Flyhunter Origins. Análisis PS Vita

En vísperas de las fechas navideñas Steel Wool Games y Ripstone traen a PS Vita Flyhunter Origins, un juego destinado a los más pequeños de la casa pero que también podremos disfrutar aquellos que tenemos ya cierta edad. Este nuevo plataformas de la compañía intentará conquistarnos con mecánicas sencillas y con la única pretensión de que pasemos un buen rato, sin complicarnos la vida más allá de sus errores.

Cambiando la escoba por el matamoscas

En esta aventura nos pondremos en la piel de Zak, un humilde marciano con apariencia de Minion, que ejerce como conserje en una nave espacial dedicada a la caza de bichos. Un día, haciendo gala de su torpeza, deja escapar a todo un cargamento de moscas que van a parar a nuestro planeta. Su misión será bajar a la Tierra, enfundarse la capa de héroe y recuperar lo perdido.

Nuestras andanzas nos llevarán a lo largo de más de 20 mundos que nos harán combatir contra enemigos de lo más asquerosillo, con la única ayuda de un jetpack, el “exterminador” para paralizar a los bichos y nuestro inseparable matamoscas, tanto en los niveles normales, estructurados como un clásico plataformas, o en los niveles con jefes, basados en carreras de persecución.

Salta, mata, repite

El clásico eslogan “Fácil, sencillo y para toda la familia” le va que ni pintado a este Flyhunter Origins. No necesitamos más que tres botones y el joystick para manejar todo el juego, ya que nuestras habilidades se reducen a saltar, o salto doble gracias al uso del jetpack, paralizar con el “exterminador” y matar aplastando con nuestro matamoscas.

El desarrollo de los niveles “normales” es muy sencillo, avanzar hasta el final del nivel sin recibir tres golpes pequeños, como toques con los bichos, o uno más intenso que acaba con nosotros instantáneamente, como es el caso de que te coma una planta carnívora o te atrape una araña. En los “especiales” tendremos que matar al boss de la susodicha pantalla, y para ello tendremos que pilotar nuestro jetpack con la vista trasera, evitando obstáculos y tratando de atizarle hasta su muerte, algo bastante más aburrido y monótono que el desarrollo general, el cual tampoco destaca por su diversión y frenesí.

Los niveles son bastante rápidos y apenas nos durarán unos diez minutos cada uno, además tendremos bastantes puntos de control, por lo que es bastante difícil frustrarse. Además, si nos decidimos a recoger el 100% de los objetos desperdigados, podremos alargar unas cuantas horas el título, cosa que dificulta un poco las cosas y aporta un pequeño reto. Hay que decir, que a veces el control no responde del todo bien, provocando nuestra muerte, aunque esto tampoco es demasiado habitual ni molesto.

Aunque hayamos hablado de la simpleza y la sencillez del título, no podemos perder la perspectiva y dejar de ser conscientes de a quién va dirigido. Estamos ante un juego nacido para usuarios más casuales, por lo que la estructura general es correcta y firme en su propósito, sin embargo, eso no quita que si buscas retos más complejos, se quede muy por debajo de las expectativas.

Sufriendo problemas técnicos

Llama poderosamente la atención que un juego con mecánicas muy básicas y con escenarios tan simples pueda tener caídas de framerate y ralentizaciones durante las pantallas. Además nos encontramos con muros que resultan no ser tal al acercarnos a ellos, pudiendo recibir daño igualmente. El apartado técnico es muy cuestionable, y como decíamos no tiene justificación alguna debido a la carga gráfica tan baja y al escaso número de elementos en pantalla.

Gráficamente también se queda bastante corto, puesto que no luce como debería en PS Vita ni en el resto de versiones. Los diseños son bastante simplones, y las texturas parecen sacadas de juegos de generaciones pasadas. Ni siquiera vemos un mundo colorista o atractivo, sino que se utilizan tonos demasiado apagados. Únicamente salvamos a nuestro personaje, muy parecido a los famosos Minions de Gru: Mi Villano Favorito, el cuál es bastante bonito de ver y está relativamente logrado.

El sonido es bastante tedioso y repetitivo, con apenas tres o cuatro canciones que se repiten una y otra vez. Además el sonido a veces se descuadra con el movimiento, lo que da una impresión de juego muy poco cuidado.

Flyhunter Origins es un título destinado a los más pequeños de la casa, o simplemente a aquellos que pretendan entretenerse sin ir más allá. Sus grandes fallos aparecen en un apartado técnico que está muy mal cuidado ya que está plagado de caídas de frames y ralentizaciones, algo que incluso afecta a la jugabilidad, y en su apartado artístico igual de insulso, y que deja cojo también en este punto al título.

El gran problema del juego de Steel Wool Games y Ripstone es el llegar a un género plagado de grandes propuestas sin ofrecer nada nuevo, ni en sus mecánicas ni en su diseño ni realmente en nada. Flyhunter Origins es un título más para el montón de aceptables que pasarán sin pena ni gloria por la portátil de Sony.

Lo mejor:

Lo peor:

Salir de la versión móvil