugador, igual que al descubrir que te faltan dos piezas para completar un puzle al que llevas dedicadas varias horas de tu vida.

Este título ha envejecido y no lo ha hecho como lo hace el buen vino, más bien nos ha dejado un sabor avinagrado. Lo que podía ser el retorno de un clásico con los errores del pasado aprendidos y reparados, es una muestra más de que en muchas ocasiones la falta de ideas de un equipo y la pereza de sus programadores, pueden hacer que una gran idea se quede en nada. Una verdadera lástima. Han pasado veinte años pero tenemos el mismo juego que en los 90, salvo por una mayor resolución y una banda sonora en estéreo.

Esto me lleva a la pregunta que me hice a mí mismo al empezar este análisis. ¿Se merecen todos los juegos un remake? Me duele reconocer que no, sobre todo si el resultado final no es una mejora significativa, sino un mero refrito con las avances básicos necesarios para cobrarnos el dinero que cuesta. Con The last of us mi opinión sobre un refrito tan cercano cambió para bien, pero este juego me ha hecho reflexionar y darme cuenta de que en muchas ocasiones es mejor guardar un recuerdo borroso pero positivo que despertar la memoria y abochornarte.

Lo que muchos medios consideran un juego de culto de los 90 se convierte en un saca cuartos para esta nueva generación. Ya sacaron la versión quince aniversario, confiemos, que si sacan la versión bodas de plata, tengan en cuenta la opinión de los usuarios y que al menos corrijan todos los errores de jugabilidad que hacen de este juego una experiencia incompleta e innecesaria.

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