Oddworld: New ‘n Tasty. Análisis PS4

Cuando me enteré que Oddworld: New ‘n Tasty iba a ser un remake del juego original Abe’s Oddysee de Playstation 1, lo primero que se pasó por mi cabeza fue: “otro remake en HD, otro refrito más”. Y sí, no me equivocaba, es el mismo juego que disfruté ya en la primera generación de Sony pero con un lavado de cara tan impresionante que la palabra remake no le hace justicia.

Soy de aquellas personas que no entienden del todo por qué se hacen refritos en HD de juegos que han salido hace relativamente poco, pongamos casos como Tomb Raider: Definitive Edition. Si me preguntasen, ¿crees que es necesario un remake de ese juego? Mi respuesta sería un rotundo no, ya que incluso hoy mismo podría aún comprarlo en Playstation 3, una consola que no está descatalogada y en la que el juego sigue a la venta. Pero en este caso en concreto debo descubrirme ante el equipo de Just Add Water. No solamente considero que sí que es necesario el remake, sino que aplaudo la valentía de su equipo de desarrollo porque hace justicia al juego y además, que hayan pasado más de quince años desde el lanzamiento del original hasta ahora es un tiempo más que prudencial como para mostrar qué juegazo era Abe’s Oddysee y porque la nueva generación tiene derecho a disfrutar tanto con esta aventura como lo hicimos algunos hace más de una década.

Se ha hecho desde cero, con mimo, intentando mantener la misma magia que tenía el original y vaya que sí lo han logrado. No es un mero cambio de píxeles para que se vea mejor definido. No es un juego que solo se haya pasado un filtro en el que los gráficos han sido suavizados y mejorada la tasa de “frames” por segundo. Es un juego que ha experimentado un cambio radical a lo que originalmente se lanzó en el año 1997. Un renacimiento más que acertado de un juego que sí que se merece una segunda oportunidad y no solo por su brillante historia y su adictiva jugabilidad, sino porque las nuevas generaciones merecen saber quién es Abe y de dónde viene el universo Oddworld.

Presentación

La historia de Oddworld: New ‘n Tasty es muy sencilla. Abe es un empleado de una fábrica cárnica en Oddworld. Hacen comida de todo tipo con distintas razas. Por curiosidades del destino, y sin ninguna intención de enterarse, escucha una conversación entre sus jefes, los avariciosos Glukkon, en la que deciden que van a empezar a preparar comida con otra raza, los Mudokon, ya que las que tienen en la actualidad no les generan suficientes beneficios. Imaginaos su sorpresa cuando descubre que él, y toda su gente, se van a convertir, nunca mejor dicho, en carne de cañón. Tras escuchar eso y ser descubierto por sus jefes pasará a ser el personaje más buscado de todo Oddworld. Su objetivo será salvar su vida y librar a los Mundokon de ese terrible desenlace.

Sí, así eran las historias en los noventa, desternillantes, originales y muy divertidas.

Gráficos

Una palabra destaca en este apartado: Unity. Podemos afirmar que es el primer juego que usando este motor ha logrado unos resultados tan positivos. El juego, para tranquilidad de los más exigentes en este apartado, corre a 1080p y 60 FPS, un estándar de esta generación pero que aún hoy día pocos juegos llegan a cumplir. No es el típico remake en el que tengo que decir: «se nota una mejoría en las texturas» y toda esa parafernalia porque básicamente es otro juego completamente distinto, a pesar de ser una recreación del título anterior.

Todos los fondos han sido creados desde cero así como los modelados de los personajes, las animaciones de los enemigos, las cinemáticas… Aunque todos ellos siguen inspirándose en los diseños originales. Lo han cambiado por completo. No ha sido un lavado de cara, ha sido pasar directamente por chapa y pintura. Todo está muchísimo más detallado, definido, refinado y acertado pero logrando además que los que ya habíamos jugado a la versión anterior sintamos que estamos jugando al juego original, que estamos en casa con nuestro dualshock 1 en la no tan crítica década de los 90.

Son los mismos lugares pero rediseñados de tal manera que lucen completamente distintos. Una experiencia única que logrará satisfacer desde los gustos más refinados de los nuevos jugadores, hasta las ilusiones de jugones de antaño que revisitan este título tras diecisiete años de ausencia. Mención muy especial, además de para la pulcritud gráfica del título, a la iluminación. La variedad de luces, el juego de sombras y la magia que desprende todo el conjunto hacen de este juego una maravilla audiovisual. Pequeños detalles como estos hacen que el juego gane muchos enteros y merezca los veinte euros que cuesta.

Sonido

La banda sonora de este juego es adecuada y coherente con la propuesta visual del universo Oddworld. En líneas generales acompaña de buen grado, con melodías que nos ayudan a concentrarnos, siempre dirigidas bajo un ritmo en general pausado pero que ante los momentos más intensos se acelerará como nuestro corazón ante la tensión. Por otro lado, cabe destacar el silencio.

Y por qué digo esto, porque hay momentos en la trama en los que los silencios serán los mayores protagonistas. No habrá música de fondo, solo el ruido de la maquinaria, de los ronquidos de nuestros enemigos, de las pisadas de Abe y de los elementos que estén en movimiento en la pantalla. Esos silencios hablan más que cualquier melodía, que cualquier diálogo y, a pesar de que pueda parecer incongruente, esa falta de sonido es el mejor complemento que se puede tener, porque hace destacar los efectos sonoros, que a pesar de ser muy básicos, logran cumplir su función.

El sonido nunca tiene que ser una mera distracción. La banda sonora tiene que ser algo que nos introduzca en el juego, en el mundo, en este caso en las sensaciones angustiosas de nuestro protagonista y en esta ocasión, los chicos de Just Add Water, lo han logrado de una manera más que notable.

Jugabilidad

Los juegos de plataformas en 2D están en alza pero la mezcla de géneros que tiene este título lo distingue del resto. Guiños diversos a por ejemplo juegos de plataformas como el Prince of Persia clásico o el Another World, mezclado con puzles inteligentes que resolver al estilo Trine, aderezado con el sigilo e infiltración de sagas como Metal Gear generan un producto muy distinto al del resto de juegos de su género. El universo Oddworld es grande, complejo y nuestro personaje a pesar de tener un objetivo muy básico, para alcanzar su meta no será un paseo por el campo. Tendremos que exprimir nuestros sesos al máximo para no convertirnos en picadillo para hamburguesas. Un juego altruista y generoso para con los Mudokon pero algo egoísta con el jugador, y eso que como remake que es, se ha adaptado a las “exigencias” del jugón actual.

Podremos controlar el castigo que reciba nuestro personaje dependiendo de la modalidad de juego que hayamos elegido. Si somos lo suficientemente hábiles y valientes, podremos jugar como antaño en el modo difícil, donde un pequeño error de cálculo en un salto, o una pisada de más acarreará la muerte de Abe de la manera más dramática posible. Si somos más conservadores, podremos jugar en los modos fácil y normal donde tendremos algo más de margen de maniobra.

Las mecánicas son muy simples: no podemos atacar, no podemos defendernos, pero tenemos otro tipo de “armas” que nos ayudarán a salvar todos los obstáculos y todas las situaciones, por muy disparatadas que sean. Desde elementos naturales como la niebla y agujeros en la tierra, hasta la opción, usando nuestros poderes de chamán, de apropiarnos de la voluntad de nuestros enemigos para poseerlos y hacer con ellos lo que nos venga en gana.

El juego original contaba con un control algo rígido, muy tosco, que se asemejaba a la propia fisionomía y aptitudes de nuestro personaje y ese matiz se ha conservado en esta revisión del juego. Al menor desliz con el gamepad la torpeza de nuestro personaje y sus congéneres se hará patente. Serán frecuentes los resbalones que nos harán tropezar con minas, caer en pozos sin fondo o en trituradoras que nos harán pasar a mejor vida. La potencia del salto dependerá del grado de carrerilla que tomemos y eso también influirá en la frenada de nuestro personaje. Nos costará mucho adaptarnos a estas situaciones.

Por otro lado los puzles propuestos en esta aventura son garantía de diversión, a pesar de lo frustrantes que puedan resultar en algunos momentos concretos de la partida. Será una mezcla agridulce de desazón por no lograr pasar y de satisfacción personal cuando hayamos superado el típico escollo que te ha hecho repetir una fase varias veces. Es adictivo, desafiante, divertido y largo. De hecho completar toda la aventura será una tarea titánica que pondrá a prueba la paciencia de los más valientes.

Conclusión

Ha sido una sorpresa más que agradable toparnos de nuevo con Abe. Just Add Water ya nos dejó un muy buen sabor de boca con sus dos entregas anteriores: Stranger’s Wrath y Munch’s Oddysee y gracias al éxito de estos hemos podido disfrutar de la reedición de este clásico de Playstation 1.

En el sentido audiovisual no hemos visto ningún título que explote así de bien el motor Unity. La banda sonora es muy agradable. La jugabilidad está muy bien conseguida, a pesar de la rigidez de los controles. La historia está muy bien contada. En este punto sí que es una pena que el doblaje no esté en castellano, a pesar de que el juego original sí que contaba con esa opción. Los momentos humorísticos son épicos y el carisma de los personajes es incuestionable.

Un remake de un juego que sí que hacía tiempo que no veíamos. El inicio de una franquicia que se merecen volver a disfrutar los jugones que lo probaron en Playstation 1 y los que acaban de aterrizar en esta nueva generación. Un título exigente que castiga a los torpes pero que recompensa a los pacientes. Un capítulo de la vieja escuela edulcorado en todos los sentidos para la nueva generación. Sin ninguna duda uno de los juegos del verano que además viene con trofeos que garantizan la rejugabilidad y que si además, queremos completar al 100%, nos dejará enganchados al «gamepad» durante varios días. Te damos la bienvenida de nuevo, Abe, te vemos mejor que nunca.

Lo mejor:

Lo peor:

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